Introducción
Por situar y relacionar de algún modo la canción de «Perdón» de David Bisbal con la novela «Silencio en tus labios», lo situaría en el momento de la reconciliación esa tarde del viernes 25 de julio de 2003
La escena no se desarrolla como se indica en la canción ni el videoclip. La actitud de Ana es algo menos fría e intransigente. Aunque en un primer momento se muestra poco dialogante, en el fondo sabemos que se siente feliz. Le alegra que Manuel se haya presentado en su puerta. Manuel quiere que superen su primera crisis de pareja.
Manuel acude a pedir perdón
Sabemos que esa primera crisis de pareja viene provocada por un desencuentro, por una falta de comunicación. Como pareja aún no hay una total sintonía entre ellos. Hay dos horas de coche entre sus ciudades y tan solo han disfrutado juntos el último día de la convivencia de la Pascua
Todo ha sido demasiado precipitado y repentino. Manuel no se esperaba que Ana correspondiera a sus sentimientos. Él se siente tan ilusionado como descuadrado por la situación.
De manera que, Ana le llama por teléfono para quedar un fin de semana de mediados de mayo. Sin embargo, Manuel se encuentra con la tesitura de rehusar. Ya tiene planes que no puede aplazar. Incluso puede parecer que esta negativa se debe a que se siente un tanto superado por la relación.
Por extraño que parezca, hay una chica que no solo le ha dicho que le quiere. También le manda cartas de amor. Se toma la libertad de llamarlo por teléfono para hacer planes. Osadías que Manuel se siente un poco cohibido a hacer.

Ana se siente desencantada
Digamos que tras ese fallido intento por hacer planes de pareja Ana se siente frustrada, desencantada. Ella lo ha apostado todo por ese amor. Sin embargo, se encuentra con que Manuel no parece dispuesto a acompañarla en esa aventura. Muy bien en las distancias cortas, en los comienzo, pero a la hora de la verdad no cuenta con ella. Ya tiene otros planes
Sí, Ana lo ha apostado todo por Manuel, por este amor. Ella ha escuchado lo que le han contado las amigas sobre las aventuras y desventuras románticas de ese patán. Sin embargo, lo ha escogido por novio. Ha optado por asumir el riesgo y dejarse llevar por los impulsos del corazón.
Ella ha organizado el fin de semana perfecto para los dos. Además, le ha buscado alojamiento en casa de un amigo. De esta manera, la situación será un poco menos comprometida. El caso es que iba a ser la ocasión para que Manuel la conociera un poco más. Además, esto le permitiría comprender mejor su vida.
Sin embargo, a la hora de escoger entre pasar un fin de semana con ella o sus propios planes, él optó por lo segundo. Ella no estaba incluida en esos planes.Tampoco le había comentado nada, por si ella se hubiera animado a participar. Al menos que no perdiera el tiempo buscando planes para los dos.
En principio tenían planes para verse al siguiente fin de semana. La ocurrencia e iniciativa de Ana descuadra todos los planes. De haber aceptado se hubieran podido ver dos fines de semana consecutivos. Al final ni en uno ni en otro. Ana estaba enfadada.
¿Qué tiene que hacer para que vuelva?
La cuestión es que desde mayo hasta finales de julio no hay más que impedimentos. Esto impide que se produzca ese reencuentro. Manuel no tiene ocasión de moverse de Toledo y Ana deja claro que no quiere saber nada. Cuando lo intenta se lo impide la salud. Si Manuel quiere algo de ella, se va a tener que presentar en su puerta.
Para hacer ese viaje de dos horas de coche, Manuel ha de superar ciertas exigencias. Nadie está dispuesto a acercarlo hasta allí sin más. Presentarse por su cuenta y riesgo parece la peor de las torpezas que puede cometer dadas las circunstancias.
Se apunta a la convivencia de novios que se va a celebrar en la ciudad. Logra concertar una cita por medio de amigos en común, de las amigas de Ana. Así, su presencia allí no será una sorpresa. Tampoco será una pérdida de tiempo. Lo mínimo es que ella quiera escucharlo.
Mejor que Manuel no se presente allí sin más. Además, se perdería en una ciudad que no conoce. Aparte que podría dedicarse a perseguir a Ana y ésto es lo último que ésta quisiera. Ya se ha puesto bastante en evidencia,
Reconciliación
A la hora de la verdad, Ana no acude a la cita. Prefiere evitarlo de manera descarada. Desea que la cita se traslade al portal de su edificio. Que Manuel se sienta solo e indefenso frente a ella. Que, mientras la ve acercarse por la calle, tenga tiempo de pensar en lo que va a decir. Mientras ella se muestra fría e indiferente.
La tensión se palpa en el ambiente mientras Ana se va acercando y Manuel la observa desde la distancia. Ana aparenta pura frialdad e indiferencia. Ella le quería allí y allí Manuel se ha presentado. Esto ocurre después de que ella no haya acudido al que debería haber sido su lugar de reencuentro. Un sitio un poco menos comprometido.
Esa anhelada conversación, reconciliación, se plantea imposible. Sin embargo, cuando parece que ésta va a entrar en el portal y darle con la puerta en las narices, cuando parece que va a huir definitivamente, Ana le echa una mirada asesina. Da muestras de que es consciente de que él se encuentra allí. Después, le saca la lengua de manera burlona.

Origen
Castigado sin besos – Tras el último verso (manuelpellicer.com)

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