El despertar de los chicos

Introducción

En la versión de Manuel también se menciona este primer despertar y desde el primer momento hay evidentes diferencias entre lo que sucede en una casa y la otra, que el planteamiento es distinto porque las circunstancias también lo son, como el hecho de que tan solo sean siete chicos y la casa se encuentra más cerca de la iglesia, por lo cual no hay atasco en el cuarto de baño ni excesiva prisa por espabilar.

Por hacer alguna observación en ese sentido, tal vez la hora de plantear el despertar de las chicas, me dejé influenciar por convencimientos, por los tópicos y en cuanto a los chicos, es comprensible que por mi experiencia personal, con el eximente de que no me detuve en demasiados detalles a respecto. Los chicos se levantan y se van a la iglesia.

Los chicos duermen más

No se dice nada de que los chicos trasnochasen ni se dedicasen a compartir confidencias una vez que regresaron a la casa con intención de acostarse, más bien se intuye que hubo un sentido de responsabilidad, que había que dormir en previsión de lo acontecimientos de aquellos días, en los que faltarían horas de sueño en favor de la liturgia y la oración.

Los chicos no sólo se acuestan antes, sino que además se levantan media hora más tarde que las chicas, lo que casi es una manera de expresa la tranquilidad con lo que lo hacen, la relativa despreocupación por el aseo matinal, en todo caso, que al ser un grupo menor y sobre entender que disponen de tiempo para ello, dan la sensación de que disponen de todo el tiempo del mundo, sin especificar si lo llegan a aprovechar.

Otro detalle de este despertar es que en la versión de Manuel no se hace mención a que los chicos se despierten pensando en las chicas y aún menos en sorprenderles. Más bien, los chicos van a lo suyo y las chicas ya llegarán, lo que es una manera tácita de reconocer que esa creencia de que son unas tardonas, no es tan solo por una apreciación de éstas. En todo caso, es una cuestión menor de la novela.

Tras una noche no muy tranquila, fue la primera y en la única que todos nos relajamos, se aprovechó hasta el último minuto de fuerza, de resistencia al sueño, antes de que hubiera silencio en la casa, el despertar fue como siempre. El despertador sonó para todo el mundo a las ocho y media; no se dejó que nadie cediera a la pereza.

Manuel. Silencio en tus labios, 17 de abril de 2003

Lo que se destaca es la pretensión de salir de la casa todos a la vez, que ninguno se quede en el saco ni rezagado, mientras que en la versión de Ana, en el alojamiento de las chicas, ésta hace mención al hecho de que ella se queda la última para ocuparse de cerrar, que las chicas van saliendo según terminan de asearse para despejar la casa y Ana es quien se queda a cerciorarse de que se han marchado todas.

lavandose los dientes // Copilot Designer

¿Quién ha dormido mejor?

La cuestión por determinar quién ha pasado mejor noche se plantea por parte de las chicas, pero de algún modo son los chicos quienes responden a esa cuestión una vez que están todos en la iglesia para el rezo de laudes y la van viendo llegar.

De hecho, aunque resulte algo habitual en esta versión, Manuel hace una mención directa a Ana, se atreve a observarla con mayor detenimiento, frente a la indiferencia demostrada la noche anterior, ahora no reprime su interés y curiosidad por saber cómo ha pasado la noche. sin embargo, en vez de preguntarle directamente se limita a mirarle a la cara.

En cierto modo, hemos de tener en cuenta que este es el primer despertar que comparten de manera consciente, ya que con anterioridad, en los encuentros de Toledo, Manuel se encuentra con Ana cuando ya están en la iglesia y sin tener demasiado claro dónde ha pasado esta la noche. Esta vez ya sabe dónde ha dormido.

El poema

Como curiosidad, como queriendo destacar la personalidad de este personaje, en la novela se incluye un poema, de manera que este primer despertar resulta inspirador, escrito en circunstancias algo similares, por lo cual encaja en este momento de la novela.

En realidad, este poema supone un lógico contraste entre la noche y el día, entre el pesimismo de sentir que está fuera de lugar y el sentirse de algún modo renovado, animado, con ganas de seguir allí, incluso aunque esa primera visión de Ana provoque que ésta pierda parte de su encanto, tiene ojeras por no haber dormido bien.

Las ojeras de Ana

Cara de recién levantada // Copilot Designer

Por lo que se comenta en la versión de Ana se entiende que ésta se ha tomado su tiempo para asearse, se entiende que dentro de lo que la situación y las circunstancias se le han permitido. Sin embargo, lo que Manuel destaca deja sin mucha validez toda esa dedicación.

Lo que aflora de Ana es su naturalidad, el hecho de que con independencia de que la pueda tener hasta cierto punto mitificada, que tan solo tiene buenos ojos para ella, en estos momentos es su casa de recién levantada lo que le inspira y le llama la atención.

Se busca precisamente eso, hacer que este primer despertar tenga algún sentido para Manuel, quien por la noche se había ido a dormir con la sensación de que su interés romántico por Ana se desvanecía, pero por la mañana se reaviva sin que haga nada especial por llamar su atención.

Casi se puede pensar que estas ojeras de Ana son con pleno conocimiento, una manera cómplice y sutil de de que haya una conversación tácita entre ellos, porque Ana sí ha pensado en Manuel y es factible pensar que ella aún no se sentido derrotada y que este primer reencuentro del día tiene toda su importancia.

Ana es una chica con defectos, aparte de virtudes propias y las que se les puedan atribuir, de manera que esas ojeras son su manera de dar a entender que ella no pretende esconderse, que no tiene nada que esconder, que como algo típico de este personaje, quiere que se la conozca por ella misma, sin adornos.

Origen:

Manuel. Silencio en tus labios, 17 de abril de 2003