Los ladrillos en la fachada

Lista de lo visitado hasta ahora: (ver lista en página aparte)

Introducción

Ya que andábamos por la calle de San Ildefonso, nos hemos acercado hasta la que fue casa de los Bécquer, para que nos contasen algunas de las muchas historias de la ciudad (Leyenda de Pasión) y como de algún modo se trata de perderse mientras callejeamos, para creernos eso de que en Toledo todo está más cerca de lo que uno piensa, pero igual de lejos de lo que se imagina, si en un extremo de la calle se encontraba a plaza de Santo Domingo en Antiguo en el otro nos topamos con la plaza de las Capuchinas y el Convento de la Purísima Concepción, por donde ya hemos pasado en alguna ocasión, pero donde siempre apetece pararse.

Plaza de las capuchinas vista desde la calle San Ildefonso. Marzo 2019
Vista de la Calle de San Ildefonso, desde la plaza de las Capuchinas. Mayo 2022
Plaza y convento de las Capuchinas

No hace mucho, pasamos por aquí en Busca una salida, que nos llevó hasta por el remonte mecánico del paseo de Recaredo. Hace no mucho os conté lo de la Limosna de agua en la calle de los Aljibes, en referencia a ese rincón que hay por la calle de atrás del convento, son su historia real y su leyenda

Plaza de las Capuchinas

Otro rinconcito Toledano, alejado de la zona más turística con un bonito toque rojizo debido a los ladrillos de la fachada (trampantojo).

Llamada así por el Convento que allí se encuentra (hoy cerrado).

Plaza de las Capuchinas

Sin duda, esta plaza la encontrarás muy cerca de la Diputación de Toledo. La plaza es de una belleza asombrosa. Si la visitas por la noche, imaginarás que unos espadachines saldrán a tu encuentro.

Buñuel, en la película Tristana (1969) aprovecha muy bien la Plaza de las Capuchinas, ofreciéndonosla en un paisaje nevado.

Puerta lateral de la iglesia

Convento de la Purísima Concepción de Toledo (Capuchinas)

El convento de la Purísima Concepción (popularmente conocido como Capuchinas, por la congregación de religiosas que habitan entre sus muros, o mejor dicho habitaban…) fue fundado en 1632 por Dª Petronia Yáñez, viuda de D. Pedro Laso Coello de Castilla, vecina muy acaudalada de Toledo.  

Ella, Doña Petronila, las instaló en su casa de manera provisional en la que habilitó también una Iglesia. En 1635, fueron trasladadas a otras casas y en 1655, el Cardenal Pascual de Aragón, quien está enterrado en su Iglesia, las llevó a otras casas que compró a Don Juan de Isasaga y Mendoza. Finalmente, este mismo Cardenal, siendo ya Arzobispo de Toledo, comenzó a construirles el convento y la Iglesia que hoy contemplamos, comenzando las obras en 1666 y acabando en 1671 las del templo y en 1673 las del convento.

El edificio actual fue el tercero que ocuparon las errantes monjas y se convirtió en el definitivo desde 1655. Las obras fueron trazadas y dirigidas por Bartolomé Zúmbigo y Salcedo, y pagadas por el cardenal Aragón. La iglesia estaba finalizada en 1671, y el convento prácticamente rematado en 1677.

La portada está rematada por un frontón en forma de triángulo con un óculo en el centro. En la hornacina que vemos, hay una Virgen Inmaculada cuya obra se atribuye al escultor madrileño Manuel Pereira.

Escudo

Aunque el crucero de la iglesia, en su desarrollo lateral, sobresale ligeramente en planta, no puede hablarse de cruz latina; aquella es rectangular, de una sola nave dividida en tres tramos: el mencionado crucero, la capilla mayor y el coro, en alto, a los pies, sobre amplio arco rebajado.

Ya en el interior, su planta es rectangular y consta de una sola nave cubierta con una bóveda de medio cañón con lunetos. El retablo mayor es obra del italiano Virgilio Fanelli, mientras que las pinturas son de Francisco Rizzi. Por otro lado, los lienzos que hay en los laterales son armarios en cuyo interior se guardan numerosos relicarios.

La nave y la capilla mayor de la iglesia tienen bóvedas de medio cañón fajeado y con lunetos; en el crucero, cúpula sobre pechinas, sin tambor y con linterna ciega. Sobre un zócalo de sillería se dispone el límpido y desornamentado alzado interior, todo jaharrado, articulado mediante pilastras toscanas. Cuatro machones sustentan la cúpula en el crucero. Respecto a este, queda ligeramente elevado el presbiterio; en su testero, el retablo mayor. Apurada sencillez y marcada desornamentación es el interior del templo.

El exterior es, en general, de ladrillo visto con rafas de piedra, de volúmenes cúbicos y perfiles rectilíneos, como es práctica habitual en la arquitectura seiscentista de Toledo.

Entre las dependencias conventuales es de reseñar el pequeño claustro, que actúa como elemento distribuidor de estancias, formado por dos pisos, de cuatro galerías cada uno, que, a través de arquerías de medio punto, se abren a un patio.

Las paredes de la nave están decoradas con pinturas de Simón León Leal, la que representa a Fernando III el Santo ante san Hermenegildo, y de Giovanni Peruzzini la de Santa María Magdalena de Pazzis, ambas firmadas. 

Convento de las Capuchinas
“Parábola del hijo pródigo”. Lienzo. S. XVII
De izqda. a dcha. cantores; arpista; viola, sujetada en posición horizontal, como si fuese una guitarra; ¿organista?; laudista;
Debajo: ¿cornamusa?, ¿flauta?
Convento de las Capuchinas
“Las Bodas de Caná” . En primer plano Don Pascual de Aragón. S. XVII
Convento de las Capuchinas
Lienzo imitando las labores de un frontal. S. XVII.
Grupo de aves con cantoras intentan enseñar a cantar a una lechuza.

El convento de las Capuchinas de Toledo se quedará vacío de religiosas

11 enero 2019

Las cerca de 20 monjas de la orden de carmelitas descalzas que ocupan actualmente el convento de las Capuchinas en el Casco Histórico se trasladarán a la quinta fundación de Santa Teresa de Jesús, el convento de la plaza de Santa Teresa, a escasos 400 metros del primero

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