Lista de lo visitado hasta ahora: (ver lista en pagina aparte)
Introducción
No nos iremos de la plaza Mayor sin antes haber entrado en el Teatro de Rojas. Una visita de cortesía para que la próxima vez paguemos la entrada y disfrutemos de la variedad de obras que aquí se representan a lo largo del año, porque la ciudad de Toledo también presume de cultura. De hecho, dados los ilustres visitantes, residentes y nativos de la ciudad que han dedicado su vida a la literatura, lo justo es que se les dedique un rincón de la ciudad.
Entre los dramaturgos apellidados «de Rojas», de Toledo, Fernando de Rojas nació en la Puebla de Montalbán (Toledo) en 1470, autor de «La Celestina», pero el teatro está dedicado a Francisco de Rojas Zorilla, nacido en Toledo capital en 1607. Ignoro el parentesco que pudiera haber entre ambos
Teatro de Rojas
El Teatro de Rojas es un teatro de la ciudad española de Toledo, inaugurado en 1879 sobre el antiguo corral de comedias llamado Mesón de la Fruta y en su construcción participaron varios arquitectos. Se denomina así en honor del dramaturgo toledano Francisco de Rojas Zorrilla.

El Rojas, el primero de España en la Red de Teatros Históricos (02/11/2014)
El Teatro de Rojas es desde este viernes un miembro más del selecto club de la Red Europea de Teatros Históricos. Una designación que lo equipara a escenarios tan emblemáticos como el Goethe y el Bayreuth de Alemania, la Ópera de Margrave, el Teatro du Chateau de Francia, el Real Bury St. Edmunds, en Reino Unido, y el Teatro all Antica Sabbioneta de Italia, entre otros.
Para ser considerado teatro histórico, los recintos deben haber sido construidos entre los años 1500 y 1900, además de tener cierto compromiso con la revitalización del patrimonio teatral europeo y su difusión.
ABC Toledo 02/11/2014
El Mesón de la Fruta
El llamado «Mesón de la Fruta» estuvo en la Plaza Mayor de Toledo y se le llamó así desde el siglo XV porque se ejecutaban en su patio las contratas de la fruta cuando no había 1 En él estrenó Tirso de Molina muchas de sus comedias de enredo, como, por ejemplo, Don Gil de las calzas verdes en el mes de julio de 1615, y también, probablemente en ese mismo año, Marta la piadosa. Algo después estrenarían allí también muchas de sus obras los ingenios toledanos Francisco de Rojas Zorrilla y Blas Fernández de Mesa. En este corral trabajó como actriz Micaela de Luján, una de las amantes de Lope de Vega y madre de cinco de sus hijos, a la que llamó poéticamente «Camila Lucinda».
El corral se abrió en 1576 a instancias del corregidor y ayuntamiento de la ciudad, y quedando su administración a cargo de las cofradías que adjudicaban cada temporada el edificio a un arrendatario que debía dar «dos ducados cada semana para hospitales y obras pías».
Ya en 1604 el corral de comedias se encontraba muy deteriorado por veintiocho años de uso y se apercibió la necesidad de su reforma. En marzo se planteó el Ayuntamiento la posibilidad de restaurarlo o construirlo de nueva planta; se optó por esto último. Pero el teatro se incendió en 1630 y tuvo que reconstruirse en 1633 con el nombre de «Casa de Comedias».
Los planos o trazas del nuevo edificio se encargaron al hijo del Greco, el arquitecto Jorge Manuel Theotocópuli, y las condiciones fueron redactadas por Jusepe Pérez y Diego Castellanos.
