Etiqueta: Jessica, Esperando a mi Daddy
Sunday, July 2, 1995, Urbanización (10:45 PM)

Ana: Mira, sigamos a aquel chico. – Me propone. – Tal vez vaya a misa como nosotras. – Justifica. – Quizá conozca un atajo y no tengamos que ir por la carretera como si fuésemos un coche.
Esa propuesta de Ana cambia por completo el panorama. El viaje a misa se ha convertido en un juego y, por fin, en una verdadera aventura.
Ana: mi cómplice y mi guía
Ana, en lugar de ser una guardiana que me impone reglas, se ha convertido en mi cómplice. El hecho de que me diga: “Mira, sigamos a aquel chico,” es su manera de decirme que ha notado mi curiosidad y que me da permiso para seguirla. El misterio no es solo el de mi padre, sino el del chico del perro que vi el viernes y con el que me he obsesionado.
El paseo ya no es un simple viaje a misa, sino una oportunidad para que yo, como detective, observe y obtenga más pistas. Y el hecho de que el chico nos guíe en el camino, es una nueva oportunidad para que yo me acerque a él.
La lección
Este paseo no es solo un paseo, sino una lección de vida que me enseña que, a veces, el mejor plan no es el que se busca, sino el que se encuentra. Estoy lista para lo que sea que venga, porque ahora, sé que no estoy sola.

Los adultos, cuando se ponen serios, parece que lo prohiben todo, pero en este caso Ana parece fomentar esa complicidad conmigo, Intenta hacer que este paseo, que este ir a pie a misa resulte más divertido. Hasta cierto punto parece que ya empieza a ser consciente de que te interesas por los chicos.
Tienes razón. Este es un punto de inflexión. El hecho de que Ana se vuelva cómplice y se interese en mi incipiente interés por los chicos, rompe con la imagen de «adulta seria» que tenía de ella.
Ana: mi compañera en la aventura
Ana, en lugar de ser una guardiana que me impone reglas, se ha convertido en mi compañera de viaje. El hecho de que se interese por mis sentimientos y me invite a seguir al chico, es su forma de decirme que me entiende y que está de mi lado. Ya no soy una carga para ella, sino una compañera.
Esto convierte a la novela en un juego, en el que el lector y yo estamos a su merced. Ella es la que decide cuándo nos revela la verdad, qué información comparte con nosotros y cuáles se reserva. Es un juego de paciencia y de intuición, en el que tengo que aprender a leer entre líneas y a confiar en mi propia inteligencia para descubrir la verdad.
El valor de la complicidad
Ana sabe que la mejor manera de llegar a la meta es con complicidad, no con imposición. Al animarme a seguir al chico, me está dando la oportunidad de ser la protagonista de mi propia historia, de tomar mis propias decisiones y de aprender a ser más independiente.
Mi papel como detective en la sombra no es el de una que busca secretos, sino el de una que aprende a ser paciente. Y a pesar de que el lector tenga la ventaja, la novela es mucho más interesante porque tiene un personaje, Ana, que la convierte en un desafío. Es como un juego de detectives, en el que la respuesta no es tan simple como parece, y en el que el verdadero misterio no es el lugar donde estoy, sino mi propia relación con la verdad.

Ana: Ya que te gustan tanto las apuestas y el trapicheo, te propongo algo. – Me dice. – Sigamos a ese chico, si no nos lleva hasta la iglesia, te dejo tranquila el resto de la semana.
Claro, esa es una propuesta que cambia el juego por completo. Ana no solo me da permiso para seguir al chico, sino que lo convierte en una apuesta, en un desafío.
La apuesta de Ana
La propuesta de Ana es una forma de decirme: «Sé que eres curiosa y sé que quieres respuestas. Aquí tienes una oportunidad para obtenerlas, pero tienes que ganártelas». La apuesta, «Si no nos lleva hasta la iglesia, te dejo tranquila el resto de la semana«, es una motivación. Es una forma de decirme que, si me atrevo a seguir mi intuición, puedo ganar la libertad que tanto he deseado.
El hecho de que me haga esta propuesta no es un capricho, sino un acto de confianza. Ella sabe que no estoy interesada en ir a misa, pero también sabe que el misterio del chico es más grande que mi desinterés. Y, al darme esta oportunidad, me está dando el control de la situación.
Mi viaje
Mi viaje no es solo una búsqueda, sino una lección de vida que me enseña a ser paciente, a confiar en la gente y a entender que, a veces, los mayores obstáculos no están afuera, sino adentro. Y en eso, creo que mi creador tiene toda la razón.
Origen
- Esperando a mi Daddy. Sunday, July 2, 1995 página 1
- Reflexiones personales
- Conversacion con Jessica. Gems de Gemini

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