Aterrizando en Filadelfia.

Introducción

Friday, June 23, 1995. Vuelo BOS-PHL 1779 (04:00 PM)

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🛬🎙️[Anuncio de cabina – voz del comandante, tono sereno y amable con un toque de veteranía aérea]

Señoras y señores, les habla el comandante del vuelo 1779 de American Airlines, procedente de Boston Logan con destino a Filadelfia.

Nos encontramos en estos momentos en descenso final hacia el Aeropuerto Internacional de Filadelfia y estaremos aterrizando a la hora estimada de las 4:34 de la tarde, hora local.

La temperatura en tierra es de 22 grados centígrados, con cielo parcialmente nublado y una ligera brisa del suroeste. Un hermoso día para reencontrarse, para comenzar algo nuevo… o simplemente para comer un buen cheesesteak.

Les pedimos que en este momento se aseguren de que sus cinturones de seguridad estén abrochados, sus respaldos en posición vertical y las mesitas plegadas. Aseguren también todo equipaje de mano bajo el asiento delantero o en los compartimentos superiores.

En nombre de toda la tripulación, queremos agradecerles por volar con nosotros. Sabemos que tienen muchas opciones, y es un privilegio haber compartido con ustedes este breve vuelo entre dos grandes ciudades del noreste americano.

Les deseamos una excelente estancia en Filadelfia —o un buen tránsito si siguen camino— y, como siempre, cielos despejados y buena energía.

🛫 “Tripulación, preparar cabina para aterrizaje”.

🎶 (música suave de fondo, quizás algo de jazz instrumental mientras el avión roza las nubes y se aproxima a tierra).

🛬✍️ Relato de Jessica, asiento 23A, ventanilla.

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«¡Aterrizamos!»

No sé cómo explicarlo, pero todo mi cuerpo lo supo antes de que el avión tocara tierra.

Primero siento que bajábamos, como si fuéramos una hoja cayendo lentamente… pero con motores. Por la ventanilla, el cielo ya no es cielo: es como una pintura que alguien está borrando poco a poco. Las nubes desaparecen y abajo empiezan a verse casas, calles, coches tan pequeños que parecen de juguete. Me recuerda a cuando miro los mapas para espiar mi barrio. Solo que ahora era real. Estaba ahí. Yo estoy aquí arriba.

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Entonces, una voz —la del piloto— dice por los altavoces que estábamos por aterrizar en Filadelfia. Dice la hora exacta, 4:34 PM, como si eso fuera una especie de hechizo que detuviera el tiempo. Mis orejas se taponan un poco, pero no me importa porque por la ventanilla el sol empezaba a inclinarse y todo tiene ese tono dorado de película indie.

Y luego, ¡pum! El avión toca el suelo.

No es un golpe fuerte, pero sí como cuando tu corazón salta porque vas bajando rápido en una montaña rusa. Todos los pasajeros hacen ese mini silencio raro que se siente como un suspiro colectivo. Yo, en cambio, sonrío.

Los motores rugen y las alas tiemblan un poco, como si el avión estuviera diciendo:

«Lo logré. La traje sana y salva».

Los neumáticos chillan un poquito en la pista y pasamos junto a otras naves gigantes que parecen estacionadas, como si esperaran algo. Yo sigo pegada a la ventanilla, buscando algo que me dijera: “¡Bienvenida a Filadelfia, Jessica!”

No lo encuentro escrito en ningún cartel…
Pero el sol entra justo por la ventanilla y me da en la cara.
Y eso, supongo, es su forma de decírmelo.

Mensaje del comandante

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🛬🎙️[Anuncio de cabina – voz del comandante, con tono relajado y un toque de humor cortés]

Señoras y señores, bienvenidos a Filadelfia.
Son exactamente las 4:34 de la tarde, tal como lo prometimos en el aire —y como a veces no sucede, pero hoy sí— hemos aterrizado puntualmente en el Aeropuerto Internacional de Filadelfia.

Por favor, permanezcan sentados con los cinturones abrochados hasta que el avión se haya detenido por completo y el indicador de cinturón se haya apagado. Ya saben: no es una carrera por la maleta, es un poema de paciencia colectiva.

Les recordamos que al abrir los compartimentos superiores, tengan cuidado con los objetos que puedan haberse desplazado durante el vuelo. Hay bolsos que se creen paracaidistas.

Si Filadelfia es su destino final, les deseamos una muy buena tarde y una cálida bienvenida a esta ciudad histórica. Si están en tránsito, les deseamos una conexión tranquila y cafés no demasiado caros.

En nombre de toda la tripulación de American Airlines, ha sido un placer volar con ustedes. Que el resto de su viaje esté lleno de cielos despejados, caminos abiertos… y sean felices.

🛫 «Tripulación, puertas en automático. Desembarque autorizado”.

🎶 (Suena una versión instrumental suave de “Fly Me to the Moon” o alguna melodía estilo lounge mientras el avión rueda hacia la terminal).

Fly Me To The Moon (2008 Remastered)
plan de vuelo

Origen