Correr como cotorras

Esperando a mi Daddy

Diario Monday, September 11, 1995, 12:20 PM-01:20 PM

(Reeditado y corregido (Cotorras a la carrera))

Introducción

Antes de dejar que Jessica reflexiones sobre esta secuencia de la novela, me permito hacer una aclaraciones al respecto como el hecho de que sea en esta asignatura, Physical Education, donde Yuly y ella coincidan, aparte de en la asignatura de Spanish, lo cual resulta un tanto llamativo. Pero tiene una fácil explicación en los inicios de la escritura de esta parte de la novela, de esa confusión inicial con las planificación de las clases, por las diferencia entre España y Estados Unidos y la necesidad de ajustar la novela a esa diferente realidad.

De manera que, como ya he comentado en alguna ocasión, me encontré con la tesitura de reorganizar esta parte de la novela. Después de investigar un poco al respecto, me encontré con la disyuntiva de dejar que estas dos amigas se pasaran la mañana juntas o cada una fuera por su lado. Ya que, siendo personajes con mentalidades tan diferentes, no era muy lógico que coincidieran en todas las asignaturas. Sobre todo si cabía la posibilidad de establecer esta disparidad. Yuly es una estudiante de nivel Honor, de excelencia académica, frente al hecho de que Jessica es una más del montón, que es esfuerza más no estudiar nada relacionado con España que en lo que de verdad importa, aunque ya sabemos que tiene sus secretos.

Lo que no ha cambiado en ningún momento es el hecho de que Yuly llegase al high school un poco de rebote y por eso se ha tenido que matricular en las asignaturas donde quedaban plazas libres. Que eso de estar en una clase con un nivel tan básico de Spanish se debe en parte a la preocupación de sus padres por este primer curso, por su adaptación al cambio de vida, de tener el colegio delante de la puerta de su casa a tener el High school a varias millas. tener que depender tanto de que la lleven y recojan.

Tan solo he acentuado la personalidad de cada una. Pero, como se tienen que hacer amigas y ya tenía escritas varias de estas secuencias, partir de cero carecía de sentido y centrar toda esa coincidencia y ese compañerismo en la asignatura de Spanish dejaba sin sentido esta amistad que ha de perdurar en el tiempo.

Jessica adolescente. Fotomontaje

La idea e intención de esta secuencia es precisamente eso, que ambas encuentren más afinidades de chicas, de amigas, y no resalten tanto sus diferencia, que se den cuenta de que, en el fondo, no son tan distintas.

Es una manera y excusa para que Jessica sea un poco más abierta de mente, comprenda que el interés de Yuly por esa amistad es sincero, más allá de la asignatura de Spanish o del morbo que le provoque el conocer a una chica con una vida y circunstancias tan diferentes a la suya.

Yuly adolescente. Fotomontaje

Yuly puede tener el defecto de su entusiasmo por todo lo referente a España, es algo innato al personaje, el contraste fundamental entre ellas, pero no por ello deja de ser una adolescente con problemas y dilemas de adolescente. Ante lo que Jessica no se puede mostrar indiferente porque ella también está en esa misma etapa de su vida.

Es decir, coincidir en el vestuario, compartir esos momentos de intimidad, es el argumento perfecto para que Jessica se afiance en su identidad.

Si fuera Ana quien lo definiera, diría que Jessica se ha de dar cuenta de que es una chica como cualquier otra de su edad, que el hecho de haber sido abandonada al nacer no la hace diferente.

Reflexiones de Jessica

Locker room

Aula de Spanish

Sales de clase de Spanish y en dos minutos tienes que estar en las pistas de deporte para a la asignatura de Physical Education, donde nos espera Mr. Ford. De manera que te ha de dar tiempo a cambiarte de ropa, porque has de vestir de manera adecuada, salvo que hayas sido previsora y no te importe pasarte toda la mañana con el chándal puesto.

Para gustos y costumbres los colores, pero para una chica a quien no le entusiasma de manera particular que le recuerden ni la señalen porque vive en el internado, esto de la imagen, de demostrar ante los demás que no se es menos por no tener familia y depender de la caridad, tiene su importancia.

