Introducción
Viernes, 24 de Octubre, 2003. (21:30)

Dado que la conversación se volvió un poco tensa por la cuestión del trabajo, a mi madre se le ocurrió aludir a nuestras expectativas y planes de boda,
Planes a largo plazo
A la madre de Ana le interesan cuestiones más prácticas y con vistas a largo plazo, aunque quizá resulte un poco pronto y precipitado aludir a ello por las fechas, el circunstancias de cada y momento, que se ha creado una inesperada crisis de pareja a cuenta del vestido de Ana para la boda de Carlos y el desacertado comentario de Manuel.

Sin embargo, la madre no puede reprimir ni ocultar su curiosidad en ese sentido, dado que se puede entender que si Ana ha hablado con su padre con respeto a la situación laboral de Manuel, con la madre también ha debido compartir confidencias e inquietudes para evidenciar su interés y convicción por esa relación a pesar de todas las objeciones y reparos que se le puedan poner.
Ese fin de semana es Carlos quien se casa, pero también es le fin de semana en que Ana pretendía presentar a su novio en sociedad, confirmar lo que ya para nadie es un secreto, porque ahora ya cuenta con el beneplácito de los padres y se supone que por eso de la cuenta vivienda la relación va mucho más en serio. No hay planes de boda, pero sí de comprarse una casa.
Ana ya piensa en boda

La cuestión es que con mi padre mantenía algunas discrepancias con respecto al planteamiento y no me convencía demasiado el hecho de que se pensara en algo a lo grande
Como se da a entender por parte de Ana, los padres se están empezando a plantear esa posible boda como el acontecimiento de año, como un gran evento social donde se ponga de manifiesto toda la red social de la empresa, de tal manera que más que casar a una hija, sea la ocasión para darse publicidad y hacer negocios, para quedar bien con los clientes y contactos más destacados.
Se planteaba como la boda de la hija del dueño de la gestoria y no tanto como un evento familiar y para los amigos más cercanos. De tal manera que casi puede intuirse que la parroquia del barrio se les puede quedar pequeña por todos la interminable lista de invitados con los que se pretende quedar bien, y por supuesto el banquete en el mejor restaurante de la ciudad en donde lo que menos importe sea el precio del cubierto, aunque haya quien se debe hipotecar de por vida.

Un novio a la altura

Lo que mi madre consiguió con aquellos comentarios fue que Manuel se acobardara un poco ante la situación. En cierto modo era lo que se ha había buscado y lo que mi madre pretendía, que de una manera sutil quedase patente que entre nosotros había demasiadas diferencias.
Manuel no estaba en disposición de aceptar propuestas de trabajo por parte del padre quien se ofrecía a darle todas las facilidades, sobre todo un trabajo acorde con sus cualidades, aunque para ello tuviera que hacerle hueco en la gestoria y no solo abrirle la puerta. Resultaba demasiado comprometido y comprometedor por todos los cambios que ello tendría en su vida a todos los niveles.

Lo de pensar en una boda a lo grande, donde hasta el detalle más insignificante se miraría con lupa y seria con intención de causar buena imagen a los invitados, por lógica a Manuel se le hace muy cuesta arriba, consciente de que no todos sus amigos y conocidos se pueden permitir asistir a un evento así y donde el hecho de pensar que la factura se puede considerar un gasto de empresa tiene una doble lectura.
Tampoco es que haya que pensar que los padres de Ana se dediquen a cultivar árboles del dinero o que no hayan de rendir cuentas de sus actividades profesionales ante la Hacienda pública, pero se trata de dar a entender que las apariencias y las primeras impresiones, la imagen tiene su importancia.

Son gente de buenos principios, eso no hay que dudarlo porque es el ejemplo que le han dado a Ana y que ésta con su personalidad, con su manera de ser, lo evidencia e incluso llega a resultar un poco chocante y contradictorio en ocasiones dado que Ana no se da esos aires de princesa, no como tal los padres tiene esos aires de grandeza porque viven en un piso, en un bloque residencial, con el detalle de que se encuentra en una de las principales avenidas de la ciudad.
El caso es que, la menos en esta ocasión, la madre sí pretende dar a entender que ellos, como padres y como gente de negocios, se puede permitir y costear esa boda como un gran evento social, aunque no sean miembros de la alta sociedad de la ciudad, pero se llegan a codear con éstos a nivel empresarial.
Frente a esa imagen de aparente alto nivel social, de prestigio, está el hecho y la evidencia de que Manuel no está a la altura, que en cierto modo la boda de Carlos le ha de servir de ejemplo y de referente de las expectativas que los padres se han marcado para Ana, que la boda de este fin de semana podría haber sido la boda de Carlos y Ana, de no haber sido por la ruptura de dos años antes y que cada cual ha rehecho su vida como mejor ha considerado.
Difícil tesitura
El panorama que a Ana se le presenta para el fin de semana es que Manuel ha llevado su «tontería» más allá de los límites de lo que ella es capaz de asumir, pero se siente obligada por la asistencia a la boda para no acabar con todo en ese momento y que ya todo dé igual.
Como se suele decir: «mejor sola que mal acompañada». Y parece que su madre quiere poner dicha expresión en evidencia, aunque antes que pasar por un mal trago ante los amigos, mejor esperar a que pase el fin de semana y no zanjar el tema demasiado en caliente, sobre todo porque no se trata tan solo de cerrarle la puerta en las narices a Manuel, está por medio el asunto de la cuenta vivienda.


En realidad, a pesar del lógico mosqueo y malestar, por el incidente del vestido, ana aún sigue enamorada y no está dispuesta a renunciar a todo sin más, aunque tal posibilidad se le plantee como una liberación. Manuel es «tonto» y está claro que no es el chico perfecto que a sus padres les gustaría e interesa para ella.

Sin embargo, por muy ofendida que estuviera por su comentario y fuera menor el apoyo que nos daban mis padres, no estaba dispuesto a ceder a las presiones. Aunque en aquella situación era normal que me encontrase en una difícil tesitura y necesitara que me demostrase su madurez, que estaba a la altura de las circunstancias y se mantenía firme ante las dificultades.
Lo que Ana busca de nuevo es que Manuel la sorprenda para bien o de lo contrario este fin de semana puede ser el último de su relación y dejarles un mal recuerdo.
Se espera de Manuel un nuevo esfuerzo, un paso adelante, un demostrarle a los padres de Ana que se precipitan al juzgarlo de aquella manera y que esta vez no está allí para salir huyendo y sin querer volver la vista atrás. Con la particularidad de que Ana se muestra como la primera a quien ha de convencer.

Debe estar conectado para enviar un comentario.