Era viernes, lo recuerdo como ayer,
a mi cara le habían vendado los ojos,
y mi mente sentía que le ataban los pies.
Caminaba despacio porque no podía ver,
en mitad del camino me rozó un mano,
en el descanso choqué contra la pared.
Sólo le pregunté a quien me guiaba,
si alguna chica rubia conseguía ver.
Yo era ciego, temía tropezar y caer,
sentía que no llegaba a ninguna parte,
que lejos me llevaban y no sabría volver,
que aquel no era el camino a mi casa,
pero muchas veces lo llegué a recorrer
con los ojos abiertos, ciegos esa vez.
Sólo le pregunté a quien me guiaba,
si alguna chica rubia conseguía ver.
En el silencio hubo cambio de voces,
quien me guiaba ya me dejaba caer,
a mi cara le habían vendado los ojos,
¡Qué lejos me llevaba y no sabía volver!
En mitad del camino me rozó una mano,
en el descanso choqué contra la pared.
Sólo le pregunté a quien me guiaba,
si alguna chica rubia conseguía ver.
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