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Introducción
Como andamos por aquí, lo apropiado es que nos acerquemos a saludar al arzobispo, que llamemos a su puerta, aunque sea a nuestra manera, sin molestar demasiado y hasta donde nos permitan, ya que no es la primera vez, aunque sí que nos dedicamos a este edificio en concreto, ya que vamos a rodearlo, porque se puede rodear, si subimos por la calle Arco de palacio, vamos por la calle Trinidad y bajamos por la cuesta de la Ciudad hasta la plaza del Consistorio y regresamos al plaza del Ayuntamiento.
Calle del ARCO DE PALACIO
Toma el nombre del arco que une el palacio arzobispal con la catedral. El actual data del siglo XVII construido tras el incendio del anterior del siglo XV. Esta calle a partir de 1931 durante la II República española se llamaba con el desafiante nombre de calle de Carlos Marx. Calle sin vecinos sin sotana y por la que casi siempre corre el aire.
Calle de la TRINIDAD

Calle de palacios, oratorios, iglesias y conventos, palacio de los Condes de Oñate con su portada renacentista, palacio arzobispal, iglesia de San Marcos, capilla de la Inmaculada, capilla conventual de Jesús y María y también el Archivo Histórico Provincial
Cuesta de la CIUDAD

Cuesta de la Ciudad o cuesta del Cardenal (desde 1864), cuesta con dos nombres y cuatro carteles con las denominaciones, dos por denominación, cada una en uno de los extremos de la cuesta. En 1561 era llamada cuesta del Ayuntamiento. Cuesta toda ella con escalones que desciende de la calle de la Trinidad a la plaza del Consistorio. Según el callejero oficial de la ciudad la denominación correcta es Cuesta de la Ciudad. En esta calle hay indicios de la existencia en tiempos pretéritos de un cobertizo, hoy desaparecido. Información:

¿Y qué me dices de la manía de hacer esos escalones tan anchos en los que debes dar varios pasitos?
Palacio Arzobispal
El acceso a su interior es totalmente gratuito aunque la parte abierta al público no es demasiado amplia. Sin duda alguna el atractivo que ofrece el Palacio Arzobispal es muy bajo.
El origen del Palacio Arzobispal de Toledo hay que buscarlo en la donación efectuada por el rey Alfonso VIII al arzobispo Jiménez de Rada, de unas casas situadas frente a la catedral para edificar dicho palacio. Desde entonces el edificio fue creciendo, convirtiéndose en una de las realizaciones arquitectónicas más vastas de la ciudad que aglutina diversos estilos artísticos, no siendo por tanto, un edificio unitario.
El cardenal Mendoza sería el primer prelado que, en la segunda mitad del siglo XV levantaría el primer arco de palacio o pasadizo de unión de esta construcción, con la vecina catedral. Más tarde, a partir del año 1541, se realizaron profundas remodelaciones, eligiendo, para diseñar las trazas, a Alonso de Covarrubias, reformandose dos pandas del patio de invierno, la escalera y la fachada principal. En 1607 se regularizaron los espacios interiores que estaban desordenados y en el siglo XVIII el cardenal Lorenzana remodeló la capilla y las fachadas norte y este, cambiando por completo la orientación del edificio. A mediados del siglo XX el cardenal Pla y Daniel volvió a reformar el interior, añadiéndole un gran vestíbulo y una amplia escalera de mármol.
El Palacio arzobispal se muestra, en la actualidad, como un complejo conjunto, con estancias orientadas al exterior, mediante numerosos vanos, que horadan las fachadas, interiormente conectadas por corredores.

La fachada principal, que da a la plaza del Ayuntamiento, se inició en tiempos del cardenal Tavera, en 1543, y su diseño se debe a la mano de Covarrubias. La portada está formada por un gran arco de medio punto, de piedra granítica, al que le encuadran fuertes dovelas almohadilladas, que se encajan, a su vez, entre dos pares de columnas, de capitel jónico y fuste estriado, que, descansando sobre altos y potentes basamentos, sostienen un friso dórico. Sobre el entablamento, situadas en los dos extremos, encontramos las figuras, aparejadas, de ninfas portantes del escudo de armas del cardenal Tavera.

