Conversaciones a puerta cerrada

Hablan a través de la puerta.

Saturday, June 24, 1995. Baños de la terminal del aeropuerto (09:30 AM)

Aunque Jessica no esté excavando ningún túnel ni planeando ningún tipo de fuga que ponga su integridad en riesgo, porque ello pondría a Ana en una complicada tesitura e implicaría una total pérdida de la confianza, eso de que Jessica termine y salga no es tan simple, porque mantiene la puerta cerrada.

Distraída como está por observar los mensajes escritos en la pared del baño, se le ha pasado por alto el motivo por el que se encuentra ahí encerrada, de manera que la llamada de atención de Ana le ha servido para que reaccione, para que despierte, entendiendo que hay cuestiones que es mejor no dejar que salgan sin más. No causaría buena impresión.

 ¡Ya salgo! – Le repito antes de que insista y me ponga en evidencia ante todo el mundo.

[Desde el otro lado de la puerta] Termina de vestirte y vayamos en busca de mis amigos antes de que se preocupen. – Me pide. – Entre las gestiones en la aduana y esto, llevamos perdida más de una hora. – Constata con cierta preocupación.

Ana parece dar por sentado que sus amigos les vendrán a recoger, pero que cuentan con un pequeño margen de tiempo para hacer las correspondientes gestiones administrativas y, en último término, pasar por el aseo, con el argumento de que han llegado en uno de los primeros vuelos de la mañana y evitar que sus amigos se tengan que dar el madrugón.

 ¿La casa de tus amigos está lejos de aquí? – Le pregunto intrigada. – ¿Ya has estado alguna vez?

[Desde el otro lado de la puerta] Calculo que queda una hora y media de coche. – Me responde. – Es la primera vez que les visito en esta casa, pero los conozco desde hace algunos años. – Me aclara. – No vamos a casa de unos extraños. – Aclara para que no me inquiete.

No se quedan en la terminal.

El St. Clare’s Home for Girls se encuentra a una media hora en coche del aeropuerto internacional de Logan, en Boston. El dato que ahora proporciona Ana con respecto a su próximo destino es un viaje en coche, por carretera, mucho más largo, como queriendo dejar claro que a cada paso que dan se alejan un poco más de su punto de partida.

Ana sabe de la distancia, y parece estar bastante segura con sus cálculos, aunque reconoce que para ella también será la primera visita y que la información que le ha dado a Jessica sobre la casa es por referencias. Es decir, que quizás la costa, la playa, se encuentre un poco más cerca de lo que ha creído entender, o la piscina no esté lo que se dice a un paso, sino a dos, de la casa.

En este país, por lo que parece, hay un momento de su vida en que tienen por costumbre mudarse de casa y que, en el tiempo en que dura esta amistad, este conocerse, de Ana con sus amigos, ya lo han tenido que hacer en alguna que otra ocasión, o es que las visitas de Ana no son tan frecuentes.

Es más, se puede deducir que no son amigos a los que conozca desde siempre, aunque no les quiera dar el calificativo de «extraños» y mantenga con estos la suficiente confianza como para pedirles alojamiento durante dos semanas, arrastrando a una adolescente algo complicada con ella. En definitiva, pocos años de amistad, pero suficientes como para que se haya generado esta confianza, esta cercanía entre ellos.

¿La confianza es mutua?

No sabemos si en casa de Ana. o de sus padres, suele acoger a amigos cuando vienen de visita larga. Sin embargo, la presencia de «extraños» en el St. Clare’s Home for Girls está bastante restringida, por falta de espacio y por velar por el bienestar de las niñas que residen allí.

En todo caso, el tema de la entidad es «All are welcome» (Todas son bienvenidas); se entiende que se refiere a las niñas. No a gente relacionada con la vida social de los trabajadores, salvo causa muy excepcional y justificada, por eso de ser hospitalarios con todo el que lo necesite.

Tal vez sea una de esas ocasiones en las que Jessica haya de aprender una lección de vida y ser un poco más abierta de mente, menos reacia a la posibilidad de tener una familia de acogida o a confiar en aquellos que de algún modo se ofrecen a ayudarla con sus problemas y circunstancias.

Es más, como ya supone que está en un país donde el idioma oficial es el español, esto es una llamada de atención para que se replantee su mentalidad y sus recelos, que no todo lo que suene a «español» le ha de provocar malas sensaciones o retortijones, por ese anhelo de cariño paternal, por sentirse frustrada con la vida y sus circunstancias.

Estos amigos, al menos, a diferencia de las familias de acogida que en su momento rechazaron a Jessica, porque esta no puso nada de su parte en convencerlos de lo contrario, no han puesto reparo en darles alojamiento durante dos semanas y que, si Ana se tiene que ausentar para ocuparse de esas gestiones, Jessica se quede bajo su cuidado.

También es verdad que, como Jessica se enteró de este viaje en el último momento, tampoco ha tenido ocasión de protestar, pero, aunque sea asumiendo el riesgo de que dos semanas den para mucho, los amigos han mantenido su buena predisposición.

Cartel de llegadas

Origen