Tan acostumbrados estamos los toledanos a oír el curioso nombre de este arco, puerta o pasadizo que ya no nos extraña.

En época musulmana, durante la dinastía Omeya, Abderramán III mandó construir en Toledo un alficén , en árabe “Al Hizam”, que era un recinto amurallado que acogía el Palacio Real, los cuarteles de la tropa y la alcazaba defensiva, actual Alcázar.
Hoy los arqueólogos han encontrado partes de esa muralla.
Su objetivo era mantener este recinto independiente y aislado de la Medina, donde residía y trabajaba por gremios la población civil.
La muralla del Alficén tenía varias puertas, en lado Este, hacia el río, por el actual Paseo del Carmen, estaba la Puerta de “Doce Cantos” que está frente al puente de Alcántara y arriba junto a la plaza de Zocodover, en árabe “Suq-ad-dawbb”, estaba la Puerta de “Bab-al-yail” o puerta de los caballos, lo que es hoy el “Arco de la Sangre” que daba salida a la explanada de Zocodover y que fue llamada también Puerta Alfadá.
La denominación de Arco de la Sangre le viene de que en su parte superior, en las viviendas construidas en el lugar donde estaba la muralla, hay justo encima una Capilla donde está expuesto un Cristo crucificado que pertenecía a la “Cofradía de la Preciosa Sangre de Cristo” cuya misión era atender espiritualmente a los que iban a ser juzgados por el Tribunal de la Santa Inquisición.
La plaza de Zocodover o Suq-ad-dawabb, del árabe «mercado de las bestias», tenía la misma función que tienen actualmente otras plazas en las medinas de Marruecos como la célebre de “Jemaa-el-fna” en Marrakech.
En ella se celebraban Autos de fe, festejos de diversa índole, mercadeos de productos elaborados por los gremios e incluso lugar de exposición en un “Clavicote” de personas fallecidas para solicitar la caridad popular para su enterramiento.

La Cofradía de la Santa Caridad les daba sepultura cerca del Paseo del Carmen.

El clavicote era una especie de jaula, con el cadáver dentro, que se suspendía en el aire, hasta que alguien se hacía cargo del finado.
Hoy Zocodover es lugar de encuentro, de celebraciones populares y de vida social.


Desde la calle Cervantes

El Cristo de la Sangre
Muchos de los visitantes (y habitantes) de Toledo desconocen que sobre el Arco de la Sangre que da acceso a Zocodover se encuentra una pequeña capilla que guarda viejas tradiciones y un importante Cristo del mismo nombre. En Semana Santa, si pasas por esta céntrica plaza observarás cómo la capilla abre ventanales y nos deja ver lo que allí se esconde.
Su nombre actual, obedece a que sobre este arco de herradura se oculta la imagen del Cristo de la Sangre, en una pequeña capilla habitualmente cerrada que es visible desde la Plaza de Zocodover. La imagen procede de una vieja cofradía fundada en tiempos de Sancho III, pero la capilla no fue creada hasta el reinado de Enrique IV. Esta peculiar ubicación sigue la costumbre árabe de ubicar un oratorio sobre algunas puertas y arcos para asegurar buen viaje a todo aquél que sale de la ciudad y cruza la puerta.
Según Marina, en la “Nueva Guía de Toledo” (1892) la capilla tenía tres balcones, que “suelen abrirse al obscurecer y que dejan ver la sagrada efigie de El Cristo de la Sangre, (que) pertenece a la Cofradía que bajo la advocación de Preciosa Sangre de Cristo fundara el rey D. Sancho el Deseado, para asistir a los reos condenados a muerte.”

En el incendio del edificio durante la Guerra Civil, como apunta Goitia Graells en la revista Toletum, se quemó el archivo que se conservaba en la capilla. La forma de proceder de esta Cofradía era la siguiente: “una vez pronunciada la sentencia, condenatoria a muerte, por el tribunal o autoridad competente, y señada la fecha de entrada del reo en Capilla, dicha autoridad lo comunicaba a las dos Cofradías (Sangre y Santa Caridad) las que inmediatamente procedían según lo ordenado en sus Constituciones.

Primeramente la Cofradía de la Santísima Sangre de Cristo, instalaba la Capilla en la habitación que el Alcaide de la Cárcel indicaba, retirándose una vez esto efectuado, y entonces, la Santa Caridad se hallaba presente en el acto de la comunicación al reo de la sentencia dictada (…). En el momento de la salida para la ejecución, se hacían cargo de él los cofrades de la Santísima Sangre de Cristo, los cuales desde ese momento recorrían la ciudad implorando limosnas con destino a sufragios. La Cofradía de la Santísima Sangre de Cristo acompañaba al reo hasta el momento de ser ajusticiado, retirándose y dejando de pedir limosnas desde ese momento.




Fuentes:
- Leyendas de Toledo. Facebook
- Cristo de la Sangre. Leyendas de Toledo.com
- Arco de la Sangre en Toledo Toledo guía turistica y cultural.com
- Cristos y Vírgenes de Toledo Toledo.es
- Restaurado en 1945 Tras el último verso
- Centro ciudad Tras el último verso
- Víspera del Corpus. Tras el último verso

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