Cuando uno viene a Toledo, se pierde y maravilla en su visita a la Catedral Primada, el Alcázar, la Casa Museo del Greco, la sinagoga del Tránsito, la plaza de Zocodover… en ese suma y sigue infinito de edificios y monumentos que dan identidad y esencia a esta ciudad. De manera que cada vez que se habla de Toledo es como si se hubiera estado en mil y un sitios a la vez, porque hay mil y una historias que contar de esa ciudad desde que entras por la puerta de Bisagra hasta que sales por la puerta del Cambrón o por la zona de la cornisa, porque de Toledo se sale, pero también hay que encontrar la salida.
Puerta de Bisagra
Pero Toledo, aparte de la frialdad de sus piedras o de lo magnífico de su arquitectura, pintura y escultura, de su arte expresado en cada rincón, por recóndito que sea, también son sus gentes: los toledanos de toda la vida y el turista que nos visita por primera vez y se pierde por la calle Comercio buscando ‘la calle Ancha’, porque le han dicho que por ahí se llega a la catedral directo desde la plaza de Zocodover. ¡Vaya usted a saber señor mío dónde está ‘la calle Ancha’ que no aparece en el mapa!
Por eso muchos se acercan hasta el Valle porque les han dicho que desde allí hay una hermosa panorámica de esta ciudad, que desde allí se ve la Catedral, el Alcázar, el Seminario Mayor y hasta la cúpula y las torres de la iglesia de San Ildefonso, que los toledanos llaman de los Jesuitas, pero que en la actualidad es la de los Sagrados Corazones, Porque desde el Valle parece que se observa todo Toledo, hasta a la gente asomada por la ventana de sus casas contemplando el río y a la gente que les observa desde los miradores del Valle.
Y en el Valle, está la ermita del Valle, donde los toledanos y aquellos que sueñan con encontrar el amor de su vida van a tocar la campana. Porque antes de que existieran las redes sociales, lo que había era sonidos de campanas como llamadas de amor. Y quién sabe en ese repique de campanas surgió la chispa que le faltaba a esa pareja que tan solo se había acercado hasta allí de broma. ¡Ay, si esa campana nos contara todas las historias amor vividas en Toledo! Porque uno viene a Toledo soltero, sin compromiso, y por lo menos se marcha enamorado de esta ciudad.
Campanillo de la ermita del Valle
Ya que estamos en el Valle, que allí nos hablan del Cerro del Bú y de la piedra del Rey Moro, de aquellos que vinieron, vieron la ciudad y decidieron quedarse para siempre, no nos podemos olvidar que Toledo, aparte de monumentos llenos de historia y del repique de campanas llamando al amor o a misa, es una ciudad llena de vida; es una ciudad que se hace eterna desde tiempos inmemoriales, capaz de cautivar tanto a grandes escritores de la Literatura Universal de los cinco continentes, como a ese poeta de a pie que se limita a plasmar su último poema en ese cuaderno lleno de secretos y sentimientos.
Estando en el Valle ¿Quién nos puede contar la historia de esos que se han parado a ver Toledo?
Alguna vez me he preguntado si la reencarnación existe, y si se podrán tener vidas «no humanas». La mayoría de las veces que me lo he preguntado ha sido junto a uno de los seres vivos que más envidio. Os hablo del enorme almez que se yergue junto a la Ermita del Valle y que lleva siglos contemplando una de las mejores vistas de Toledo.
El almez (Celtis australis L.) es mi árbol preferido, mi árbol totémico.
Encarna todo lo que quisiera ser: es adaptable y rústico (sus exigencias hídricas y edáficas son mínimas), resistente (soporta grandes heladas, veranos calurosos y fuertes sequías), flexible (su madera nunca quiebra) pero fuerte (se usaba para fabricar horcas y aperos, así como instrumentos como el rabel especialmente en Toledo), sin enfermedades ni parásitos de importancia que se le conozcan, de crecimiento más bien lento (sabe disfrutar de la vida sin prisa), longevo (hasta 600 u 800 años), generoso (sus frutos son comestibles y favorecen la presencia abundante de aves en su entorno), de hoja caduca (sabe que al menos una vez al año toca descansar), de porte elegante y sobrio, no requiere podas porque sus ramas no mueren, quiebran ni envejecen y es además fecundo (sus semillas germinan con gran facilidad). Es un árbol que abunda en Toledo y en los cerros que la circundan, siendo fácil verle crecer entre las rocas del Valle en lugares inverosímiles.
