Lo intuía y, aun así, me senté lo presentía y, aun así, no dudé. Quise confirmar lo que es cierto lo que la vida me dijo una vez. Que se ha de estar solo en el desierto que quien lleva lazarillo ya no ve. Pero mi desierto no es de arena, mi ceguera no es por no poder ver. Mi desierto es tan solo de silencios de colocar muros junto a la pared . Ocultando la belleza de un cuadro a aquellos que no han querido ver. Mi ceguera no es por verlo todo negro, no es por allí por donde no puedo ver. Mi ceguera es descubrir mi vida descubrir que voy a dónde no sé. Allí donde nadie me ha de esperar porque en el desierto a nadie se ve.
Manuel Pellicer Sotomayor, Poema de 1999

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