Es decir, que, si todas las chicas, y en particular, quien se supone pretende ser tu mejor amiga, pasan por el vestuario, no vas a ser tú quien se quede atrás.

Que tal vez en el internado no haya dinero para caprichos ni grandes lujos, ni puedas presumir de vestuario, cuando tu armario ya parece demasiado grande para todo lo que tienes. Sin embargo, a la clase de Physical Education hay que acudir en las mismas condiciones que las demás. Sobre todo, si no te importa que toda tu ropa lleve el logo del high school, en vez de ser de marca, porque no tienes tiempo ni opción de ir de tiendas con la misma libertad ni asiduidad que tus compañeras.

Yuly, tal vez, pueda presumir incluso de que se compra la ropa en España, pero Jessica marie Bond no sale del barrio, salvo para ir a la playa, a Carson Beach.

Locker room/ vestuario

Yuly: Jessica, asegúrate que no hay ningún agujero sospechoso antes de quitarte nada. – Me dice con complicidad. – ¡Estamos en el vestuario de las chicas! – Exclama como si ello me tuviera que asustar. – ¡Los chicos son un poco locos!

¿Y de qué hablan un par de adolescentes cuando están en el vestuario? ¿De ropa? ¿De confidencias de chicas? ¿De lo que surge?

En este cuarto día de clase, segundo de la asignatura de Physical Education, Yuly deja que aflore su naturalidad, su picardía, para rebajar un poco la tensión del momento, por si a alguna de las dos le causara apuro el hecho que compartir un momento así.

Ella es hija única, pero se olvida que yo me he criado en un internado de niñas pequeñas Sin embargo, te acostumbras a compartir el espacio y a renunciar a esas intimidad. La cuestión es que ella se esfuerza por mostrarse relajada, por si acaso yo me sintiera incómoda por la situación. Necesita reafirmar nuestra amistad y restar importancia a lo diferentes que podamos ser, porque aquí quienes estamos somos todas chicas.

Sin embargo, son los primeros días de clase y son inevitables esas comparaciones, esa curiosidad por saber cómo son las demás. nos hemos juntado allí un grupo de adolescentes que a esas edad ya estamos un tanto obsesionadas o preocupadas por ciertas cuestiones. Hay que cambiar de ropa y es más fácil exponerse a las miradas y el juicio de los demás aunque no dispongamos de mucho tiempo porque el reloj juega en nuestra contra. ¿Cómo les afectará a las demás esto de las adolescencia? ¿Será cierto todo eso que intentan aparentar? ¿Sabrá alguna algún truco que yo ignore para parecer más mayor?

Como el Female locker room es cómo su nombre indica, para chicas, mejor no hacer ningún agujero en las paredes para que los chicos puedan curiosear más de la cuenta, de modo que estas divagaciones de adolescente se quedan aquí, mejor que lo chicos no se busquen distracciones en donde no deben.

Agujero en la pared

Sport area

Sport area high school

Mr. Ford: ¡Ya era hora! – Nos dice con impotencia. – Como os he visto tan animadas, empezad a dar vueltas y que sean vuestros compañeros quienes os repitan la charla cuando haya acabado la clase. – Nos dice y no parece que esté de broma. – ¡Son cinco minutos para cambiarse, no de asistencia a clase! – Nos recuerda.

¡Sí, claro! las chicas tenemos famas de lentas.

Es una mala fama inmerecida y me temo que este profesor tiene una mentalidad un poco especial, pero hay que aguantarse, porque es cierto que todas hemos llegado tarde.

¡Se le va a una el santo al cielo pensando en lo que no debe y se olvida de la hora en que vive!

El primer día fuimos las puntuales porque la clase fue teórica, pero hoy hemos tenido que cambiarnos, que si quítate esto y ponte esto.

No es nuestra la culpa, si disponemos de tan poco tiempo para cambiarnos. Por mi acabaríamos la clase de Spanish media hora antes e incluso propondría esta asignatura a una hora en que ese tiempo entre clase y clase fuese más amplio, pero el calendario no lo he confeccionado yo. De hecho, después de esta clase tengo otra y esos dos minutos entre medias se van a quedar cortos.

