Saturday, June 24, 1995. Chalé (11:30 AM)
Introducción
Como es una vivienda particular y en el St. Clare’s tampoco disfrutamos de demasiados lujos, me toca cargar con mi equipaje, lo cual no me apetece. Prefiero que se quede en el maletero del coche y sea indicativo de que regresamos al aeropuerto, que será una visita breve.
Están en un chalé particular, no es un hotel de cinco estrellas lleno de lujos y comodidades, por lo cual, por mucho que a Jessica le pese, la tarea de cargar con su equipaje y llevarlo hasta el que será su dormitorio durante las próximas semanas es responsabilidad suya. No puede esperar un trato especial por el hecho de ser la invitada.
En el aeropuerto, Ana ya dejó claro que ellas no iban a reclamar excesivas atenciones por parte de sus amigos. Ya es bastante con que vayan a abusar de su hospitalidad. Además, el hecho de que no se encuentren en el St. Clare’s, tampoco implica que esperen privilegios. Se supone que Jessica ya tiene edad para manejarse sola. Por su parte, Ana no se da aires de «mujer rica y presuntuosa», es de las que practica con el ejemplo.

–Ana: Jessica, no pienses tanto y camina. –Me ordena. —Como te veo poco habladora, dejaré que descanses en el dormitorio hasta la hora de comer. —Me indica. – No te obligaré a que participes de la conversación, si no te sientes con ánimos.

–Jess: Ya camino. – Le respondo.

–Ana: Pues mira dónde pisas, no te tropieces. –Me aconseja. – Hay escalones y en ocasiones eres un tanto despistada. —Alega.
El chalé
Para acceder a la puerta principal del chalé, para no tener que acceder por el garaje, debido a que se encuentra en el sótano, se accede por una cuesta empinada. No les queda otro remedio que bordear la casa, con la expectativa de que las vistas mejoren las primeras impresiones, el hecho de que se encuentran en campo abierto.
Al St. Clare’s se accede directamente desde la calle a la puerta principal, aunque haya un pequeño jardín delantero que evite que las niñas que salen con demasiada impulsividad y poca consciencia del peligro se encuentren directamente con el tráfico de la calle. Aquí, lo que se intenta disimular un poco son las vistas un tanto desoladoras. el hecho de que al otro lado de la calle tan solo haya un olivar.

El paisaje que se ve desde la puerta de la casa es mucho más alentador, el jardín de la parcela, con salida a la zona común de la urbanización donde se encuentra la piscina, hace olvidar el hecho y la sensación de encontrarse en mitad de ninguna parte, que el chalé esté en la parte de atrás de la urbanización.
Desde la puerta principal se accede a un amplio salón comedor muy luminoso, que da acceso a un balcón que permite la entrada de luz natural y proporciona vistas agradables.
El chalé dispone de cocina independiente, totalmente equipada con modernos electrodomésticos y amplias superficies de trabajo, es perfecta para preparar deliciosas comidas.
Además, cuenta con cuatro amplios dormitorios, todos con armarios empotrados que ofrecen un espacio de almacenamiento organizado y eficiente, y dos baños completos que están cuidadosamente diseñados para proporcionar comodidad y funcionalidad.
Dormitorio propio
Como hay dormitorios de sobra, aunque sea abusar de más de la generosidad y hospitalidad de estos amigos, Ana considera y prefiere que Jessica disfrute de un dormitorio independiente, no compartirlo, para de ese modo que ambas puedan disfrutar de una cierta privacidad, en parte porque así Ana disfrutará de una mayor libertad para moverse, consciente de que ella sí tendrá un horario al que atenerse. Jessica estará estas dos semanas de vacaciones.

Se asume que no es una decisión de última hora, una improvisación, sino un asunto que Ana ha hablado con antelación con sus amigos, como queriendo avisarles de la particular personalidad de esta adolescente acostumbrada a pasar mucho tiempo sola, a tener su propio espacio.
En este chalé también hay buhardilla, pero no en un anexo, sino en la parte superior, pero tampoco es cuestión de que Jessica replique allá donde vaya su vida en el St. Clare’s. También ha de aprender a adaptarse a las circunstancias, a saber estar en casa ajena. Aunque en este caso lo haga con la mentalidad y el empeño de volverse con Ana el día, tarde o noche que regrese al St. Clare’s.
El detalle destacado de este dormitorio es que se encuentra en la parte de atrás de la casa, que la ventana es con vistas a la calle, al olivar, a esa sensación de estar perdida en medio de ninguna parte, con idea de que no se sienta demasiado agobiada por encontrarse en una casa extraña ni con desconocidos, pero también que se sienta vigilada y reprima el impulso de escaparse por rebeldía.
De hecho, su primer impulso cuando llega al dormitorio es asomarse por la ventana, como si desde allí se fuera a encontrar con una panorámica distinta, tal vez con la suficiente altitud y una buena orientación para contemplar mejor la piscina, sin cohibirse, si siente el impulso de darse un baño, aunque se vaya a encontrar rodeada de extraños, aunque la extraña sea ella.
Ana no le ha metido el bikini azul en la maleta para nada, aunque la expectativa de salir a recorrer las calles de la urbanización en pijama tampoco vaya a ser algo que le tiente demasiado, salvo por el hecho de que, al no encontrarse en un lugar demasiado poblado, lo de cruzarse con alguien por la calle se intuye como algo probable
La cuestión es que ahora, si miro a través de la ventana de esta habitación, lo que hay al otro lado en poco o nada se parece a lo que ha sido el paisaje que se ve desde las ventanas del St. Clare’s. No sé lo que habrá más allá de lo que alcanza la vista, entiendo que civilización, porque si hay más campo, me deprimiré.
Cuando está en el St. Clare’s, en su dormitorio, a través de las ventanas abuhardilladas, tiene ocasión de ver los tejados de las casas de los vecinos y el tráfico de la calle, aunque sea transversal. Sin embargo, en este dormitorio, lo que hay al otro lado de la ventana es plena naturaleza, que, salvo algún coche que circule por delante de la puerta de vez en cuando, toda su distracción va a ser los pájaros y el pasar de las nubes.
Origen
- Esperando a mi Daddy. Saturday, June 24, 1995
- Reflexiones personales
- Conversación con Copilot.

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