Según Juan Bautista Monegro, la idea de Jorge Manuel era muy semejante al de la Casa de Comedias de Madrid: un patio rodeado de doce columnas de piedra con sus lunetos, balcones, ventanas, gradas, tertulia y faltriqueras y un balcón para las autoridades (diputados y dependientes de oficinas o covachuelistas), que podían asistir gratuitamente. El Corregidor tenía el privilegio de asistir con quien quisiese y podía entrar y salir del patio y demás dependencias. La temporada de comedias empezaba el día 15 de noviembre y duraba hasta el martes de Carnestolendas del año siguiente. El arrendatario tenía que pagar al Ayuntamiento setecientos reales de vellón. Las funciones daban comienzo en invierno de tres y media a cuatro de la tarde y en verano de cuatro y media a cinco.
El precio de entrada al patio era de siete cuartos en las comedias de capa y espada; cinco de ellos eran para los cómicos y dos para el arrendador, pudiendo elevar el precio hasta los once si era comedia con mutaciones o mucha tramoya. Aparte del precio de entrada se cobraban los asientos, ventanas y balcones. Si la función era de volatines, la entrada era de seis cuartos, con una rebaja de la quinta parte en las ventanas, balcones, tertulia y asientos.
En el siglo XIX las malas condiciones de habitabilidad del edificio llamaron la atención de las autoridades y, siendo alcalde el erudito e historiador Sixto Ramón Parro, se empezaron a hacer las primeras gestiones para demoler el Coliseo y acometer la obra definitiva del Teatro Rojas.
Construcción
El autor del primer proyecto de edificación del teatro fue el arquitecto municipal Luis Antonio Fenech, quien presentó en el ayuntamiento los dibujos y la memoria correspondientes en 1866, año en que comienza a desmantelarse el coliseo que sucedió al anterior corral de comedias, el Mesón de la Fruta. Al poco tiempo, debido al fallecimiento de Fenech, fue nombrado arquitecto municipal Ramiro Amador de los Ríos, hijo de José Amador de los Ríos, que debió de hacerse cargo inmediatamente del derribo definitivo del anterior teatro.
Partiendo de la planta ya fijada por Fenech y sobre la idea de mostrar a la plaza la fachada principal y dejar para el eje largo del solar el desarrollo de la sala y el escenario, Amador de los Ríos introdujo algunas novedades. Multiplicó las escaleras, mejoró el trazado de la sala, dándole una herradura más abierta, graduó el vuelo y la disposición de los distintos pisos y favoreció la ventilación a través del techo de la sala.
A Ramiro Amador de los Ríos le sucedieron, en pocos años, tres arquitectos más, si bien éstos no modificaron el proyecto en curso.
El teatro se inauguró el 19 de octubre de 1879, con la representación de la obra de Francisco de Rojas Zorrilla, el drama de honor Del Rey abajo ninguno.
Interior
En las pinturas del techo aparecen Talía, la musa del teatro, y una serie de medallones en los que vemos a grandes autores del teatro español, como Tirso de Molina, Calderón de la Barca o Francisco de Rojas, que da nombre al teatro.


El Teatro de Rojas en 2016 o «Historia de una tarea»
El coliseo toledano vuelve a alzar este mes de febrero su patio de butacas

El 25 de enero de 2016 el Teatro Rojas ha vuelto a reponer una singular obra protagonizada. La obra ejecutada es la que concibió específicamente para el Teatro de Rojas un autor italiano, Egidio Piccoli, que la dio a conocer el año de su inauguración, en 1878, causando ya entonces gran sensación.
Aquel creador ideó una producción similar para otros importantes teatros, siempre a medida de las circunstancias de cada uno de ellos. Hoy, tan sólo, se conserva en Toledo el legado original de aquel autor, pudiéndose reponer tal cual, sin ningún aditamento posterior ni moderno apoyo tecnológico. En las demás salas que acogieron su trabajo todo es ya un recuerdo irrecuperable para poder ser visto otra vez.

Los antepechos de los palcos, las finas columnillas de hierro, la embocadura del escenario con los palcos del proscenio y, finalmente, el espectacular telón de boca, hacen de esta sala una pieza importante dentro del particular panorama del teatro municipal español del siglo xix.
