Sigo en busca de la palabra. Ahora que de nuevo me ha vuelto la vena de escribir, porque una imagen vale más que mil palabras. así que ya os podéis imaginar cuántas palabras necesito, busco de manera incansable, de esa forma incuestionable de que cuanto escribo tenga un sentido para ti, que no se quede tan solo en rellenar páginas, hojas o post en el blog, en mi vida. Porque te puedo escribir mil poemas. Lo sé, ya lo he hecho, pero falta la palabra- ¡Vaya contrariedad! Un poeta, un escritor, alguien que se define como artista de la palabra, que te ha escrito mil poemas y, sin embargo, es lo que me falta. He construido un edificio sin ladrillos, sin la estructura que lo que mantenga en pie, por eso tal vez lo veas como un montón de algo difícil de definir.
«El Arrebato», dice en su canción «Cuando quieras quiero»
"Pero no se trataba de volver a verte Se trataba de verte volver, que es diferente"
¿De qué se trata escribir?
¿Se trata de volverte a ver? Entonces la palabra es «Vista». Ya está. Déjate ver para que te vea. Pasa por delante de mí, manda una foto en la que pueda contemplar tu imagen – vale más que mil palabras-; recordar su presencia y llenar el vacío dejado por su ausencia. Pero ahí no está la palabra que busco, qué quiero devolverte. La palabra que busco no se trata de mí ni de lo que pueda decir, porque tan solo son palabras, porque permanezco estático en el tiempo. Sin embargo, soy «un escritor de cajón» que quiere abrir la ventana y soltar todo eso que escribe, todo eso que vive sin palabras, porque seguro que en Internet, en cualquier enciclopedia o diccionario hay miles de palabras. Y si hay una palabra, ya tienes el inicio de un verso, de una novela, del guión de una película, de una conversación, de una frase, que son un montón de la palabras con un sentido.
Las palabras vuelven, es fácil volver a leer lo que ya he escrito, corregirlo, mejorarlo, pasarlo por el taller de chapa y pintura para que quede bonito y, si le doy el OK, atreverme a publicarlo. Pero se queda como algo mío, ¿Quién lo ha escrito? Yo. ¿Quién ha decidido que esto se comparte o se queda en el cajón porque tan solo son palabras? Yo. ¿Quién se va a quedar buscando otra palabra para seguir escribiendo? Yo.
Hay que escribir, publicar algo cada semana para que la gente entienda que ese «yo» no es tan solo una palabra. Pero ese «yo», así, suelto, perdido en no sé sabe dónde, no tiene demasiado sentido, no significa nada.
Se trata de eso, de ser diferente. Se trata de la palabra en sí misma. Se trata decir algo con sentido, de que la palabra, cada sílaba, cada letra, cada entonación, valga más que mil imágenes y que quiera otra porque con una no ha sido suficiente.
Entonces ¿Cuál es esa palabra? «Yo» te puedo asegurar que no, porque termina convirtiendo en un virus que rellena toda la pantalla, que se apodera de lo que escribo y hablo de mí. De modo que falta esa palabra que busco. Es la palabra del día, del momento, del ahora; la palabra que se pronuncia, pero sin escribirse, se escribe; en sí misma es una frase, un verso, un poema, un párrafo, la página de una novela, un enciclopedia de palabras. Busco esa palabra que es diferente a lo ya está en lo escrito.
01. octubre 2020