Introducción
Como parece que Ana se muestra dialogante, Jessica no tiene reparo en preguntar, en saciar su curiosidad, aunque es consciente de que las respuestas que recibe son moderadamente selectivas. Ana no está muy dispuesta a dar detalles que resulten comprometedores, pero tampoco quiere que Jessica se deje llevar por la tensión y la frustración del momento.
Sabemos que en donde van hay piscina, aunque no playa. Por lógica, es un lugar de interior, donde se supone que están en verano, por lo cual muy al sur no pueden estar, aunque este primer avión vaya desde Boston a Filadelfia.
El vuelo que de verdad causa inquietud es el segundo, dado que Jessica no conoce el destino ni la dirección del vuelo. En ese sentido, todo el planeta se ha vuelto demasiado grande, sobre todo por los limitados conocimientos geográficos que tiene Jessica, a quien hasta ahora le ha preocupado más que sea su padre, su «Daddy». Quien acudiera al St. Clare’s, no que fuera ella quien fuera en su búsqueda.
Descartando posibilidades
Dada la tesitura que se plantea, la pregunta es obvia. Jessica sospecha o se imagina que, debido a que Ana cuenta con esa extensa agenda de contactos telefónicos, es una mujer que conoce a gente de todas partes, no solo al Papa. Le intriga saber de qué conoce a estos amigos a los que van a visitar.
Dentro del círculo social de Jessica tan solo tienen cabida las niñas que han pasado por el St. Clare’s, la gente del barrio y las familias de acogida. Por lo cual, desde esa mentalidad, con esa restricción se plantea esa pregunta, de una manera un tanto ingénua. Ana y ella se han conocido porque Ana en 1988 vino a trabajar como tutora, sustituyendo a quien se había marchado.

—Entonces, ¿visitaremos a alguien que estuvo en el St. Clare’s? —preguntó intrigada. —Ya sé que ha habido muchas chicas que han pasado por allí antes que yo.
No sabemos cuál es la historia ni la antigüedad de la institución, pero podemos pensar que muchos más años que la edad de Jessica, que Monica ya trabaja allí por aquel entonces y se asume que es una mujer de mediana edad, mientras que Ana llegó recién salida de la universidad.
Al principio, en el St. Clare’s se recogían bebés, pero en los últimos años tan solo niñas en edad escolar, entendiendo que es más fácil encontrarles familias para un acogimiento de fin de semana o en vacaciones que como interés por la adopción, con intención de ofrecer una mayor estabilidad y que esos cambios se produzcan a final de curso.
Visto así, desde ese punto de vista, entendiendo que Ana está más al corriente de la historia de la institución, porque nunca se pierde del todo el contacto con quienes han pasado por allí, lo que le lleva a pensar que este viaje es algo así como querer comprobar que alguna de aquellas niñas adoptadas vive en condiciones óptimas. Es factible la adopción internacional.
Son amigos de Ana.
La respuesta que da Ana no deja de ser intrigante. Los amigos a los que van a visitar no tienen relación con el St. Clare’s, sino con la vida privada de Ana, con el hecho de que, a diferencia de Jessica, ésta no tiene reparo en viajar, en recorrer el mundo siempre que le surge la ocasión.
El consejo de los adultos es que no se hable con extraños, pero parece que Ana no predica con el ejemplo porque se dedica a conocer gente, a entablar amistad con gente de otros países, a tomarse tantas confianzas que incluso no tiene reparo en alojarse en sus casas.

— No, como te he dicho, vamos a casa de unos amigos, porque, a diferencia de ti, he viajado mucho y conozco a gente de otros países. —Me responde. – Estaremos con ellos un par de semanas, si es que no acaban antes las obras en el St. Clare’s. —Me explica. —Mientras tú disfrutas del sol y la piscina, aprovecharé y haré algunas gestiones.
¿Familia de acogida?
No resulta muy alentador que Ana pretenda presentar a sus amigos como si fueran a ejercer durante dos semanas como «familia de acogida», cuando sabemos de antemano que Jessica rechaza cualquier posibilidad en ese sentido. Ella tan solo quiere estar con su padre, cuando lo conozca y venga a buscarla.
Sin embargo, Ana se reafirma en que, aunque para Jessica sean unas vacaciones, para ella será un viaje de trabajo y que no la arrastrará consigo cuando haya de salir a hacer esas gestiones, por lo cual Jessica se quedará al cuidado de esos amigos, que se supone son de su confianza y no parece que hayan puesto reparo a asumir esa responsabilidad, a pesar de que Jessica pueda ser un poco peculiar a la hora de aceptarlo.

Origen
- Esperando a mi Daddy. Friday, June 23, 1995
- Reflexiones personales
- Conversación con Copilot

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