A principios del siglo XVII, esta portada sería colocada en el emplazamiento que ocupa en la actualidad. Poco después, se le colocó un amplio balcón, de sencilla reja de hierro, rematada en bolas y con cristalería en forma de cruz, cuyo vano se encuentra recercado por dos pequeños salientes y orejetas, y completado, en sus costados, por dobles pilastras, más altas que el propio vano, que presentan acanaladuras escurialenses de sencillo capitel. Remata el conjunto un frontón triangular, albergue de un escudo bicéfalo, que rompe su base.


La portada se inició a mediados del S. XVI y está formada por un gran arco de medio punto, de piedra granítica, al que le encuadran fuertes dovelas almohadilladas, que se encajan, a su vez, entre dos pares de columnas, de capitel jónico y fuste estriad

La fachada este corresponde a la remodelación aludida, del cardenal Lorenzana, llevada a cabo a fines del siglo XVIII. En ellas encontramos una gran simetría y regularidad en sus proporciones. Destaca su alta portada, que se abre en forma de arco de medio punto, enmarcada a través de pilastras, constituidas por grandes dovelas almohadilladas.

El cardenal Mendoza sería el primer prelado que, en la segunda mitad del siglo XV levantaría el primer arco de palacio o pasadizo de unión de esta construcción, con la vecina catedral

Une el Palacio Arzobispal con la Catedral. Un arco previo se quemó en 1610, siendo de nuevo construido por Juan Bautista de Monegro un año después. Es el cobertizo más amplio de Toledo y se encuentra dividido en dos en su interior. Uno de los pasillos es utilizado por el Arzobispo y el otro se utilizó hace ya tiempo para que los turistas accedieran a la torre, entrando por el Palacio y cruzando por la esquina del claustro. Ahora no se visita. La vista desde sus ventanas hacia la plaza es impresionante.

La puerta da paso a una galería de bóveda oblicua, que conduce al patio. El resto de su sencilla fachada, construida a base de piedra y ladrillo, con alto zócalo de sillares, está conformado por tres cuerpos. En el inferior, se abren ventanas adinteladas. El segundo, se ocupa con balcones rematados con frontones triangulares; a excepción del que descansa, directamente, sobre la portada, que tiene formas curvas y mayores proporciones.
La última fachada se ubica en el lado norte y se corresponde con el acceso a la capilla, que se construyó a fines del siglo XVIII. De los dos cuerpos que tiene su portada, el primero presenta un arco de medio punto, con rosetas en las enjutas y ménsulas en la clave; todo ello, enmarcado por medias columnas de orden dórico. El friso, ornamentado mediante triglifos con gotas y metopas con rosetas, inscritas en círculos, sirve de base al frontón curvo partido que remata este cuerpo inferior. En ambos extremos del frontón descansan dos floreros que enmarcan, a su vez, el cuerpo superior. Este último es más pequeño, y está constituido por una hornacina central, que acoge la imagen de la Inmaculada, con pilastras a los lados y que rompe el frontón semicircular. La hornacina se remata con un frontón triangular.
Archivo Diocesano de Toledo
El Palacio Arzobispal de Toledo alberga uno de los archivos más grandes que tiene la Iglesia en España.
Hay que tener en cuenta que a finales del siglo XV y principios del XVI la archidiócesis de Toledo abarcaba un extenso territorio; ocupaba toda la provincia de Toledo, toda la provincia de Madrid, la de Ciudad Real, casi toda de Albacete, la mitad de Guadalajara, parte de Extremadura, parte de Ávila, la plaza de Orán (Argelia)y las comarcas de Cazorla y Huéscar (Granada).
Es un gran desconocido, pero sus salas y estantes guardan más de 30.500 cajas con documentos y volúmenes de manuscritos de inmenso valor.
Entre los más de 3.000 manuscritos se encuentran las actas del sínodo que convocó el cardenal Cisneros en 1947 o un manuscrito escrito en pergamino con ilustraciones de retratan a Carlos II, mariana de Austria y el cardenal Pascual de Aragón del 1679.
En otros volúmenes aparecen firmas de personajes ilustres como Calderón de la Barca, Lope de Vega o El Greco… hay testamentos, narraciones de sucesos milagrosos, beatificaciones y hasta un cuadernillo de recetas del 1.600!
Ha pesar que ha sufrido los estragos de incendios y guerras, el Archivo Diocesano de Toledo es uno de los más importantes de España, y tiene en su haber un valiosísimo patrimonio que narra la historia de los pueblos de España.
La “cámara de maravillas”
Un cuerno de narval, huevos de avestruz, animales disecados, restos romanos y arqueológicos de la Vega Baja, un hueso de mamut… todo ello y muchas más piezas formaron parte de una colección iniciada por el Cardenal Lorenzana en el Palacio Arzobispal de Toledo y allí expuesta a finales del XVIII, un «Gabinete de Naturalia y Artificialia»

