Hubo una fiesta

Saturday, June 24, 1995. Terminal del aeropuerto (09:50 AM)

Introducción

– Sonia: —¿Puedo proponeros un plan para esta tarde? —pregunta e interviene de manera que yo también me entere. – No sé si estaréis muy cansadas, pero, si os apetece, os acercamos a la ciudad. – Añade, y de sus palabras deduzco que son muy medias.

Acaban de llegar, se están bajando del coche, después de un viaje tan largo que hasta han necesitado un cambio de hora, adelantar los relojes, sin haber descansado lo suficiente en las últimas horas, aunque la pretensión haya sido empezar a asimilar este nuevo horario desde primera hora.

Sin embargo, Sonia lanza una bomba: propone un plan para esa misma tarde. Lo que tarden en asearse un poco, comer algo y volver a montarse en el coche. Resulta que, aunque lo que Jessica ve a su alrededor sea campo abierto, parece que se han tenido que perder para llegar hasta allí; Sonia alude a la proximidad de una ciudad.

–Ana: En otra ocasión. —Le responde. – A mí me hubiera encantado venir a verlo, pero es mala fecha, porque nos pilla a final de curso y hay demasiado nerviosismo en el St. Clare’s. —Le explica. – Hemos tenido que esperar a que se fueran todas para sentirnos libres. —Argumenta. – De todos modos, disponemos de televisión por satélite y acceso a los canales internacionales. – Le aclara con sutileza y sin entrar en más detalles.

– Sonia: De todas maneras, aún estáis a tiempo para daros una vuelta. —Le contesta. – Tardan varias semanas en recogerlo todo y aún quedan casi todos adornos.

Una ciudad, una fiesta

Ana no le ha comentado a Jessica nada de una fiesta; en realidad, le ha dicho más bien poco del lugar donde están y donde tienen previsto pasar las próximas dos semanas. Además, como lo que a Jessica le interesa es quedarse cerca del teléfono, por si llaman y le dan noticias sobre su padre, lo que suceda en el resto del mundo le es indiferente.

¿Una fiesta? ¿Muchos adornos? ¿Algo interesante de ver, aunque sea con varios días de retraso?

Tradiciones y costumbres de una ciudad, en este país extranjero y extraño para Jessica, aunque la extranjera en tierra extraña sea ella. Ahora mismo, ante la poca información dada por Sonia y el limitado conocimiento que tiene Jessica sobre la cultura de los países de habla hispana, es como si le hubieran dicho nada.

En realidad, por lo que Ana responde, por cómo se justifica y se excusa para rehusar la invitación, es que la tardanza de su llegada se debe al calendario escolar, a que el St. Clare’s se hubiera quedado libre de niñas, como si este viaje fuera en secreto.

Conociendo a Ana, si le hubieran preguntado, hubiese hablado con las autoridades locales competentes y propuesto que cambiasen las fechas de esa celebración para que ellas hubieran querido asistir. Al menos no se han dado mucha prisa en recoger y aún habrá tiempo para ver algunos de los adornos y hacerse una ligera idea de lo que se ha celebrado.

No podemos olvidar que, para finales del próximo curso, Jessica tiene la tarea de organizar una fiesta en el St. Clare’s, una fiesta con temática española, para evidenciar que ha aprovechado el curso y que no resulta una mala idea que ella siga allí, aunque ya no tenga edad para ello.

¿Te imaginas que en esa ciudad celebran el final de curso por todo lo alto? Es importante eso de reconocer el mérito y esfuerzo de los buenos estudiantes y dar un aliciente a aquellos que a lo largo del curso no se han esforzado todo lo que deberían.

Es el final de curso, son las vacaciones de verano. En el St. Clare’s se organiza una fiesta de despedida para las niñas antes de que sus familias de acogida pasen a recogerlas y allí, en esa ciudad, la fiesta es para todos los estudiantes, con la participación de toda la ciudad. ¡Hasta se adornan las calles!

Hay otras prioridades.

–Ana: Ana: Si Jessica se anima, quizás a lo largo de la semana. —Le dice. – Quiero darle máxima prioridad a ese asunto porque no sé si en dos semanas resolveré algo.

La razón que da Ana para rehusar la idea de acudir a la ciudad esa misma tarde es que se teme que a Jessica no le apetezca. Como ya sabemos, ella no va a ninguna parte y durante las próximas dos semanas su refugio será ese chalé. De todos modos, habrá que convencerla, aunque pende la advertencia, de que, aunque se pase el día en pijama porque no tenga otra cosa que ponerse, de los paseos no se librará.

En realidad, Ana ha venido para ocuparse de ese misterioso asunto relacionado con una de las niñas del internado, por lo cual, si no es esta tarde de sábado, será el lunes a primera hora de la mañana cuando tenga que ir a la ciudad. Sí o sí, espera tener la oportunidad de recorrer las calles medio adornadas de la ciudad, sin el lastre de Jessica.

Ana sí tiene claro de qué fiesta se trata, porque sabe dónde se encuentran. Sin embargo, Jessica habrá de descubrirlo por sí misma, siempre que le ponga interés y sepa sacarle partido a la información que tiene a su alcance, aunque eso de vivir en mitad del campo tampoco sea de mucha ayuda.

Allí no hay organizada ninguna gran fiesta para recibirles. No hay ninguna pancarta que las reciba en casa de Sonia y Carlos.

Origen