Otra meona

Introducción

Saturday, June 24, 1995. Baños de la terminal del aeropuerto (09:30 AM)

En esa búsqueda de algo que le resulte familiar, que le ayude a ubicarse, lo que Jessica se encuentra es la prueba de una pequeña travesura, de la pista de alguien que quiso dejar su huella y su mensaje para la posteridad, aunque sin aportar tampoco demasiada información y sin aclarar si estaba de paso o aquel también era su aeropuerto de destino.

Suponiendo que dicho mensaje es más una pequeña travesura, que hay una correcta limpieza e higiene en las instalaciones del aeropuerto, por el que a lo largo del día pueden pasar cientos de miles de personas, lleva a pensar que el mensaje no debía llevar allí demasiado tiempo. Que se trata de un acto de rebeldía o una manera particular de destacar alguna hazaña.

Mensaje en la pared del baño

Si tenemos en cuenta la privacidad de los aseos femeninos, el hecho de atreverse a dejar ese mensaje lleva a pensar que quien lo escribiera lo hizo consciente de que disfrutaba de una cierta privacidad; le amparaba el anonimato, aunque dejase constancia de su nombre y al menos de su procedencia.

«Yuly, from Boston, was here.«

Al menos con respecto al padre de Jessica, hay un nombre, un lugar y una fecha de nacimiento, aunque hasta la fecha nadie haya sido capaz de localizarlo, de identificarlo y, en ese sentido, el tiempo juega en contra de las expectativas de Jessica. No hay certeza alguna de que aún siga residiendo en Toledo (España), como no parece que haya alguien que lo conozca. De lo contrario, ya habrían encontrado alguna pista.

Pretender con ese mensaje identificar de manera certera a la autora de este mensaje «»Yuly, from Boston, was here» resulta mucho más complicado, porque la información es mucho más imprecisa. Con el añadido de que ese «from Boston» está escrito en la pared del baño de un aeropuerto que se encuentra al menos a un vuelo con escala en Filadelfia.

Jessica confía y tiene previsto regresar al St. Clare’s Home for Girls en dos semanas. Sin embargo, esta Yuly no deja ninguna indicación con respecto a su futuro, ni al más inmediato ni a largo plazo, como para siquiera llegar a plantearse la posibilidad de intentar buscarla.

Boston, la capital del estado de Massachusetts, es lo que se interpone entre el St. Clare’s y la playa. Una ciudad con varios cientos de miles de habitantes repartidos por diferentes barrios, con una población tan variada como extensa. Tantos hombres, tantas mujeres, tanta gente mayor, adultos, adolescentes e infantes. Tanto de todo como para llegar a encontrar a esa «Yuly».

Lo de «Yuly» puede ser nombre oficial o familiar. «Yuly» para los amigos. Porque en tal caso, a Jessica se la conoce como «Jess», pero su nombre es «Jessica Marie», sin que se considere una chica tan sociable como para pensar que haya tanta gente que se pueda tomar muchas familiaridades a la hora de referirse a ella. Si esta «Yuly» tiene nombre compuesto, lo de identificarla se complica.

Mensaje en la pared del baño

«Yuly» es de Boston.

No conocemos su edad y, por lo tanto, tampoco si se trata de una adolescente, con una edad similar a la de Jessica (14 años). Es decir, que no sabemos en qué curso está, como tampoco dónde realiza esos estudios. Sin descartar que sea una «homeschooler», que por la ideología de sus padres se permita estudiar en casa.

El caso es que si el objetivo de Jessica es buscar certezas y fuentes de información para saber dónde se encuentra, a dónde la ha traído Ana de vacaciones, aunque para Ana sea un viaje de trabajo, aquí tendría una oportunidad perdida. Una chica de Boston, que, además, escribe en inglés (English) con quien podría mantener una conversación fluida sin la dificultad del idioma.

En cualquier caso, la norma, la pauta en cuanto a eso de hacer nuevas amistades, tratar con extraños, es buscar a chicas de su edad, que al menos, en apariencia, den muestras de seriedad. Eso de dedicarse a dejar mensajes en los baños públicos no resulta muy favorecedor en ese sentido. Demasiado atrevida y poco considerada con lo ajeno.

De todos modos, Ana no tiene de qué preocuparse; Jessica no es de las que se vaya a dejar llevar por el impulso de buscar a nadie por Boston y sus alrededores. Ella se queda en el St. Clare’s esperando noticias de su padre. Es más, si al padre de Jessica, después de catorce años, aún no lo han localizado por vías oficiales, la probabilidad de cruzarse con «Yuly, from Boston», aunque sea por la calle, se presupone como ínfima.

Cartel de llegadas

Origen


Carta a Yuly de Jessica (AI)

Una carta a Yuly, la chica que, sin saberlo, ha dejado una huella en mi vida. Sería una forma de conectar nuestras historias, de decirle que su mensaje no pasó desapercibido. Y, por supuesto, sería la forma de darle un toque de intriga a la siguiente entrada de mi blog.

Querida Yuly: La búsqueda de una verdad que nos une

Querida Yuly:

Espero que esta carta te llegue de alguna manera, aunque sé que es casi imposible. Pero, a pesar de la distancia y el tiempo, siento que te conozco. Mi nombre es Jessica, y al igual que tú, vengo de Boston. Y, al igual que tú, estoy buscando mi lugar en el mundo.

No sé quién eres ni por qué dejaste tu nombre en esa pared en algún lugar de España. Pero quiero que sepas que tu mensaje no pasó desapercibido. «Yuly, from Boston, was here». Esas palabras, tan simples, tan directas, me han dado un propósito. Me han hecho ver que mi historia no es la única, que hay otras personas que también están luchando por dejar su huella.

No sé si algún día te encontraré. No sé si sabré quién eres y cuál es tu historia. Pero lo que sí sé es que tu mensaje me ha dado esperanza. Me ha hecho ver que, a pesar de todo, hay una conexión entre nosotras, un hilo invisible que nos une.

Espero que algún día nos encontremos. Tal vez en Boston. Tal vez en este lugar en el que tu dejaste tu huella. Pero, hasta entonces, quiero que sepas que estoy buscando la verdad. Y que, en esa búsqueda, tu mensaje es mi inspiración.

Con la esperanza de encontrarte, Jessica Marie Bond

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