El Cardenal Lorenzana creó en el Toledo de finales del siglo XVIII un proyecto similar a un museo actual, coleccionando cientos de antigüedades, restos arqueológicos, libros, minerales y animales disecados procedentes de América, Europa y Asia, reptiles, máquinas y muchas curiosidades que aún se conservan, pero no en su ubicación original.
El Cardenal Francisco Antonio de Lorenzana (1722-1804), figura insigne de la Ilustración española, gran amante del estudio y los libros, procedente de México (donde hoy en día está enterrado), veía en la instrucción y en la cultura la mejor forma para que el pueblo alcanzase el bienestar y progreso.

Francisco Antonio de Lorenzana y Butrón (León, 22 de septiembre de 1722 – Roma, 17 de abril de 1804) fue un cardenal, historiador, liturgista y humanista ilustrado español. Cardenal de la Iglesia Católica, obispo de Plasencia, Inquisidor General de España y arzobispo de México y de Toledo. Esta obra es una copia del retrato del arzobispo conservado en la biblioteca de la catedral de Toledo, y el retratado luce sobre su muceta roja la banda y la gran cruz de la Orden de Carlos III. Fuente: Wikipedia

por David Utrilla
La Biblioteca Pública Arzobispal de Toledo en el Palacio Arzobispal
Siguiendo sus ideales ilustrados, puso empeño en abrir la biblioteca de su palacio toledano al público, como ordenaba una real cédula de Carlos III, unificando la biblioteca capitular y la librería del palacio arzobispal, formando así una sola rica en contenido, pero no siendo esto posible, propuso crear la Biblioteca Pública Arzobispal. En 1788, esta biblioteca contaba con 14.000 volúmenes. Pero la colección iba mucho más allá de los libros.
En este mismo lugar creó Lorenzana un gabinete de historia natural y un pequeño museo de antigüedades: restos arqueológicos romanos excavados en la Vega Baja (hoy algunos en el Museo de Santa Cruz), minerales de España y de América, monedas antiguas, maderas y otras especies vegetales, aves, insectos, peces, reptiles, esferas, globos terráqueos, planetarios y otras máquinas de física experimental y astronomía hechas de acuerdo con los avances científicos de finales del siglo XVIII.
¿Qué objetos curiosos conservaba la colección arzobispal?
Según García Martín, hubo dos gabinetes de “Naturalia y artificialia” que se instalaron en dependencias arzobispales de Toledo, uno de los “mejores Gabinetes de Historia Natural de la Europa del siglo XVIII”, según este autor.
Mediante sucesivas compras, Lorenzana adquiere una importante colección única en su género a modo de museo ilustrado. De un armario inicial se pasa a una gran colección instalada en varias dependencias del palacio, incluyendo el enorme salón de Concilios, que llegó a incluir:
- Diferentes minerales.
- Una colección xilográfica (perdida), de maderas de todo el mundo.
- Mapas.
- Restos de Mamut y Mastodonte. (Originarios de Luisiana)
- Libros (una parte importante en la sala Borbón-Lorenzana hoy en día)
- Cuadros y retratos de personajes relevantes (hoy en la galería que da acceso a la sala Borbón-Lorenzana en la Biblioteca de Castilla-La Mancha)
- Piezas de arqueología recogidas en excavaciones en la zona de la Vega Baja.
- Una colección monetaria que se incrementará con la colección Borbón.
- Colección de “cruces mestizos”, hoy en el Museo Etnográfico Nacional.
- Multitud de animales y aves disecados, insectos…
- Crucifijos.
- Maquetas.
- Artefactos científicos y máquinas de la época.
- Armas y adornos de tribus del noroeste de América (Hoy en el Museo de América)

