Introducción
Friday, June 23, 1995 (08:00 AM)
Lo que me despierta esta mañana no es la alarma del despertador, tampoco que hayan abierto la puerta del dormitorio para que empiece a ser un poco más consciente de la hora en que vivo, sino el jaleo que hay montado en toda la casa y del que intento mantenerme ajena.
Este es un día casi ideal, una mañana perfecta, para una chica sin preocupaciones. Las demás se han despertado con el agobio de tener que hacer las maletas, preparar el equipaje, porque todas se marchan y alguna ya no regresará cuando comience el nuevo curso. Es el comienzo de las vacaciones de verano, semanas interminables para disfrutar de la vida y de la libertad lejos de la rutina escolar.

A las más afortunadas las vienen a recoger sus familias de acogida; abandonarán durante un par de meses la idea y sensación de ser poco o nada afortunadas en la vida. No meterán en sus mochilas el pesado estigma de haber sido niñas abandonadas, huérfanas o procedentes de familias desestructuradas. Durante los próximos dos meses podrán ser confundidas con «niñas normales».
Luego están las que, a falta de una alternativa mejor, serán enviadas al campamento de verano, del que Jessica ni siquiera sabe lo cerca o lejos que se encuentra, pero es un sitio donde coincidirán con otras niñas procedentes de todo el estado, del país y quién sabe si también del extranjero.
El campamento de verano es un sitio donde van a divertirse, a participar de todo tipo de actividades lúdicas en plena naturaleza, acordes con su edad y apropiadas para todo aquel que quiera disfrutar del verano como si fuera una de las mayores aventuras, sin preocuparse ni pensar en los padres, dejando a un lado las circunstancias personales y particulares de cada cual. Allí tan solo hay jóvenes de su edad dispuestos a pasárselo bien bajo la supervisión de los monitores de campamento.

Incluso es posible que aquellas niñas que el próximo curso ya no vayan a regresar al «St. Clare’s Home for Girls» el próximo curso, a finales de agosto, aunque tengan familias de acogida, hayan de pasar algún tiempo de adaptación en el nuevo internado. Estas serán las únicas que esta mañana se habrán de esmerar con más empeño en recogerlo todo o irse con lo puesto, ya que será lo único que consideren de su propiedad.
¡Que la dejen dormir!
De las quince niñas, Jessica es la única que esta mañana no tiene que agobiarse por nada.
- No tiene padres de acogida, ni de ningún tipo, que esta mañana ni ninguna otra se haya comprometido o avisado que pasarán a recogerla, que esperen que ella esté en la puerta y con la mochila lista para saltar al coche.
- Tampoco se la ha inscrito en ningún campamento de verano. Ya ni se molestan en preguntarle si le apetece. Además, ya tiene catorce años y a partir de esta edad eso ya no es responsabilidad de la entidad. El autobús, el microbús, la furgoneta o el transporte utilizado para el desplazamiento de las niñas, se puede ir sin ella y su mochila. No hace falta que le guarden el sitio.
- Por supuesto, ya está confirmado que no vendrá nadie del otro internado a recogerla. Ni siquiera Ana se tiene que molestar en acercarla con su coche, una vez que se hayan marchado a su destino las demás niñas.
- Lo de acercarse a pasar la mañana en la playa esta vez no se plantea, aunque haya llegado el verano y a lo largo del curso Jessica haya dedicado tanto tiempo a la lectura de textos en español que se ha superado el límite máximo de cualquier cronómetro. Que el verano se queda corto antes de empezar.

- Se podría escapar al parque, para ver si por un casual se encontrase con los chicos y probar si esta vez no son tan tontos como han demostrado en sus últimos intentos y le permiten participar de sus juegos, sin burlarse de ella por ser una chica o por no hablar ni una pizca de español. No tendrá que insistirles sobre eso de «I don’t speak Spanish«.
- Tampoco necesita esconderse en alguno de esos escondites que parece que conoce solo ella por la casa, porque ya tiene su dormitorio y su refugio en el trastero. Ya se siente bastante escondida de todo el mundo cuando no quiere nada de nadie o nadie quiere nada con ella.
Casi mejor que se quede en la cama hasta que le avisen que ya tiene el desayuno listo y «se le calienta«, porque en verano apetece comenzar el día comiendo algo fresquito.
Mi plan para hoy, como todos los años en estas fechas y más desde que todo el mundo se ha convencido de que no pienso irme a ninguna parte y que nadie vendrá a por mí, será que baje a desayunar y regrese al dormitorio para quedarme aquí tranquila hasta que haya pasado todo el jaleo.

Origen
- Esperando a mi Daddy. Friday, June 23, 1995
- Reflexiones personales

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