Introducción
Friday, June 23, 1995 (10:30 AM) (11:00 AM)
En principio, se supone que disponen de una hora para preparar la maleta de Jessica, partiendo del hecho de que la noticia del viaje le ha pillado completamente desprevenida y, sobre todo, que eso de «hacer su maleta» es toda una novedad. Que, en el tiempo que lleva en el St. Clare’s, lo ha evitado con toda convicción y hasta la fecha creía que se mantendría así.
La táctica de Jessica es perder tiempo; una hora se pasa en un abrir y cerrar de ojos, sin que te des cuenta, y una vez que ha pasado el tiempo, como la maleta o ella misma siguen sin estar preparadas, ese «Nos vamos» termina por ser un resignado «Está bien, te quedas«, porque ya no tiene sentido seguir discutiendo con ella por algo que ya no va a suceder. Se ha pasado la hora y agotado la paciencia.

Sin embargo, en esta ocasión Ana no está dispuesta a dejarse manipular por sus artimañas y sus tretas victimistas. El taxi las viene a recoger a las dos y, sobre todo, se entiende que se han pagado dos pasajes de avión, que se entiende no han tenido que ser baratos, dado que se trata de un vuelo con una escala. Tampoco está la situación como para perder dinero o reclamar que les devuelvan la inversión por haber perdido el vuelo a consecuencia de la cabezonería de una adolescente.
La furia y la calma
Lo que Ana tiene y demuestra es mucha paciencia, consciente de que por las malas no va a conseguir nada, que no ha de responder a las provocaciones de Jessica, porque es justo lo que ésta pretende, que se desespere hasta el punto de que se le quiten las ganas de llevarla a ninguna parte.
Que cuanto más irritante e insoportable se muestre Jessica, menos motivos haya para querer sacarla de su dormitorio, del trastero. Más bien, darse la puerta, cerrar la puerta por fuera, venciendo la tentación de echar la llave y tapiarla, para olvidarse de que existe, porque ¡vaya paciencia hay que tener con la niña!
Sin embargo, Ana no se enfada, no se desespera ni se deja llevar por la tensión del momento. No la toma en serio, porque en el fondo sabe que toda esta resistencia de Jessica no es más que su manera de llamar la atención, que una vez que se le hayan agotado «las pilas», la energía, obedecerá sin rechistar, aunque en este caso, dado que se trata de sacarla temporalmente del St. Clare’s y el tiempo para negociaciones es limitado, tampoco es que lo tenga todo a su favor.

Ana: Déjate de bromas y date prisa en hacer la maleta porque el taxi estará en la puerta dentro de diez minutos y el avión no espera a nadie. – Me ruega con buen humor y sin creerse mucho mis reticencias. – Si te portas bien, te diré dónde vamos y quizá te sorprenda. —Me insinúa. – Como te he explicado antes, hasta hace media hora no me han dado la autorización. Si no te he avisado es por eso, para que no montes el escándalo de siempre.
Ana: “No more jokes—get your suitcase packed. «The taxi’s coming in ten minutes and planes don’t wait for drama queens,” – she says with a smile. – “If you behave, maybe I’ll tell you where we’re going. Might surprise you”, – she adds. – “Like I told you, I only got the green light half an hour ago. I didn’t tell you earlier because I knew you’d put on your usual show.”

Jessica: ¡Ya te he dicho que yo no voy a ninguna parte! —replico en actitud desafiante. –No me importa, si duermo en la calle hasta que abran el St. Clare’s de nuevo.
Jessica: “I already told you—I’m not going anywhere!” I shout, full-on teenage defiance.
“I don’t care if I have to sleep on the street until St. Clare’s reopens!”
¿Por qué el aviso ha sido tan tardío?
Sabiendo cómo es Jessica, lo de esperar hasta el último momento, por lo que Ana reconoce, ha sido del todo intencionado, ya que los precedentes no son demasiado favorables. Hubiera sido concederle a Jessica una ventaja que de antemano no inspiraba demasiada confianza.
Que cuando la han avisado de que habían encontrado una posible familia de acogida, su primera reacción siempre ha sido idear un plan de fuga, esconderse, desaparecer, permanecer ilocalizable el tiempo suficiente como para que se la descartase. Ella está esperando a que sea su padre, su «Daddy», quien la venga a buscar, no una familia extraña (de acogida), por muy simpática y afable que sea.
Esta vez es Ana quien pretende sacarla de allí, en principio con el objetivo de evitarle que tenga que sufrir esas dos próximas semanas de obras en la casa. Al final, es lo mismo «sacarla del St. Clare’s». De manera que, con la madurez que da ser una adolescente de 14 años, lo de planificar un plan de escondite efectivo está a la orden del día. El límite lo pone su imaginación. Perdido el primer avión, el segundo se descarta por sí solo.

Otra razón de peso
El otro motivo para la tardanza en avisarla se argumenta como una cuestión legal, la falta de esa autorización administrativa, porque si para ser familia de acogida no basta con presentarse en la puerta e indicar que tienes interés por una de las niñas, eso de que sea una de las trabajadoras de la institución quien se tome la libertad de llevarse a una niña de vacaciones requiere unos trámites.
De hecho, en contra de las expectativas más optimistas de Jessica al respecto, ni aunque fuera su padre quien se presentase en la puerta reclamando sus derechos y patria potestad sobre ella, las tutoras del St. Clare’s accederían sin más. Precisaría de una autorización legal, unas ciertas garantías porque, conociendo la procedencia de las niñas, tampoco es cuestión de que acaben en circunstancias similares o peores.
Se puede deducir que, dado que el viaje será de un vuelo con escalas, tampoco es que se vayan a mover a casa de la vecina o, en último caso, que Ana pretenda llevarla durante estas dos semanas a su casa, sabiendo que no vive demasiado lejos, aunque no sea en el barrio ni en la misma localidad.
Al hacer mención a este detalle, es como si intentase no perder la confianza de Jessica y garantizarle con hecho que no tiene motivos para inquietarse, que sus circunstancias no cambian, que la lleve donde la lleve estará localizable, en el supuesto de que su padre quiera saber de ella, que este «acogimiento vacacional» cumple con todas las garantías.
Será una ausencia de dos semanas como mucho. Cuando hayan de volver, regresarán al St. Clare’s, donde todo seguirá tal y como lo han hablado, que tras las vacaciones de verano iniciará las clases del nuevo curso en el high school local y nadie ocupará su dormitorio, el trastero.
¿Adónde van?
Eso no se lo aclara del todo. Se trata de la casa de unos amigos. Un lugar al que para llegar han de hacer un vuelo con escala. Que en ese sitio, aunque la playa se encuentra lo bastante lejos como para plantearse acercarse, hay una piscina, en la que refrescarse del calor del verano.
Desvelando un poco el misterio, podemos deducir que se trata de uno de esos contactos que Ana tiene en su teléfono móvil y sobre lo que no acostumbra a alardear demasiado porque ello forma parte de su vida privada, de sus secretos, aunque en este caso no tenga demasiado reparo en que Jessica se sienta conocedora y participe de ello.
No sabemos si hay que agradecérselo a la antigüedad y desgaste de la casa, porque necesita de una reforma, o lamentarnos por la mala suerte de residir en un edificio que, debido a su desgaste, se ha vuelto peligrosamente habitable y nos impide disfrutar de esas vacaciones que habíamos planeado.

Ana: Si te portas bien, te diré dónde vamos y quizá te sorprenda. —Me insinúa.
Origen
- Esperando a mi Daddy. Friday, June 23, 1995
- Reflexiones personales
- Traducción al inglés: ChatGPT

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