Introducción
Saturday, June 24, 1995. Vuelo PHL – ? 740 (06:00 AM)
No nos vamos a dejar engañar. Da igual las horas que hayan transcurrido desde que Ana aconsejara a Jessica que intentara dormir, por el hecho de aprovechar las horas de vuelo para dormir y que el nuevo día sea como un nuevo despertar a primera hora de la mañana.
Sin embargo, Jessica está nerviosa, inquieta, tanto por el viaje en sí, por el hecho de ir en avión, como por la evidencia de que toda su lógica se descuadra por momentos. En unas pocas horas, ha pasado de estar en su dormitorio, tranquila y escribiendo en su diario, a la espera de que Ana le pidiera ayuda para hacer un zafarrancho de limpieza en la casa, ante la llegada de los albañiles, a encontrarse en ese avión con destino desconocido.
Si el día suele durar 24 horas, en este caso tiene la sensación de que le han robado unas cuantas sin una explicación, sin argumentos que le convenzan de que tiene que ser así. Ella, a las 07:30 P.M., en un día normal, lo que espera es la hora de la cena, no encontrarse en medio de ninguna parte sin saber en qué hora vive.
El caso es que, sin sueño, con la sensación de que está perdida y que todo carece de sentido, a lo largo de esta, llamémosla «noche», se ha sentido desvelada, nerviosa. Incómoda en el asiento del avión y teniendo que permanecer en silencio porque el resto de los pasajeros dormían, despreocupados y ajenos a los quebraderos de cabeza de Jessica.
Diario de Jessica
Changed hour.
Massachusetts: Boeing 747
Day: June 24, 1995
Time: 06:00 AM
Arrival Time: ¿Saturday 6/24/1995 02:00 AM?
Su único refugio es plasmar sus contrariedades en ese cuaderno que Ana le ha prestado, aunque también le haya recomendado que duerma y, en lo posible, que mantenga esa luz individual apagada porque a ella le ilumina, pero para los demás pasajeros es un molesto foco de luz que rompe con la oscuridad o penumbra deseada.
¿Buenas noches o buenos días?
Debíamos haber llegado a nuestro destino hace cuatro horas, según los cálculos que me había hecho, pero me da la sensación de que nos hemos perdido, que el avión no funciona bien porque aún no hemos aterrizado y vamos con demasiado retraso. Sin embargo, todo el mundo parece tranquilo. Este es mi primer viaje y la primera vez que vuelo en avión. Tal vez esté un tanto despistada, pero lo cierto es que no entiendo nada. Si Ana pretende que no tenga claro hacia dónde nos dirigimos, sin duda ha conseguido que me desoriente, que haya de admitir que ha sido una torpeza por mi parte que no haya viajado más hasta ahora.
De manera que entendemos que, aunque se reprima la mayor parte del tiempo, cuando el desvelo y el aburrimiento superan su capacidad de resistencia, el impulso de escribir es superior a sus fuerzas. Mejor plasmar esos pensamientos sobre el papel que dejar que sigan dando vueltas por su cabeza.
Su inquietud, sus cálculos mentales, habían fijado la hora del aterrizaje a las 02:00 A.M., pero como consecuencia del cambio horario, todo se le ha descuadrado, de manera que no le queda otra que permanecer atenta a lo que sucede en el avión, a la espera del próximo aviso del piloto o que, por eso de las turbulencias, haya de abrocharse el cinturón de seguridad, aunque quien no se lo haya desabrochado se desentiende.

La confianza
En lo único que le queda confiar es en que Ana tiene claro a dónde van y que el piloto mantiene el control sobre el avión, aunque sea «el piloto automático», porque para una adolescente que no ha salido de su barrio en toda su vida, todo esto de los aviones le queda un poco lejos de su conocimiento.
Ella es más de volar con la imaginación, de soñar con un mundo perfecto en el que su padre, su «Daddy», viaje desde ese lugar llamado «Toledo (España)» hasta el «St. Clare’s Home for Girls» para recogerla y hacerle saber que tiene todo su cariño de padre.
Confía en que detrás de este misterioso viaje a lo desconocido no haya nada turbio y sea cierto eso de que las autoridades están debidamente informadas al respecto, porque ella se ha encontrado por sorpresa con que se tenía que hacer la maleta y no había tiempo para protestar porque ya está todo organizado.
Ahora mismo, en la única persona en la que se atreve a confiar es en Ana. El resto de las personas que viajan en el avión, pasajeros y tripulación, son unos completos desconocidos, como si se hubieran presentado a las puertas del St Clare’s pretendiendo ser familias de acogida para Jessica. Su primer impulso sería salir corriendo. Sin embargo, no puede saltar del avión en pleno vuelo y tampoco sabría dónde esconderse.

Origen
- Esperando a mi Daddy. Saturday, June 24, 1995
- Reflexiones personales
- Conversación con ChatGPT

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