Uno de ellos, el mejor sin duda y progenitor a buen seguro de muchos de sus congéneres es el almez del que os hablaba antes. Situado en la puerta de lo que hoy es el Restaurante «La Ermita», tiene a Toledo enfrente desde hace varios siglos (yo le calculo no menos de 200 años), y por ello siempre le digo a mi padre que él solo merece una segunda edición de su libro «De árboles en Toledo» ya que en la primera inexplicablemente no fue mencionado.
Tampoco aparece en el más reciente libro de Enrique García Gómez «Plantas singulares de la ciudad de Toledo». Supongo que su emplazamiento algo oculto tras la ermita y siempre empequeñecido por la estampa de Toledo le hace pasar desapercibido. No por ello carecemos de imágenes suyas del pasado, sino que hay varias y muy interesantes que a continuación os pongo junto con otras tomadas ayer mismo para que podáis comparar.
Gran almez junto a la ermita del Valle en 1863. Fotografía Atribuida a Ernest Lamy. Colección Luis Alba
En las más antiguas de mediados y finales del XIX y principios del siglo XX podéis ver cómo estaba situado junto al camino de acceso a la ermita procedente del río (el único que había ya que no existía la carretera del Valle) y junto a él crecía otro ejemplar hermano suyo que debió fenecer al construir la carretera. Del antiguo camino queda hoy parte de pretil medio oculto entre piedras y maleza bajo el actual trazado de la carretera. En estas fotos podéis ver que ya entonces (hace más de 150 años la más antigua) el árbol tenía un buen tronco lo cual da idea de su edad.
Grandes almeces (Celtis australis) en la Ermita del Valle (Toledo) a principios del siglo XX
Romería del Valle hacia 1920. Fotografía de D. Pedro Román Martínez
Vista de Toledo desde el enorme almez de la Ermita del Valle hacia 1925. Fotograbado de Friedrich Christiansen
Almeces de la Ermita del Valle a inicios del siglo XX
Jacinto Guerrero, Torcuato Luca de Tena y el Enrique Reoyo junto al gran almez de la ermita del Valle hacia 1927. Fotografía de Rodríguez publicada en enero de ese año en la Revista Toledo
Espero que este post sirva para que más toledanos conozcan y valoren esta joya botánica. Yo por mi parte, mientras siga siendo humano, seguiré envidiando su apacible vida en ese maravilloso emplazamiento y me seguiré preguntando si alguna vez podré ser almez.
Gran almez (Celtis australis) en la ermita del Valle, Toledo (España) año 2008
Gran almez (Celtis australis) en la ermita del Valle, Toledo (España) año 2008
Gran almez (Celtis australis) en la ermita del Valle, Toledo (España) año 2008
Gran almez (Celtis australis) en la ermita del Valle, Toledo (España) año 2008
La Ermita del Valle y su gran almez en Google Maps:
Como cada año por estas fechas, ya están maduros los frutos del Almez. Son las conocidas como almecinas (o localmente en Toledo “almárcigas”). Hacen las delicias de los pájaros y de los niños, os invito a probar su tremendo dulzor.
21 oct. 2022. Foto de Almeces de Toledo
21 oct. 2022 Foto de Almeces de Toledo
Los almeces dan sus frutos a finales de verano y otoño, pero este ejemplar en 2021 no produjo frutos como consecuencia de Filomena.
La zona del Valle cubierta de nieve por la Filomena 7 de enero 2021. ABC
Es una gran noticia que este año haya sido posible llevar a cabo esta tarea para el Vivero y, sobre todo, para este árbol centenario.
9 nov 2022.
Durante el mes de octubre se recolectaron las semillas del almez centenario que hay junto a la Ermita del Valle.
Almez en la actualidad
Ermita del Valle con el almez. Google Maps. Vista aérea
Escaleras de bajada a la terraza y pasarela de acceso a la ermita inaugurada en enero 2020
Ermita del Valle con el almez en hibernación. Dia de la inaguración de la pasarela del Valle 17 de enero 2020. ABC Toledo
Escaleras de bajada a la terraza del restaurante. Google Maps
Almez, Agosto 2021. terraza del restaurante La Ermitaña Google Maps
Almez, Noviembre 2022. terraza del restaurante La Ermitaña Google Maps
Almez, Julio 2018. Google Maps
Almez, Agosto 2021. terraza del restaurante y vista panorámica de Toledo Google Maps
El almez echa raíces en Toledo gracias a la iniciativa en Twitter que reivindica esta especie autóctona
Cerca de 200 ejemplares documentados. Este es el satisfactorio balance que Eduardo Sánchez Butragueño, el creador del blog ‘Toledo Olvidado’, ha conseguido con el hilo ‘Almeces de Toledo’, una iniciativa vía Twitter con la que desde hace dos años reivindica a esta especie autóctona y da un toque de atención a las autoridades para que pueblen de árboles las calles, plazas y jardines de la ciudad.
