Etiqueta: Jessica, Esperando a mi Daddy
He revisado el «Informe de Situación: Excursión del 2 de Julio de 1995» y he encontrado la clave de todo: esa conversación en el coche con los amigos de Ana, Sonia y Carlos. En ese momento, yo apenas procesé lo que se decía, en parte porque hablaban en español, un idioma que me negaba a aprender. Pero ahora, con la perspectiva del tiempo y con un mejor conocimiento del idioma, entiendo que me estaban dando todas las respuestas.
La conversación que me lo reveló todo: Las palabras que no escuché.
Hay momentos en la vida en los que la verdad está justo delante de tus ojos, pero no la ves. Te la dicen, pero no la escuchas. A mí me pasó un domingo por la tarde en Toledo. Llevaba días en una burbuja de apatía y resistencia, negándome a aceptar el lugar en el que estaba. Y la verdad me fue revelada en un coche, en una conversación entre Ana y sus amigos, Sonia y Carlos. Ellos hablaban de una fiesta, de la vida de Ana y de un misterioso «asunto».
En ese momento, mis oídos solo oían un murmullo sin sentido. Mi mente estaba absorta en mi propio laberinto. Pero hoy, como un detective que revisa las viejas grabaciones, he vuelto a esa conversación. Y ahora entiendo lo que decían.
Hablaron de una fiesta, la «fiesta grande de la ciudad», que había tenido lugar dos semanas antes. Y de repente, los adornos que vi en las calles y que para mí no eran más que un atrezzo de una ciudad muerta, cobraron vida. Entendí que yo había llegado justo después del final de una gran celebración.
Hablaron del «asunto» de Ana, y de que no necesitaba ir a la universidad local para su «tarea». En ese momento, yo solo sentía la frustración de sus secretos. Pero ahora entiendo que ese viaje de trabajo, esa «tarea», era la búsqueda que ella había emprendido para mí. Ella había venido a Toledo para investigar. No era una simple excursión; era una misión.
Y luego hablaron de la vida de Ana. De que era soltera y que había tenido una oportunidad amorosa que no prosperó porque prefirió «quedarse con sus niñas». En ese momento, esas palabras no significaron nada para mí. Pero hoy, entiendo la verdad de su vocación. Y me doy cuenta de que, sin saberlo, yo era una de sus «niñas».
La verdad es que en ese coche no solo estaban hablando de fiestas y de asuntos de trabajo. Estaban hablando de mí, de mi historia, de las piezas que me faltaban en el rompecabezas. Y yo, en mi «ignorancia deliberada», no quise escucharlos.
Hoy, con mi mirada crítica, entiendo que a veces la verdad no viene en una gran revelación, sino en los susurros de una conversación que no escuchamos, en las palabras que descartamos como irrelevantes. Y en esos murmullos, si aprendes a escuchar, está la historia completa.
¿Hay alguna conversación de tu pasado que, con el tiempo, haya cobrado un significado completamente diferente?
Origen
- Conversación con Jessica – Gem de Gemini
