La novela empieza con que Ana ya tiene novio, Carlos. Éste es un chico normal, un amigo del barrio con quien mantiene una relación de varios años y sobre quien todo el mundo tiene un buen concepto. Es un chico con personalidad, estudios, buenos principios y mucha vitalidad, a quien le gusta disfrutar de la vida y siempre encuentra quien le siga. Alguien que se complementa con Ana, dado que le ofrece la libertad que ella necesita, frente a lo que se da a entender como un exceso de protección paternal, aunque no sea el único motivo por el que se muestra un poco cohibida. Ella alude a sus propios criterios y responsabilidades, al hecho de que necesita un poco de orden en su vida, mientras que da la sensación de que Carlos no tiene ningún problema. Carlos le arrastra y la lleva de aquí para allá en cuanto ella lo consiente, la vida y tranquilidad del barrio o su ciudad se le quedan pequeños. Ana también deja constancia de que ha completado sus estudios universitarios fuera, de tal manera que se entiende que cuando regresa a casa es para descansar, no tanto para cambiar una maleta por otro e irse el fin de semana por ahí. Situación que Carlos parece entender y aceptar como una particularidad más de su chica en un primer momento. Sin embargo, cuando Ana se queda sin excusas para no participar de sus planes, la relación termina por romperse.
La explicación de la ruptura está en el hecho de que la vida de Ana se desquebraja, pierde la estabilidad y seguridad que ha habido siempre, surgen problemas que le superan, que le descolocan, y ello termina por distanciarla de Carlos, porque éste sigue con su vida. Ella tampoco deja que renuncie a su libertad y ello les distancia hasta el punto en que se encuentran con que los cimientos sobre los que se asentaba su relación han desaparecido. Es más, Ana deja constancia de que Carlos tarda poco en encontrar quien la sustituya, lo que en cierto modo le hiere aún más, por la impotencia y frustración que ello le genera.
De todos los personajes de la novela, la única con motivos y derecho para hacer una crítica un poco más negativa del Carlos es la propia Ana. Los demás tan solo tienen halagos. Ésta pasa del encantamiento de su madre a la crítica del padre. De verle como parte de un futuro prometedor y perfecto, a ser un poco más consciente de que como persona y como amigos es el chico cuasi-perfecto, es alguien a quien conviene tener cerca porque es de toda confianza y lo demuestra, pero que en el fondo, como su pareja, no lo es tanto y es la realidad lo que se impone. No es Carlos el chico que ha de conquistar el corazón de Ana, no le ofrece la estabilidad ni la tranquilidad que ésta necesita en sus circunstancias personales.
Quizá dado que la relación entre ellos parece afianzarse, que al comienzo de la novela Ana demuestra un mayor grado de interés y compromiso al ampliar un poco más su vida. Se puede llegar a la conclusión de que es este paso lo que inicia su distanciamiento, pero lo que se descubre es que Ana entiende que todo el mundo les apoya como pareja. Como mucho se puede llegar a la suposición de que Ana se empieza a sentir un poco superada por las circunstancias y la personalidad de Carlos, al comprender que no le puede retener a su lado, por mucho que le quiera o se sienta enamorada. La cuestión es que todo el mundo les ve como pareja perfecta, ya que se comportan y actúan como tal.
Una lectura un poco más pormenorizada de esos primeros momentos, en la versión de Ana, también deja entre ver que ésta se siente un poco arrastrada y lo que en el fondo busca como esas salidas de casa es encontrar su lugar en el mundo, que en ese nuevo planteamiento la presencia de Carlos no encaja todo lo que debería.
Orden | Ana | Manuel |
1º amor | Carlos | Amigas |
2º amor | «El poeta» | «Dulce gatita» |
3º amor | Manuel | Ana |
18. abril 2015