El almez echa raíces en Toledo gracias a la iniciativa en Twitter que reivindica esta especie autóctona 20M EP
En declaraciones a Europa Press este licenciado en Ciencias Ambientales ha explicado que en Toledo, donde el clima es muy extremo, históricamente ha habido dos árboles autóctonos, el almez y el olmo. Pero este último se ve aquejado de la grafiosis, una grave enfermedad que ha diezmado las poblaciones «hasta límites increíbles».
Aunque se intenta recuperar esta especie, hoy en día no tiene disponibilidad ni en viveros ni en sotos naturales, porque sigue estando muy afectado. «Por eso, solo nos queda una especie autóctona de hoja caduca que es el almez».
«Cuando inicie el proyecto en Twitter de ‘Almeces de Toledo’ quería reivindicarlo como el árbol de hoja caduca por antonomasia en Toledo, que la gente conozca los mejores ejemplares que hay en su entorno, tanto los naturales como los que han sido introducidos por la mano del hombre y concienciar a las administraciones de que deben usarlo con más asiduidad en las plantaciones que realicen a lo largo de la ciudad», ha asegurado Sánchez Butragueño.
Más de dos años después de abrir el hilo en Twitter se muestra contento con la respuesta de la gente. «Muchas personas contactan conmigo a raíz de esta cuenta y me preguntan dónde conseguir el almez, cómo plantarlo. Además, hay alguna historia bonita detrás, como la da un hombre que ha plantado uno junto a las cenizas de su padre que ha fallecido por COVID», ha señalado.
En cuanto a los ejemplares más antiguos con los que cuenta la ciudad, Sánchez Butragueño ha explicado que el ubicado al lado de la ermita del Valle puede ser el más longevo y podría tener entre 250 y 300 años. «Ya se fotografió con buen porte en 1863 en este sitio emblemático, con Toledo detrás. Pese a Filomena, las heladas y la DANA su salud no está mal y es una joya que todo el mundo debe conocer».
Y es que este ambientólogo denuncia que Toledo presenta una masa forestal y arbórea muy escasa en sus plazas, calles y jardines, si se compara con ciudades como Aranjuez, Talavera de la Reina, Ciudad Real o Madrid, que al igual que la capital regional no tienen un clima sencillo.
«Está en nuestro debe. Mi intención es concienciar a los responsables públicos de la necesidad de incrementar esa masa arbórea en la ciudad, sobre todo en las situaciones ambientales actuales», ha defendido Sánchez Butragueño, que alega que esta escasez de árboles no se puede achacar a una cuestión climatológica sino cultural.
«En Toledo, y en general en toda Castilla, ha faltado siempre una cultura del árbol, un cuidado a los árboles. Quizá Toledo sea paradigma de esa castellanidad en lo relativo a no valorar los árboles en su justa medida, y eso es algo que hay que cambiar», ha insistido.
Al margen de que sea un árbol autóctono, el también autor del blog ‘Toledo Olvidado’ ha recalcado que se trata de una especie muy emblemática, con mucha historia y mucha leyenda detrás. «Ha sido sagrado para muchas culturas. Hay datos que documentan la existencia de semillas de almez en la dieta de los hombres de Atapuerca, lo que demuestra que está ligado al ser humano desde hace milenios. Era sagrado para los celtas, los romanos tenían la costumbre de plantar uno cuando nacía el primogénito de la familia. También tiene mucha simbología en Francia y en Italia, en definitiva, en todo el mundo mediterráneo, hábitat natural del almez».
Por todo ello, ha concluido animando a mirar Toledo a través de sus grandes árboles con la esperanza de que, a través de ese conocimiento, los vecinos de la ciudad se animen a plantar en sus casas y jardines más almeces e insten a las autoridades a que en los espacios públicos siembren esta especie, que durante siglos y milenios ha demostrado estar acostumbrada a sus condiciones ambientales.
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