Entre tantos pretendientes y estrellas, entre tantos sueños y mil ilusiones jamás se fijaron en mi corazón. Porque yo soy el de siempre mi vida no ofrece ya emoción. No hay pasión en mi monotonía ni hay otra canción de amor. Entre juegos y alegrías pasa el día y con la tarde llega el adiós para amanecer en otra parte donde nadie me hable de amor.
Manuel Pellicer Sotomayor, Poema de 1994

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