Mr. Ford: ¡Vamos, moved esos culos! ¡Qué es para hoy! – Nos ordena.

Ante la postura de Mr. Ford, se hace inevitable que se busque la complicidad de la amiga, que aflore la rebeldia, que nos protejamos entre nosotras. De manera, que con la excusa de tener que dar vueltas al campo de deportes, es inevitable que se formen los grupos, que cada una busque la compañía de aquella o aquellas con quien sienta más afinidad.

Dado lo populares, «cool», que nos hemos vuelto Yuly y yo en estos primeros días de curso, fácil es pensar quién se pone a nuestra altura, quién quiere ir a nuestro ritmo.

Y como esto de correr, de dar vueltas sin rumbo resulta un poco aburrido, lo menos grave es que nos pongamos a conversar de nuestras cosas. Mientras se muevan los pies, los culos, que ejercitemos la lengua no tiene mayor importancia. Mejor pensar que los chicos se han librado de este castigo por haber sido más rápidos o espabilados que nosotras.

Es más, a diferencia de la clase de Spanish, a mí no me desagrada el deporte, aunque me pase muchas horas encerrada en mi dormitorio.

  • Famosas son mis carreras y prisas por esconderme para huir de esas posibles familias de acogida o adoptantes interesadas por mí.
  • Mi agilidad y flexibilidad están fuera de toda duda con mis escapadas del internado sorteando a todo el mundo para que no me pillen en el intento.
  • No son menos meritorias mis carreras por la subida de Fulton St. huyendo de los chicos cuando intentaban pegarme.

Esta asignatura la tengo aprobada casi sin esfuerzo, aunque se supone que también me he de esforzar porque sentada en el banquillo no hago nada y los méritos se han de demostrar.

Mr. Ford: A ver, esas dos que van de paseo y ejercitan el músculo equivocado. – Nos dice y llama la atención. – Que se den media vuelta y corran en sentido contrario a sus compañeras. Así conseguiré que os toméis mi clase en serio.

El músculo equivocado

En principio se puede referir a cualquiera de las chicas del grupo, sin que ninguna se dé por aludida. Por lo cual, en un primer momento ninguna reacciona.

¡A ver quiénes son esas dos a las que se les va a caer la cara de vergüenza, que se van a quedar en ridículo!

Primer día de clase en las pistas y crean un mal precedente.

¡A esta clase se viene a hacer deporte, no de cháchara!

¿Tú sabes quién es, cómo se llama cada una de las chicas del grupo?

No somos muchas porque el grupo no es muy grande, es mixto, y los chicos se han ido a jugar al baloncesto.

Además, con esto de que los grupos están formados de manera un tanto discrecional, salvo en las asignaturas troncales, no ha habido tiempo para conocerlas a todas. Aunque, por lo visto, en estos primeros días de clase la falta de simpatía parece ser la tónica general. Yuly y yo parecemos ser la únicas que no encajamos en ningún grupo. Yo por mi carácter y ella porque procede de West Roxbury y no tiene amigas en la zona.

Lo malo es que Mr. Ford se ha traído el listado y debe tener muy claro quién es quién porque tarda, más bien, poco en decir los apellidos de las dos chicas que se merecen ese escarmiento ejemplarizante para que las demás lo tengan en cuenta para la próxima vez. Aparte de haber llegado a clase con retraso, se permiten estar como si estuvieran de paseo.

Mr. Ford: (Con la lista de la clase en las manos) Señoritas Bond y MacWindsor, las he visto más despiertas. – Nos recrimina. – Muévanse, a correr. – Nos ordena. – No se marcharán de la pista hasta que no hayan dado diez vueltas más que sus compañeras. – Nos avisa. – Así aprenderán y dejarán la charla para el descanso.

01:05 PM MHS Sport

Mr. Ford: [Toca el silbato] Todo el mundo a las duchas, menos las dos cotorras, que todavía les quedan cuatro vueltas. – Nos ordena. – Tenéis cinco minutos.

Una cotorra

Las cotorras son conocidas por lo mucho que hablan, de manera que la llamada de atención de Mr. Ford en este caso parece apropiada y acertada.

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Un comentario en “Correr como cotorras

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