Introducción
Monday, November 21, 1994 (10:00 PM)

Monica: Mejor un resfriado que el que os rapten u os suceda algo peor. – Le contesta. – Así la próxima vez que os apetezca ver cómo llueve, lo miraréis a través de la ventana y sin que os llamen la atención. – Argumenta y sentencia. – Os quiero en la puerta dentro de media hora. Como os entretengáis y tardéis en bajar, más tiempo os dejaré en el porche.
La travesura fue un fallido intento por salir de la casa sin que nadie las viera, tan solo por experimentar una última vez eso de escaparse sin permiso, aunque no fueran a ir más allá de los escalones de la entrada principal. Sin embargo, las pillaron in fraganti. Ni las tutoras ni las voluntarias que les ayudan estaban tan centradas y pendientes de las demás como para no percatarse de estos movimientos.


Monica, como responsable y autoridad, ha tomado cartas en el asunto y lo ha considerado lo bastante grave como para no dejarlo estar. Tampoco se ha conformado con un «No lo volváis a hacer» o «castigadas a vuestra habitación«. Ha querido que sean conscientes de la gravedad de sus intenciones, dado que para ellas dos parece que no tiene tanta importancia; tan solo se iban a asomar a la puerta.
Una noche de mediados del mes de noviembre, una noche de lluvia y con una temperatura ambiente que no resulta demasiado agradable, pero se soporta, una noche para que Monica se haya puesto seria con nosotras y dado una lección para que nos demos cuenta de la suerte que tenemos porque vivimos en el St. Clare’s y no a la intemperie, que nos demos cuenta de que, con nuestras ocurrencias, las únicas que nos perjudicamos somos nosotras.
Escarmiento público
Nadie las obliga a cumplir este castigo a la fuerza y por las malas, porque se trata de un castigo. El planteamiento es convertirlo en algo aleccionador para el resto de las chicas y que sirva de escarmiento, por si alguna tuviera otra ocurrencia similar.

Si lo que Jessica y Jodie tienen es curiosidad por ver cómo llueve o el frío que hace esta noche, por experimentar lo que es estar en la calle en plena noche y sin que nadie se preocupe por su seguridad, Monica no tiene ningún reparo en permitírselo, pero sin que tengan que salir a hurtadillas.
Es decir que, a la vista de las demás, salen cada una de su dormitorio, en pijama y teniendo que soportar el hecho de que las observen. Lo que puede resultar un momento, hasta cierto punto divertido, tampoco pierde del todo su intención ni sentido aleccionador. Si tienes que «escaparte«, mejor que lo sepa todo el mundo, nada de andar a escondidas.
Charlas en la oscuridad
Dado que ellas se lo toman con calma, que no va a ser un salir y volver a entrar, a pesar de las horas de la noche que son, del frío de noviembre y de la humedad ambiente tras una tarde lluviosa, en vez de amargarse o mostrarse agobiadas por verse en la calle, a la intemperie, se relajan y se toman la experiencia sin ninguna preocupación. Ya les avisarán cuando sea hora de entrar.
Incluso da la sensación de que permanecen ajenas a todo y se comportan como si hubieran salido al patio en una cálida tarde de primavera. No demuestran ningún temor ni preocupación; aunque «echadas» a la calle, se saben y se sienten seguras, protegidas. Este castigo es más una broma.

Jodie: ¿Ese es tu pijama? —me pregunta como si le hiciera gracia. —¿Qué has hecho con los que te ponías cuando estábamos las tres juntas?
Su conversación es sobre cuestiones triviales, confidencias de chicas, como el hecho de que Jodie se muestra un tanto contrariada y sorprendida por el cambio en algunos hábitos y costumbres de Jessica. Como si después del tiempo que llevan conviviendo en el St. Clare’s no ha sido hasta que Jessica se ha mudado al trastero cuando se ha percatado de que es menos «rara» de lo que pensaba.

