Día de la novela Ana Sábado, 5 de octubre de 2002
Introducción
Este pasaje de la novela tiene un trasfondo un poco más religioso o vivencial, pero sobre todo es por ambientar la novela, de manera que se aprecia un poco más ese carácter autobiográfico, como dice la dedicatoria de la novela, se la dedico a aquellos con quienes he compartido mi Asperger, lo que va más allá de lo romántico o sentimental.
En cierto modo es una manera de reflejar lo que sería toda esta historia, esta novela, si no existiera ese conflicto, pero que en realidad sigue tan latente como en secuencias anteriores de la novela.
Sirve para justificar o explicar de algún modo esas discrepancias o malentendidos provocados por mi manera de proceder, sin que ello desentone con la evolución de la historia ni la sucesión de los acontecimiento. Puede entenderse como un capítulo de descanso, aunque sin que pierda intensidad
De regreso a Toledo
Durante el mes de septiembre me quedé en casa, retomé la rutina del trabajo y de mi vida, sin que nadie me convenciera para que me apuntara a ninguna otra actividad, aunque las hubiera y fuera igual o más importante mi participación, pero ya no se trataba de actividades del Movimiento como tal, sino a un nivel superior, como una manera de unificar, por parte de unos y otros, lo vivido durante el año antes de que comenzase el nuevo curso.
Ana
¿Qué te parece el plan? Ha pasado el verano y los amigos de la parroquia han organizado un viaje a Toledo como ya hicieran dos años antes, después de un verano en el que parece que Ana de nuevo ha dejado huella y donde el hecho de no coincidir con Manuel parece que ha sido sanador, porque si en el verano del 2000 le echaba de menos por su ausencia ésta vez parece que se ha alegrado de no acudiera al campamento.
¡Es que en julio éste ha pretendió ligar con Ana por carta y ésta ha tenido que pararle los pies antes de que se entusiasme por demás! ¡Qué no, vamos! ¿Que ella ya tiene bastantes problemas en la vida como para que la anden mareando con historias románticas que no le interesan

¡Menudo mes de agosto! Agotador y liberador a la vez para Ana, Campamento de verano, convivencia de novios y porque entre medios descartó era reunión de un día en Toledo, porque estaba agotada y por dejar claro que nada había cambiado en lo dicho a Manuel, que no estaba desesperada por volver a verle y menos aún porque sus caminos se cruzasen de nuevo. A ver si el paso del tiempo, el hecho de no verse provoca que éste fije sus miras en otra y ella pueda estar tranquila.
Pero, claro, no es Ana ni Manuel quienes dirigen los acontecimientos. Hay más gente en el mundo aparte de ellos dos, sin olvidar que Ana ha hecho buenas migas con las amigas de Toledo y que la distancia entre una ciudad y otra tan solo se acortan cuando de uno u otro lado se organizan alguna actividad por parte del Movimiento y esto, por lo general suele suceder en Toledo.
Además, no es Ana la única interesada en afianzar lazos entre la dos ciudades, porque igual de unida y motivada se siente la gente de su grupo parroquial, que si Ana y los que han estado en el campamento y la convivencia de novios han regresado contando maravillas, hablando de grandes vivencias y, sobre todo, de buena convivencia con los de Toledo, lo lógico es que aquellos que no han ido quieran verse contagiados y los que fueron se han quedado con ganas de más, no vaya a ser que la rutina les desmotive.
Cuando me avisaron de la fecha del primer retiro del curso y de la posibilidad de que gente de la parroquia fuera, considerado casi como una necesidad después del verano, en un primer momento reconozco que tuve mis dudas. La idea resultaba tentadora y no tenía menos interés que el resto por ese viaje, pero también me asustaba la idea de ese reencuentro con Manuel, que surgiera otro momento de tensión entre nosotros y se estropeara todo lo ganado durante el verano.
Ana
Sin embargo, para Ana eso de regresar a Toledo tan pronto tiene un nombre propio «Manuel«. Que, si fuera por las amigas, ella es la primera que organiza su agenda y el viaje, que no la enfermedad la retiene en casa porque pasar un dia en Toledo, en buena compañía y mejor ambiente es un soplo de aire fresco. Mejor no puede ser su experiencia y si por ella fuera, esos encuentros y retiros serán tan multitudinarios que estaría justificado eso de apretarse en el banco de la iglesia para dar cabida a todo el mundo.
¿Pero cómo les explicas tú a esos que se entusiasman y desviven por ir a Toledo, que quien les anima a ello ha decidido que no va? Porque sabemos que Ana es una chica discreta y lo último que quiere es causar problemas, que en realidad Manuel no ha hecho nada demasiado grave como para que se señalen y ya es bastante que éste se haya sentido tan culpable que no haya acudido al campamento.
En Toledo

