Les habla el comandante

Introducción

Friday, June 23, 1995 (02:50 PM)

Mensaje del comandante

Atención, pasajeros del vuelo American Airlines BOS-PHL 1779.

Les habla el comandante James Reynolds. En nombre de toda la tripulación, les damos la bienvenida a bordo de este vuelo con destino a Philadelphia. Estamos realizando los últimos preparativos antes del despegue desde Boston Logan International Airport, y esperamos un viaje cómodo y seguro.

Nuestro tiempo estimado de vuelo será de aproximadamente 1 hora y 30 minutos, con condiciones meteorológicas variables a lo largo del trayecto. Actualmente, en Boston, los cielos están mayormente nublados, mientras que en Philadelphia hay previsión de lluvia.

Volaremos a una altitud de aproximadamente 35,000 pies, y les recordamos que deben abrocharse los cinturones de seguridad cuando la señal esté encendida y seguir todas las indicaciones de la tripulación. En breve, nuestros asistentes de vuelo pasarán para ofrecerles bebidas y refrigerios.

Gracias por elegir American Airlines. ¡Disfruten del vuelo!

plan de vuelo

Message from the Commander

Attention, passengers of American Airlines flight BOS-PHL 1779.

This is your captain, James Reynolds, speaking. On behalf of the entire crew, we welcome you aboard this flight to Philadelphia. We are making final preparations before takeoff from Boston Logan International Airport, and we anticipate a smooth and comfortable journey.

Our estimated flight time is approximately 1 hour and 30 minutes, with varying weather conditions along the route. Currently, Boston has mostly cloudy skies, while Philadelphia is expecting rain upon arrival.

We will be cruising at an altitude of approximately 35,000 feet. We remind you to keep your seatbelts fastened whenever the seatbelt sign is on and to follow all crew instructions. Shortly, our flight attendants will be coming around to offer beverages and snacks.

Thank you for choosing American Airlines. Enjoy the flight!

Mensaje de la asistente:

Estimados pasajeros, bienvenidos a bordo del vuelo American Airlines BOS-PHL 1779.

Les habla su asistente de vuelo. Antes de despegar, queremos recordarles algunas medidas de seguridad para garantizar un viaje seguro y cómodo:

  • Cinturón de seguridad: Manténgalo abrochado siempre que la señal esté encendida.
  • Salidas de emergencia: Ubicadas a lo largo de la cabina. Familiarícense con su ubicación.
  • Máscaras de oxígeno: En caso de despresurización, caerán automáticamente. Colóquenla primero antes de ayudar a otros.
  • Chalecos salvavidas: Se encuentran debajo de sus asientos. Úsenlos solo en caso de emergencia.
  • Equipaje de mano: Debe estar guardado en los compartimentos superiores o debajo del asiento delantero.
  • Dispositivos electrónicos: Úsenlos en modo avión durante el vuelo.

Si tienen alguna pregunta, nuestra tripulación está aquí para ayudarles. Gracias por volar con American Airlines. ¡Disfruten del viaje! ✈️

Despegando

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«El momento exacto en que dejamos el suelo.»

Nunca pensé que se pudiera sentir tantas cosas en tan poco tiempo.

Primero, estamos aquí, quietos, en fila con otros aviones, como si esperásemos en la salida de una carrera. Desde mi ventanilla veo las alas, enormes y brillantes, como si el avión fuera un pájaro gigante haciendo yoga.

Adentro, todo huele a aire acondicionado, plástico nuevo y a gente que aún no decide si dormir o sacar un libro. Yo no sé si tengo ganas de reír, llorar o salir corriendo, pero ya estamos rodando… y eso solo puede significar una cosa:

Vamos a volar.

El avión acelera de golpe, como si alguien lo empujara con una mano invisible gigante.

Los motores hacen ese ruido grave que no se parece a nada —ni a un coche, ni a una lavadora, ni siquiera al microondas cuando explota el queso—. Es como si el avión gruñera antes de despegar.

Y ahí es cuando todo cambió.

Las ruedas levantan del suelo. Así, sin drama, sin fuegos artificiales. Solo una especie de suspiro largo y de pronto… el mundo ya no estaba debajo de mis pies.

«¡Estamos en el aire!» grité en mi cabeza, aunque afuera solo miraba con los ojos gigantes y apretaba la mochila como si fuera mi talismán de vuelo.

Todo se vuelve pequeño tan rápido: las pistas, los coches, incluso los edificios. Medford ya es tan solo un recuerdo.
Y Logan, ese aeropuerto que siempre había visto desde la playa, se queda atrás como una página que pasás en un libro sin darte cuenta.

Las nubes no se parecen a las de abajo. No son solo formas en el cielo: son suelo nuevo. Una ciudad blanca, blanda, silenciosa.
Y por primera vez en mi vida, el cielo estaba debajo de mí.

Observo por la ventanilla hasta que mis ojos se cansan.

Y mientras el avión se estabiliza, empiezo a entender algo muy tonto pero muy real:

«Estoy volando. Literalmente. Estoy donde los pájaros van. Y lo mejor… es que no tengo miedo».

Origen