Jess: Sí, éste es uno de mis pijamas. – Le confirmo. – No me lo he puesto especialmente para la ocasión. Ahora que tengo el dormitorio para mí sola, antes de la cena lo pongo sobre el radiador para que se caliente y me cambio antes de acostarme y así contrarresto el frío.
Así nos enteramos de los pequeños trucos que Jessica tiene para dormir y compensar en parte el hecho de que su dormitorio sea el trastero, con la suerte de que llega hasta allí la calefacción central de toda la casa. que, a pesar de ser un anexo, tampoco vive aislada del todo. Disfruta de las mismas comodidades que las demás y no son tantas las desventajas de dormir aislada.

Jodie: Las chicas comentan que eres un poco rara y los chicos no tienen muy claro lo que piensan sobre ti, porque con algunos has jugado en el parque; con otros te has peleado y el resto ha escuchado rumores. Un caso aparte son los que han intercambiado ropa contigo, porque esos sí que son raros de verdad. ¿A qué tipo de chicos les interesa la ropa de una chica?
Jodie se convierte en la voz y la portavoz de todo el mundo a la hora de expresar su opinión y contrariedad con respecto a la actitud y comportamiento de Jessica, por si esta no fuera consciente de sus rarezas, lo que va más allá del hecho de negarse a asistir a clase de Spanish o rechazar la posibilidad de tener una familia de acogida para los fines de semana y las vacaciones. Lo de «chica rara» es una definición que encaja a la perfección con Jessica.
En cambio, nos encontramos con una Jessica que tiene un concepto de sí misma algo más favorable, sin llegar a desmentir lo que es obvio. En contra de lo que Jodie puede dar a entender o del concepto que la gente se ha podido formar de ella, sus «rarezas» no la convierten ni le hacen sentirse diferente a cualquier otra chica.

Jess: ¡Nunca he tenido pijamas de chicos! —le contesto como si ella no lo supiera.
Todo lo que hace o evita hacer es por rebeldía. Es su manera de protestar y de llamar la atención para que no se olviden de buscar a su padre, para dar a entender y dejar constancia de que, a diferencia de las demás niñas del St. Clare’s, al menos así es como ella se siente; ella tiene un padre que algún día vendrá a buscarla, tan pronto como le localicen y hagan saber de su existencia.
El test de la revista
La cuestión es que Jodie se ha traído al castigo una revista para adolescentes, de esas en las que en ocasiones hay cuestionarios para descubrir la personalidad, y no tiene reparo en someter a Jessica a ese interrogatorio para que afloren de manera más objetiva esa personalidad y así que ambas se convenzan de que ninguna de las dos tiene nada «raro» de lo que preocuparse.
Este control psicológico se asume que ya lo gestiona Ana de una manera mucho más profesional y personalizada, pero para Jodie recurrir a este tipo de revistas es una manera de expresar su rebeldía adolescente, de empezar a sentirse mayores y con ideas propias, que ya no necesitan tanto de esa supervisión porque hay cuestiones sobre las que hay un cierto reparo a hablar, por no sentirse juzgadas.
- ¿Qué color de cabello y qué corte de cabello son perfectos para ti?
- ¿Cómo es tu personalidad?
- ¿Qué música te gusta?
- ¿Cuál es la forma de tu cara?
- ¿De qué color es tu piel?
- (….)
Así, entre preguntas y respuestas, Jessica va componiendo lo que entiende que es su personalidad. Se evidencia más su parecer que las impresiones de Jodie. Que es una adolescente con sus particularidades, pero en el fondo y sobre todo «una» adolescente; que su gusto por vestir con alguna prenda no tiene ningún sentido ni intención oculta.
En cierto modo, se evidencia que el hecho de que Jodie se haya mostrado un tanto fría o distante con ella no ha sido tanto porque Jessica se haya comportado como una chica un tanto solitaria e introvertida, sino porque se había creado una impresión equivocada de ella, influenciada por la opinión general. Jessica es «rara» con pleno conocimiento, como un acto de rebeldía contra sus circunstancias, como su única vía de escape, pero sin excesos.
Origen
- Esperando a mi Daddy. Monday, November 21, 1994.docx
- Reflexiones personales

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