Lo que me sorprendió un poco fue que, a causa del madrugón de aquel día, del empeño de alguno del grupo de que llegásemos pronto para disfrutar lo más posible del retiro, nos encontramos la iglesia casi vacía, tres o cuatro miembros del Movimiento y el sacerdote, otros que habían madrugado casi tanto como nosotros, alguno que ellos vivía fuera y había estado en la meditación de la noche y dormido en la ciudad.
Ana
¿Cómo se expresan en una novela las prisas por llegar a un sitio? En vez de marcar una hora en el reloj o dar un dato más o menos aproximado, se me ocurrió hacerles madrugar, que aun a pesar de la distancia entre las dos ciudades y del hecho de viajar en el día, las prisas es urgencia por llegar a Toledo entrase en contraste con la actitud de la gente que ya vive en Toledo y tiene a iglesia casi en la puerta de su casa.
Esta secuencia de la novela, desde ese punto de vista autobiográfico de la novela, del hecho de que está basado en mis propias vivencias, puedo asegurar que es bastante aproximado y de manera premeditada en mi versión de la novela, yo soy de los que llegan tarde, como si tuviera toda la mañana para llegar. Lo que en el caso de mi yo como personaje, casi se puede entender como el hecho de acudir poco motivado. Que en contra de lo que se haya podido dar a entender en la novela hasta este momento, Manuel, mi personaje, no es insensible a estas desavenencias sentimentales.
En realidad, si suponemos que Manuel ha estado todo el verano sin ver a nadie, salvo esa reunión del mes de agosto en la que echó de menos la asistencia de Ana y a la par que se alegraba por ésta se lamentaba por su propia situación, el hecho de comenzar el curso debería ser un empuje de energía, un renacer. Ya sabemos que este ‘Manuel’ va un poco por libre, por lo cual se encuentra con la gente cuando ya está allí, en contraste con la actitud de Ana, que casi se siente llevada en brazos, que no hace falta ni que pidan que pase a recogerla.

El rezo de laúdes ya había empezado cuando llegó Manuel. Lo hizo solo, lo cual en su caso tampoco tenía nada de particular. Tardó poco en juntarse con alguien con quien compartir el diurnal. Yo no lo compartía con nadie y a mi lado había sitio, pero me descartó desde un primer momento.
Ana
Ana, que no parece que tuviera muchas ganas de encontrarse con Manuel, por no avivar sentimientos equivocados, sin embargo, no oculta el hecho de que está pendiente de la llegada de éste. Sin embargo, éste parece ignorarla desde el primer momento. Que le ha quedado claro el mensaje
Durante el rezo del rosario, por el exterior de la iglesia, a mí me asignaron el tercer misterio. Imposible que pasara desapercibida por el grupo, pero me dio la sensación de que Manuel estuvo más pendiente de que nuestras miradas no se cruzasen que de la oración en sí.
Ana
Contraste
¿Qué se hace en esas reuniones después del verano? Compartir vivencias y fotos, sobre todo porque en el 2002, a diferencia de lo que sucede en la actualidad, eso no era tan inmediato y en cualquier caso todo cualquiera tiene mucho que contar con la subjetividad que proporciona el paso del tiempo.
«¿Y tú te acuerdas de cuando Ana……?»
«Aquí en esta foto estamos todos. Mira ahí está Ana»
«Aquí están Ana y las demás bañandose en el día que fuimos a la playa»


Ello me sirvió para confirmar que mi presencia en el campamento había pasado menos desapercibida de lo que pretendía. Es más, creo que Manuel también se dio cuenta de ese detalle.
Lo que a mí me quedó patente, después de ver las fotos, es que su cara no aparecía por ninguna parte y que, en ese aspecto, tampoco aportaba nada. Como si sus vacaciones hubieran sido en sentido pleno.
Ana
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