Introducción
Es Viernes Santo por la mañana y por lo que sabemos Manuel se ha encontrado con que Ana se ha pasado desde la madrugada rezando en la iglesia, ante el Monumento, sin que nadie le diera el relevo y ésta se ha dado cuenta de que no hay chico más escandaloso en el mundo, que por mucho bullicio que haya a su alrededor es éste quien le interrumpe sus oraciones con su llegada.
Es la mañana del Viernes Santo y aparte de este comienzo del día la vida en el pueblo y el desarrollo de la Pascua continúa. Ana de volver a asumir sus responsabilidades como responsable de la convivencia y Manuel ha de dejar a un lado sus propios tormentos porque la vida no gira en torno a ellos dos.
1º Estación. Ana sale de la iglesia
Se puede decir que a Ana la sacan literalmente de la iglesia, la arrancan de la seguridad y la tranquilidad que ha encontrado frente al Monumento, porque no se puede pasar ahí todo el día. Tiene que ser consciente de su realidad y darse cuenta de sus amigas se preocupan por su salud, que la necesitan.
Me reprendió como las buenas amigas saben hacerlo y la situación se lo permitió, con el mayor sigilo y toda discreción, hasta el punto de que no le convencieron mis excusas y me obligó a que la acompañase, momento en el que me di cuenta de que quizá mi salud no fuera tan fuerte como mi voluntad, que tantas horas en la iglesia me habían aliviado el alma, pero mi cuerpo se resentía, por la falta de sueño y que quizá la iglesia fuera más fría de lo que yo suponía, sobre todo porque estaba sentada en el suelo.
Ana. Silencio en tus labios, 18 de abril, 2003
2º Estación. Ana regresa al alojamiento de las chicas
Pasa por el cuarto de baño, se cambia de ropa y se va a desayunar, siempre teniendo a una de sus amigas como acompañante.
Todo el mundo tiene que verla con buena cara, si no la mejor. Como queriendo que las horas que se ha pasado en la iglesia pasen desapercibidas, que no sea algo que le recriminen ni sirva de llamada de atención para aquellos que se han dejado vencer por el sueño.

Es más casi parece ser Ana quien no quiere que su comportamiento resulte demasiado relevante, dado que en el fondo para ella ha sido una ganancia haber estado sola, con tranquilidad, un lujo que los demás no han disfrutado y de lo que tampoco quiere presumir, es algo se que queda para ella, sus amigas y Manuel, que fue el primero que se la encontró allí.
3º Estación. Via Crucis con el pueblo
Como responsable de la convivencia se le plantea la cuestión de si ellos han de participar o no en el Vía crucis del pueblo como parece estar previsto o pueden rezarlo después por su cuenta, con la guía del sacerdote.
La cuestión es que a alguno eso de rezar dos vía crucis en un mismo día le parece demasiado cansado, pero, por otro lado, no se quieren privar de ellos, de rezarlo según su carisma, tener un Vía crucis más privado. Ante lo cual Ana no parece tener reparos, dado que la decisión al final depende más del sacerdote que de ella.
4º Estación. El Vía Crucis se va sin Ana
Al final todo el mundo se reúne para rezar el Vía crucis con la gente del pueblo, participan de la procesión, incluso Manuel parece estar animado y confiado en que es lo que ha de hacer.
Sin embargo, mientras la procesión del vía crucis se aleja de la iglesia por las calles del pueblo, Ana encamina sus pasos de nuevo hacia el Monumento, para buscar refugio y descanso, para ser ella quien asuma ese turno de vela, mientras los demás están en la procesión. Ella se siente fisicamente debil y prefiere descansar, sin tener que ir a acostarse.
5º Estación. Ana ocupa su silla en el comedor
Casi por rutina, sin pensar, porque no es su grupo el responsable de servir la comida ni lo será para recoger, Ana va a ocupar su silla en el rincón, casi como una provocación, una llamada de atención para Manuel, dado que ésta se siente un tanto débil y agotada, no tiene micho ánimo para pensar.
Con la suerte de que tampoco se ha de preocupar porque Manuel intente sentarse en la misma mesa y robarle esos veinte minutos de compañía. La comida es por grupos, como una manera de reconducir la convivencia porque parece que todos tienen la sensación de que andan un poco desperdigados, ya que no han tenido como tal un momento que compartir.
6º Estación. Ana se refugia en el alojamiento de las chicas
Después de comer Ana se va a la lojamiento de las chicas, se desentiende un poco de todo porque necesita tiempo para ella, para descansar.
Sin embargo, no puede evitar que fluyan sentimientos y pensamientos de su corazón y de su mente, que Manuel se convierta en una preferencia en su vida, lo que plasma en su diario, ese que lleva escribiendo toda la semana y que fue la base sobre la que escribí esta parte de la versión de la novela.
7º Estación. Ana se queda dormida

En la novela no se especifica cuándo, pero el caso es que Ana se queda dormida, descansa todo lo que no ha hecho durante la noche sin ningún remordimiento por parte de las chicas, que entienden que ella necesita descanso.
La conocen, la han debido ver mal, y prefieren que dé prioridad a su salud frente a la liturgia del día, la asistencia de los Oficios, no siendo algo preceptivo, aunque ello forme parte de la Pascua.
Cuando Ana despierta se da cuenta de que se ha quedado dormida, que es lo bastante tarde como para que acuda a los Oficios, porque no le dará tiempo por mucha prisa que se quiera dar, aunque tampoco quiere que se lo recriminen.
8º Estación. Ana llega tarde a los Oficios
Para Ana no participar de los Oficios supone un derrota, que se ha fallado a sí misma y a los demás. Ella que esperaba ser un referente y un ejemplo, se encuentra con que es la única de todo el grupo que no ha asistido a los Oficios y en su foro interno se siente señalada, mal consigo misma.
Esto lo interpreta como una pequeña llamada de atención, un admitir que en el fondo no siente que esté viviendo la Pascua con la apertura de corazón que debería.
9º Estación. Ana se sienta en su silla para cenar
La cena de esa noche vuelve a ser por grupos, y Ana vuelve a sentarse de nuevo en su silla, pero en esta ocasión no evita fijarse en Manuel, preocuparse por él, buscarle, sin que parezca que éste le corresponda porque parece resignado ante su frialdad, que ha perdido parte del interés, porque tan solo se encuentra con impedimentos.
10º Estación. Ana reza el Via crucis
Ana centra su atención en Manuel, quien al igual que ella parece cargar sobre su conciencia con una pesada cruz, como ese amor no correspondido, ese pensar que no está viviendo la Pascua con el corazón abierto.
La cruz de Ana es su salud, su enfermedad, algo que entiende que no puede cargar ella sola, que necesita compartir con alguien, al igual que entiende que Manuel también necesita compañía y apoyo en su soledad, en esa dificultad para hacerse entender por los demás.
En cierto modo, tenía la sensación de que aquella noche se me pedía que fuera un poco más sincera y aunque temiera ser una carga pesada e insufrible para los demás, permitiera que cargasen conmigo. Pero mi cruz resultaba pesada.
Ana. Silencio en tus labios, 18 de abril, 2003

Origen

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