Introducción
Friday, June 23, 1995. Vuelo PHL – ? (06:30 PM)
No parece que a Jessica le convenza del todo ninguno de esos posibles destinos, que pensar en donde le gustaría ir, dado que regresar al St. Clare’s parece descartado, tan solo es una distracción, una manera de entretenerse y aislarse mientras el avión se pone en marcha.
Si estuviera un poco más atenta a lo que sucede dentro del avión y no supusiera que van a repetir las mismas indicaciones que en el vuelo anterior Boston-Philadelphia, si prestase un poco más de atención y no se cerrase en banda, tal vez se resolverían muchas de sus dudas e incertidumbres.
Se repite el mismo proceso que en el vuelo anterior, aunque, según Ana, éste sea un vuelo internacional. Es casi la hora del despegue. Aunque antes no haya prestado demasiada atención debido a los nervios y la novedad, esta vez tengo un poco más de curiosidad, pero no demasiada, no sea que me entere de algo que de momento es preferible que desconozca.

Megaphone: Buenos días, damas y caballeros. En nombre de US Airways, el comandante Pérez y toda la tripulación les damos la bienvenida a bordo de este vuelo a Madrid/Aeropuerto Internacional de Barajas; la duración estimada es de 7 horas, 35 minutos.

Todo en español.
Lo que sucede es que de pronto todas las indicaciones son en español, desde el mensaje del piloto hasta las indicaciones de seguridad por parte de los auxiliares de vuelo, tazón de más para que Jessica prefiera hacer oídos sordos, como si nada de lo que se dice fuera con ella. A ella que se lo expliquen en inglés.
Prefiere poner su confianza en Ana, en que es capaz de enterarse de todo, ya sea por la soltura con los idiomas o por las muchas ocasiones en que se supone ha viajado, porque hasta la fecha lo más cerca que Jessica ha estado de un avión ha sido cuando ha estado en la playa y los ha visto aterrizar o despegar desde la distancia, desde el aeropuerto de Logan, en Boston.
Ana es una mujer que ha recorrido mundo, al menos es lo que hasta ahora Jessica ha creído y que nadie le ha desmentido. De hecho, a lo largo de este día ya está demostrando que se mueve con bastante soltura tanto en los aeropuertos como en los aviones. Además, viajan a casa de unos amigos, que no son del barrio, por lo cual los ha tenido que conocer en alguno de esos viajes.
En realidad, a partir de ahora a Jessica no le queda otro remedio que confiar en Ana, aunque se muestre un tanto misteriosa y reservada con los detalles, aunque le vuelva a decir eso de que si quiere saber a dónde van, lo tendrá que averiguar por ella misma.
Si todo el mundo habla en español y Jessica es de las de «I don’t speak Spanish», de poco le va a servir preguntar, porque no tiene la suficiente fluidez como para enterarse de algo, aparte de que la pueden tomar por tonta o, lo que es peor, por una pasajera que se ha confundido de avión, dado que evidenciaría que no sabe a dónde va. Se pondría en evidencia y pondría a Ana en una complicada tesitura.
Mejor resignarse.
La próxima vez que el piloto o los auxiliares de vuelo digan algo, si no la pillan desprevenida, prestará un poco más de atención. El viaje va a ser largo y este es el segundo avión de este viaje con una única escala, por lo cual ya se dirigen hacia su destino: algún lugar del planeta donde residen los amigos de Ana, una casa situada lejos de la costa, pero con una piscina cerca.
Se supone que van a algún lugar donde sea verano, porque de lo contrario lo de la piscina no tendría sentido y lo de ir de vacaciones dos semanas no será un contrasentido. Un lugar donde haya cobertura para el teléfono de Ana, porque si las reformas en el St. Clare’s terminan antes de esas dos semanas, hay alguna posibilidad de que se adelante la vuelta.


Origen
- Esperando a mi Daddy. Friday, June 23, 1995
- Reflexiones personales

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