Reflexiones de su Primer Día

Etiqueta: Esperando a mi Daddy

Friday, September 6, 1995. 05:00 PM Trastero

Un Nuevo Comienzo para Jess: Reflexiones de su Primer Día

Por Ana (Personaje)

Introducción: El Silencio Después de la Tormenta

El día termina en St. Clare’s con una calma que casi se puede tocar. Las risas de las más pequeñas se han apagado y un silencio tranquilo se ha instalado en los pasillos. Este ambiente contrasta profundamente con la tensión y la ansiedad que sentía esta mañana, esperando que Jessica afrontara su primer día en Medford High. Era un día lleno de riesgos, una prueba de fuego para ella y, en cierto modo, también para mí. Ahora, con la casa en silencio, puedo respirar y reflexionar sobre este primer obstáculo superado, una pequeña victoria en una larga batalla.

St. Clare’s Home

1. La Apuesta de la Mañana: Mochila o Maletas

La mañana comenzó sin espacio para la negociación. Al asomarme a su puerta, sabía que cada minuto de más que le concediera en la cama era una invitación al sabotaje. Hoy no era un día para ceder. Tuve que ser directa, recordándole el acuerdo que habíamos hecho, la línea que no podía cruzar. Mis palabras fueron una advertencia clara:

Es a ti a quien ñe ha de preocupar cómo sales esta mañana por la puerta: con la mochila para ir a clase o con las maletas para cambiar de residencia

Este ultimátum no era un capricho. Tuve que mover hilos, convencer a los administradores de que una excepción para una chica que no cumple ni el requisito de edad —ser menor de 14 años— ni el de grado —no haber superado el 8th Grade— era necesaria. Todo pende de su rendimiento en español, una condición que yo misma propuse. Si falla, no solo me falla a mí, sino que valida a todos los que dudaron. Mientras la veía prepararse a regañadientes, no podía evitar sentir una punzada de miedo, temiendo que su instinto de autosabotaje se impusiera y echara por tierra esta oportunidad única.

2. El Regreso y la Prueba del Dictado

Cuando Jessica regresó por la tarde, decidí darle su espacio. La observé de lejos mientras me ocupaba de las niñas más pequeñas, dándole tiempo para procesar el día sin sentirse interrogada. Más tarde, subí a su habitación. La encontré sentada frente a un libro de inglés, aunque era evidente que su mente estaba en otra parte. Era el momento de abordar el tema inevitable: el español.

Mi estrategia fue una pequeña prueba. Le dicto sobre churros, algo sencillo, casi infantil. No busco perfección gramatical; busco una grieta en su armadura. Quiero ver si la curiosidad por una cena deliciosa puede más que su orgullo herido. Mientras le dictaba, le recordé una verdad que ella se niega a aceptar:

Sabes más español de lo que crees. ¡Si no lo hablas es porque no te da la real gana!

Tomé el folio con su escritura fonética, llena de errores. ¡Tan perfecto como siempre!, le dije con todo el sarcasmo cómplice que tenemos. Entonces, le planteé el verdadero desafío. La cena no era una recompensa garantizada por haber ido a clase; era un incentivo condicionado a un esfuerzo. Dejé el texto garabateado sobre su mesa, sabiendo que el deseo de unos churros con chocolate… ¡Deliciosos! la obligaría a luchar con el idioma que dice odiar. Ahora la dejo sola con su propio desastre. Veamos si el estómago le gana la partida a la terquedad.

3. Un Atisbo de Esperanza: La Nueva Amiga

Más allá de los estudios, me preocupaba su aislamiento. En un instituto nuevo, sentirse sola puede ser tan perjudicial como suspender una asignatura. Por eso, le pregunté si había conseguido hablar con alguien, si había hecho alguna amistad.

Su respuesta fue un rayo de luz. Me habló de su nueva compañera de pupitre, Yuly, una chica que, según Jess, parece estudiosa y aplicada. Sentí un alivio inmenso. Saber que no ha estado completamente sola, que alguien se ha sentado a su lado por voluntad propia y, sobre todo, que es una buena influencia, es un avance enorme. Le di el mismo consejo de siempre, esperando que esta vez cale un poco más hondo:

Como te digo siempre, intenta poner algo de tu parte y no te cierres en banda

Este pequeño paso en el ámbito social es tan significativo como cualquier progreso académico. Una amiga puede ser el ancla que necesita para no dejarse llevar por la corriente de la negatividad y el aislamiento.

4. Conclusión: Una Victoria Compartida

Hoy ha sido un buen día. Una pequeña, pero importantísima, victoria. Jessica ha ido a clase, ha sobrevivido a la asignatura de español e incluso ha conectado con una compañera. Sin embargo, soy consciente de que el camino sigue lleno de desafíos. Los principales obstáculos persisten:

  • La aversión de Jessica por el español, que ve como una imposición.
  • Su búsqueda obsesiva de «Daddy», que condiciona todas sus decisiones.
  • Las burlas de sus compañeros, que ya han empezado a mofarse de su apellido.

A pesar de todo, hoy termina con una nota de esperanza. Mi compromiso de seguir apoyándola es inquebrantable. Y esta noche, el cebo de los churros con chocolate se convirtió en algo más. No fue solo una cena que Jess se ganó descifrando un texto; fue un momento de alegría compartido por todas las chicas en el comedor. Ver sus caras iluminadas me recordó que las victorias de Jessica, cuando son fruto de su esfuerzo, son victorias para todo el hogar. Y eso, sin duda, merece una celebración.

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