Desde 1878, y con cierta regularidad hasta hace unos cincuenta años, en el Rojas se repetía la misma tradición en febrero y, acaso, en diciembre. Circunstancias ajenas al propio teatro -en gran medida derivadas de la censura oficial- hundieron en el olvido aquellas rutinas anuales. El tiempo discurría y los antiguos ejecutantes de la obra iban faltando. Se corría el peligro de perderse las claves esenciales que permitían su escenificación, y más cuando la sala fue cerrada para su reforma hasta 1988. Afortunadamente, gracias al empuje del gerente Francisco Plaza, fue posible en 2007 recuperar momentáneamente aquella antigua obra ideada para el Rojas a finales del XIX y que ahora, en el carnavalesco mes de febrero de 2016, ha vuelto a repetirse.

Maquinaria de elevación en su posición habitual. Foto Rafael del Cerro
De nuevo, los invisibles actores del teatro han ejecutado la tarea diseñada hace 138 años, cuyo texto manuscrito original no existe, aunque todo su argumento se ha trasladado oral y fielmente hasta hoy. El trabajo -que por cierto, cuando se acomete, tiene dos obligadas funciones en jornadas diferentes-, lo hacen reservadamente, sin público, por lo que no esperan los aplausos finales. Sin embargo, cuando al día siguiente el espectador accede a la sala del Rojas, la magia ha hecho su efecto. El patio de butacas, despejado de todas ellas, está elevado al mismo nivel del escenario. El espacio que siempre ocupa el público se ha duplicado en extensión. Ya no hay caja escénica, los intérpretes pueden evolucionar en el centro de la sala, entre los asistentes, bajo la decoraba pintura del techo. La cuarta pared que, a modo de muro invisible cierra la embocadura del escenario, se ha roto del todo.
Teatro de Rojas – Wikipedia, la enciclopedia libre

El patio ya levantado hasta la altura del escenario. Foto Rafael del Cerro
Sótanos del Teatro de Rojas
El actual teatro de Rojas ocupa el lugar de una antigua plaza-mercado que en los siglos XV y XVI era conocido como el Mesón de la Fruta. En este sitio se realizaban esporádicamente representaciones escénicas al aire libre dando origen a un primitivo corral de comedias. Será el hijo del Greco, Jorge Manuel Theotocópuli quien acometerá la construcción de las terrazas de las casas de comedias que se levantaron en este emplazamiento en 1604. Más información y fotografías en este artículo.
Francisco de Rojas Zorrilla
Francisco de Rojas Zorrilla (Toledo, 4 de octubre de 1607 – Madrid, 23 de enero de 1648) fue un dramaturgo español de la escuela de Calderón.
Publicó Rojas dos Partes de su teatro; en la primera (1640), se hallan las comedias: No hay amigo para amigo, No hay ser padre siendo rey, Donde hay agravios no hay celos, Casarse por vengarse, Obligados y ofendidos, Persiles y Sigismunda, Peligrar en los remedios, Los celos de Rodamonte, Santa Isabel, reina de Portugal, La traición busca castigo, El profeta falso Mahoma, Progne y Filomena.
En la segunda, (1645): Lo que son las mujeres, Los bandos de Verona, Entre bobos anda el juego, Sin honra no hay amistad, Nuestra Señora de Atocha, Abre el ojo, Los trabajos de Tobías, Los encantos de Medea, Los tres blasones de España, Los áspides de Cleopatra y El más impropio verdugo.
En total se conservan de su mano una sesentena de piezas, que la Universidad de Castilla-La Mancha pretende editar en conjunto. Son 44 obras de autoría segura; otras 13, escritas en colaboración: un total de 57 obras que con toda certeza le pertenecen; por otra parte, hay unos diez textos más que presentan problemas de atribución y autoría, incluido alguno tan famoso como Del rey abajo ninguno; además escribió siete autos sacramentales y dos entremeses. A pesar de su temprana desaparición, el número de obras que compuso fue bastante elevado, y además de las dudas sobre la autoría de algunas de ellas, hay también otras que no han llegado hasta nosotros.
