Como para no fiarse

Introducción

Friday, June 23, 1995 (10:30 AM) 11:25 AM

Quienes conocemos a Jessica, a esta dulce muchachita de aspecto dulce y angelical, sabemos que hay momentos en los que es preferible no perderla de vista porque es experta en desaparecer, en provocar que los demás pierdan tiempo y queden en nada los planes en los que se la haya pretendido implicar.

De hecho, a lo largo de la última hora Ana ha insistido de manera reiterativa en que viene un taxi a recogerlas, que se requiere puntualidad, que no hay un minuto que perder porque todo está programado al segundo, que cualquier retraso o imprevisto de última hora generará muchos trastornos y, aparte de perder el avión, habrá quien pierda la paciencia.

Para Jessica eso de perder el vuelo no sería tan malo, porque implicaría que se tendrían que quedar en el St. Clare’s, que se suspendería el viaje y, por lo tanto, podrá seguir pendiente de que llegue su padre o alguna noticia de este. Se evitaría el remordimiento de pensar que esta vez sería ella quien le fallara por haberse marchado. Todo sea que, por una vez que ella se ausenta, a su padre se le ocurra presentarse y no haya nadie para recibirlo.

Sin embargo, ahora que la maleta ya está preparada, cerrada y lista para sacarla al porche, Ana ha dejado claro que no hay tiempo para que Jessica se cambie de ropa; tal y como va, se considera aceptable. Estamos a comienzos de verano; Jessica es una adolescente y tampoco hay un vestuario estipulado para viajar. Aparte de que no hay tiempo para abrir la maleta ni para cambiarse.

Lo que sí hay, lo que está previsto, es que antes de marcharse, Jessica pase por el cuarto de baño. Que tan solo hace un par de horas, como mucho, que fue por última vez y quizá no tenga muchas ganas, pero es una previsión a futuro, que como se le ocurra decir que tiene ganas antes de subir al avión, que le ha entrado el apretón de última hora, dará mucho que pensar y poco de lo que fiarse.

Jessica vestida esa mañana.

¿Y si se escapa?

El St. Clare’s es un edificio de dos plantas. En la de arriba se encuentran los dormitorios, incluido el trastero, el dormitorio de Jessica. Además, para salir del trastero, aparte de recorrer ese sombrío pasillo, hay que pasar por delante de la puerta de uno de los cuartos de baño, de manera que no supone ningún problema aprovechar. Un pis rápido.

El problema es que Jessica se conoce la casa como si llevase toda la vida viviendo en ella, como si supiera aprovechar todas las ventajas de ésta para evitarse aquellos compromisos que no son de su agrado. La ventana de este cuarto de baño da al patio de atrás y lo de la altitud, cuando se trata de «jugar al escondite» o a «la fuga», es el menor de los problemas.

Vista del St. Clare’s// diseño 3D

Como Ana se queda en el pasillo, en la puerta, cuidando de la maleta, porque tampoco es cuestión de que se conviertan en inseparables, Jessica aún podría tener una oportunidad de meterse en problemas y fastidiarle los planes.

Lo que no están tan claras son las repercusiones de esa travesura, porque quizá Jessica se pueda sentir traicionada por Ana por lo inesperado que es este viaje para ella, pero eso de ser Jessica quien defraude la confianza de Ana y se escape como hacía hasta hace no mucho tiempo no parece que le vaya a aportar nada bueno.

Jessica se quiere quedar en el St. Clare’s. Ana ha convencido a los administradores para que eso sea factible, si no durante cuatro años, hasta que vaya a la universidad, al menos uno a prueba y ya se irá viendo lo que sucede en cursos posteriores, según sean el comportamiento y los progresos de Jessica en los estudios y su relación con las demás niñas.

Como el nuevo curso aún no ha comenzado y tampoco se ha descartado de manera definitiva que no se vaya a producir el traslado de Jessica al otro internado, es a ella a quien más le interesa escoger lo que más le conviene. Es un chantaje emocional o una prueba de madurez.

Si llegas antes, espérame en el porche.

De todas maneras, Ana prefiere afrontar esta situación con un voto de confianza y buen humor, dando a entender que no ha descartado que Jessica pueda causar problemas en el último momento. Le deja claro que, con independencia de lo que haga, se marcharán de viaje, que hay muchos vuelos que llevan a su destino.

Ana: Espabila que el taxi llega en dos minutos y conviene que estemos en el porche. – Me indica sin perder la seriedad ni la firmeza. —Mejor que no hagas ninguna tontería, porque te agarro de las orejas y no te suelto hasta que lleguemos a nuestro destino. – Me advierte. —Si saltas por la ventana, que sea para llegar antes que yo al porche. —Me dice con un poco de complicidad.

Ana: Ana: Hurry up. The cab is arriving in two minutes, and it will be better that we are on the porch. Better, you do not do anything stupid, because I could grab your ears and I do not let you until we reach our destination. If you jump out the window, so that you will get before me to the porch.

No hemos de olvidar que se trata de Ana, que eso de que disponga de un teléfono móvil es como si tuviera una varita mágica, que siempre va un paso por delante de lo que a Jessica se le pueda ocurrir.

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