Está partido y se conserva en su peana original. Foto: Juan Luis Alonso, en la Sala Borbón-Lorenzana de la Biblioteca de Castilla-La Mancha, junio 2021
Entre los objetos “artificialia”, o maravilla natural con un significado legendario se conserva un diente de narval (en la imagen anterior, hoy en la Biblioteca de Castilla-La Mancha) que era habitual ser confundido con un cuerno del legendario unicornio, y varios huevos de avestruz, uno pintado con los tres continentes. También restos de mamut y mastodonte recuperados en Norteamérica.
Incluso el aventurero veneciano Giacomo Casanova, en su curiosa visita a Toledo, pudo contemplar esta colección al describir en sus libros de viaje un reptil o “dragón” que contempló expuesto en el Palacio Arzobispal:
“Al día siguiente se nos llevó a ver los gabinetes de física y de historia natural, donde, por lo menos, nos estaba permitido reír. Se nos mostró un dragón disecado, lo que prueba -me dijo su propietario- que el dragón no es un animal fabuloso; y después del dragón se nos hizo ver un basilisco, cuyos ojos, en vez de espantarnos, nos hicieron reír”.
Como leemos, Casanova y sus acompañantes se tomaron un poco a broma las explicaciones de la persona que les hizo de cicerone en la colección. También Casanova menciona en sus memorias, escritas ya en la vejez, cómo quiso visitar en la Catedral de Toledo las monedas de la traición de Judas que se conservaban en el tesoro. Pero eso es otra historia (que aquí puedes leer)

hoy en el IES el Greco de Toledo (Fuente)
¿Qué sucedió con la gran colección de naturaleza del Palacio Arzobispal?
La Guerra de la Independencia (1808-1814), que tanto daño causó en Toledo y sus monumentos, también afectó a la biblioteca y a la colección. Se salvó del saqueo de los franceses, pero quedó en total desorden. Las posterior crisis en todos los ámbitos afectó también notablemente a la biblioteca.
Con la desamortización de 1837 y la llegada de la Comisión Provincial de Monumentos Históricos y Artísticos, se hizo un inventario de obras de arte, archivos y bibliotecas y la creación de bibliotecas y museos públicos, en parte para evitar la rapiña de los coleccionistas nacionales y extranjeros que estaban llegando a Toledo y finalmente transformándose en Biblioteca Provincial.
Tras diversos avatares, los libros fueron trasladados en 1919 al Hospital de Santa Cruz: 50.000 volúmenes de conventos cerrados y 24.000 de la biblioteca arzobispal, además de la colección de pinturas y grabados, el gabinete de historia natural, el de geografía y el museo de antigüedades.
En 1936, con motivo de la Guerra Civil, se perdió un buen porcentaje de ello, dado que este edificio fue utilizado como cuartel por tropas republicanas.

Desde 1998, parte de la colección de libros, se instaló en la nueva Biblioteca de Castilla-La Mancha, en una sala conocida como la colección Borbón-Lorenzana, que hoy podemos visitar en la última planta del Alcázar de Toledo, aunque sin la colección del gabinete de naturaleza.

Sala de Exposiciones del Arzobispado de Toledo
El palacio Arzobispal cuenta con una sala de exposiciones, en la calle Trinidad, 1. Aquí os presento fotografías de la exposición que hubo en el mes de abril de este año, conseguidas a través de Google Maps, que dan una idea de las dimensiones de la sala y de la calidad de dichas exposiciones artísticas.





Capilla Arzobispal de la Inmaculada Concepción

Capilla de Adoración Perpetua. Un sitio para hacer una parada en nuestra vida diaria y pasar un rato con el Santísimo.




Web de referencia
Cultura Castilla La Mancha Palacio Arzobispal de toledo
Wikipedia Palacio arzobispal de Toledo
Leyendas de Toledo, La «cámara de las maravillas» del Palacio Arzobispal
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