La temática de estas comedias es varia:
- Mitológicas, como Progne y Filomena o Los Encantos de Medea;
- Dramas de honor, donde destacan Cada cual lo que le toca, Del rey abajo ninguno, también conocida como García del Castañar o El labrador más honrado, El Caín de Cataluña, El más impropio verdugo, Los áspides de Cleopatra, Morir pensando matar;
- De costumbres, como Donde hay agravios no hay celos, Obligados y ofendidos, donde se ofrecen estampas de la vida estudiantil; Lo que son las mujeres, Abre el ojo, Primero es la honra que el gusto, etcétera;
- Autos sacramentales: Galán, valiente y discreto, La viña de Nabot y El gran patio de Palacio;
- Comedias de santos: Santa Isabel, reina de Portugal y La vida en el ataúd;
- De figurón, como en Entre bobos anda el juego o Don Lucas del Cigarral.
Del Rey abajo ninguno (Fragmento. Francisco de Rojas)
Jornada I
Sale el REY con banda roja atravesada, leyendo un memorial, y DON MENDO.
REY
Don Mendo, vuestra demanda he visto.
DON MENDO
Decid querella; que me hagáis, suplico en ella, caballero de la Banda. Dos meses ha que otra vez esta merced he pedido; diez años os he servido en Palacio y otros diez en la guerra, que mandáis que esto preceda primero a quien fuere caballero dela insignia que ilustráis. Hallo, señor, por mi cuenta, que la puedo conseguir, que, si no, fuera pedir una merced para afrenta. Respondióme lo vería; merezco vuestro favor, y está en opinión, señor, sin ella la sangre mía.
REY
Don Mendo, al Conde llamad.
DON MENDO
Y a mi ruego, ¿Qué responde?
REY
Está bien; llamad al Conde.
DON MENDO
El Conde viene.
REY
Apartad.
(Sale el CONDE con un papel.)
La Celestina. Fernando de Rojas
Tragicomedia de Calisto y Melibea (La Celestina)
El silencio escuda y suele encubrir la falta de ingenio y torpeza de lenguas; blasón que es contrario, publica sus menguas a quien mucho habla sin mucho sentir, como hormiga que deja de ir holgando por tierra, con la provisión, jactose con alas de su perdición; lleváronla en alto, no sabe dónde ir. El aire gozando ajeno y extraño, rapiña es ya hecha de aves que vuelan, fuertes más que ella, por cebo la llevan; en las nuevas alas estaba su daño. Razón es que aplique a mi pluma este engaño, no despreciando a los que me arguyen, así, que a mí mismo mis alas destruyen, nublosas y flacas, nacidas de hogaño. Donde ésta gozar pensaba volando, o yo de escribir cobrar más honor, del uno y del otro nació disfavor: ella es comida y a mí están cortando; reproches, revistas y tachas callando obstara, y los daños de envidia y murmuros; insisto remando, y los puertos seguros atrás quedan todos ya cuanto más ando. Si bien queréis ver mi limpio motivo, a cuál se endereza de aquestos extremos, con cuál participa, quién rige sus remos, Apolo, Diana o Cupido altivo, buscad bien el fin de aquesto que escribo, o del principio leed su argumento: leedlo, veréis que, aunque dulce cuento, amantes, que os muestra salir de cautivo. (....) Vos, los que amáis, tomad este ejemplo, este fino arnés con que os defendáis; volved ya las riendas por que no os perdáis, load siempre a Dios visitando su templo. Andad sobre aviso; no seáis de ejemplo de muertos y vivos y propios culpados. Estando en el mundo yacéis sepultados, muy gran dolor siento cuando esto contemplo Fernando de Rojas