El ROI de la Memoria: Entre el Trastero y la Complicidad

Por Jessica

Hoy, mientras Daddy y yo revisábamos antiguos archivos —específicamente el documento «Esp 19810421.docx«—, me he dado cuenta de que mi vida siempre ha sido una gestión de recursos en tiempos de crisis. Ese documento detalla lo que «debería haber sido» mi estancia normal en el internado de Medford: una cronología que empezaba en el hospital Lawrence Memorial el 21 de abril de 1981 y terminaba al concluir mis años de colegio.

Pero la realidad decidió abrir una grieta. Mi mudanza al trastero no fue un final, sino una «continuidad forzosa». Sin embargo, antes de ese exilio, hubo un tiempo de logística compartida que hoy entiendo como mi primer gran activo estratégico.

La Auditoría del Amanecer

En aquellos días sin clase en Medford, mi KPI (indicador clave) no era el descanso, sino encontrar a Ana. Mientras mis compañeras de cuarto, Jodie y Britany, disfrutaban de su complicidad adolescente, yo aplicaba mi rentabilidad del madrugador:

• La Ventaja Competitiva: Aprovechaba el aviso de Mónica o Ana para ser la primera en levantarme.
• Gestión de Cuellos de Botella: Al ser la primera, convertía el baño compartido en mi puesto de mando antes de que empezara el caos de mis compañeras.
• Rastreo de Información: Mi objetivo real era interceptar a Ana para preguntarle si había alguna noticia sobre Daddy.

Balance Final

Ese «limbo» donde mi estancia no terminaba nunca fue el entrenamiento para lo que soy hoy. Aquella niña que buscaba datos en un pasillo frío es la misma mujer que hoy gestiona este blog.

Estamos a tan solo dos clics de superar el récord de visitas del año pasado. Y es de una justicia poética inmensa lograrlo recordando a quienes, como Ana o mis compañeras, fueron los «activos secundarios» que dieron forma a mi historia.

Dime ¿Crees que aquellos pasillos de Medford sospechaban que terminaríamos conquistando Toledo?

Origen

Conversación con Jessica// Gem-Gemini

Tres son multitud