Etiqueta: Esperando a mi Daddy
6 de septiembre, 1995 07:48 AM
Mi primer día en Spanish I: nuevas caras y la misma vieja tontería
Por una chica
Introducción: No Era la Clase que Esperaba
Miércoles, 6 de septiembre de 1995. Primer día en el MHS. El pasillo era un caos de reencuentros y gente buscando sus aulas. Cuando entré en la clase de Spanish I, la escena era la de siempre: grupos de amigos apoderándose de las filas traseras, risas y el típico murmullo del primer día. Encontré un sitio libre y me preparé para lo que imaginaba que sería una hora de presentaciones aburridas.
Entonces entró el profesor. Se presentó como Mr. Bacon. Era bastante joven y tenía un aspecto serio, de buena presencia. Dejó su cartera sobre la mesa, nos miró a todos y, para sorpresa general, dijo en perfecto español: «Buenos días a todos». La clase se quedó en silencio. Definitivamente, esto no iba a ser como me lo esperaba.

1. El Profesor y su Método de Inmersión Total
Mis primeras impresiones sobre el método de Mr. Bacon fueron una mezcla de pánico y curiosidad. Desplegó en la pizarra un enorme mapa satelital de la Península Ibérica y luego otro que mostraba la población de hispanohablantes en Estados Unidos. Y siguió hablando en español. Explicó los ríos, las montañas y las estadísticas demográficas como si todos fuéramos bilingües de nacimiento.


Finalmente, se dio cuenta de nuestras caras de confusión y nos dirigió unas palabras en inglés para advertirnos de su regla de oro: «Yo tan solo hablaré en inglés cuando haga alguna puntualización«. La reacción de la clase fue unánime: desconcierto total. Bueno, casi total. Una de las chicas nuevas, que se había sentado cerca de mí, parecía entenderlo todo. De hecho, participó con un entusiasmo que contrastaba con el silencio atónito del resto.
2. Las Dos Chicas Nuevas: Un Contraste Evidente
Justo al empezar la clase, observé a dos chicas nuevas que, como yo, no parecían conocer a nadie. La primera era la que estaba participando. Se había presentado con mucha seguridad: «Hola, me llamo Julia Stephanie MacWindsor… mis amigos me llaman ‘Yuly’». Era rubia, de ojos verdes y venía de West Roxbury. Rápidamente nos dimos cuenta de que dominaba el español, explicando que su madre era española. Incluso interrumpió al profesor para señalar con confianza la ubicación de Vigo en el mapa.

La otra chica nueva, Jessica, era todo lo contrario. Se sentó en una de las filas centrales y, por la forma en que evitaba la mirada de todos, parecía querer pasar desapercibida. Mientras Yuly hablaba con fluidez, Jessica permanecía callada, con una expresión que dejaba claro que no entendía absolutamente nada de lo que decía el profesor. El contraste entre la seguridad de una y la timidez de la otra no podía ser más evidente.

3. La Canción: Cuando la Clase se Volvió Desagradable
El ambiente cambió de raro a desagradable cuando Mr. Bacon empezó a pedirnos que nos presentáramos. Siguiendo el orden de la lista, llamó a la chica más callada: «Bond, Jessica Marie». En cuanto pronunció su nombre, un grupo de chicos de las filas de atrás, los de siempre, empezaron a cantar una canción estúpida y burlona.
La letra era tan predecible como cruel: «♫ Jess Bond, Jess Bond, you are Jessica Bond. You can give it to me when I need to come along. Jess Bond, Jess Bond, she is Jessica Bond ♫».
El murmullo de la clase se cortó en seco. Jessica se encogió en su asiento, visiblemente humillada. Fue un momento horrible. Sinceramente, me pareció un acto de una inmadurez increíble. Burlarse así de alguien, especialmente de una alumna nueva en su primer día de instituto, demostró que algunas cosas nunca cambian.
4. La Respuesta de Mr. Bacon: ¿Suficiente o Demasiado Blanda?
Todos nos quedamos esperando a ver cómo reaccionaría Mr. Bacon. Les reprendió, sí, pero en lugar de expulsarlos o mandarles al despacho del director, nos castigó a todos. Asignó una redacción en parejas para dentro de dos semanas, con una advertencia que sonó muy seria: «Quien no me presente la redacción estará suspenso hasta final de curso».
Después de eso, escribió en la pizarra una lista de normas para ser un «Good schoolmate» (Buen compañero). Mientras lo hacía, vi a Yuly inclinarse hacia Jessica y susurrarle algo. Por la media sonrisa y el gesto de Yuly, no me costó imaginarme lo que pensaba: «¡Este profesor es un poco flojo!». Y no pude evitar estar de acuerdo. La sensación general era que los chicos se habían salido con la suya. La confirmación llegó cuando George, uno de los que cantaba, soltó en voz alta: «Estamos en clase de Spanish I, no de modales«. Quedó claro que el castigo no les había afectado en lo más mínimo.
5. Una Alianza Inesperada
En medio del caos de buscar pareja para la redacción, ocurrió algo que no me esperaba. Vi cómo Yuly, la chica más segura y avanzada de la clase, se acercaba directamente a Jessica, la más callada y la que acababa de ser humillada públicamente, y le propuso hacer el trabajo juntas.
Fue un gesto de amabilidad que me sorprendió, especialmente viniendo de la chica que, minutos antes, ya le había puesto el apodo de «Paco Panceta» al profesor. Podría haber elegido a cualquiera, pero decidió acercarse a la persona que en ese momento se sentía más sola. Vi cómo Jessica asentía, casi con alivio, y durante el resto de la hora se sentaron juntas y empezaron a trabajar en la redacción. Fue un pequeño acto, pero en el ambiente que se había creado, significó mucho.
Conclusión: Una Lección Más Allá del Idioma
Al final, mi primer día de Spanish I fue mucho más que una clase de inmersión lingüística. Fue una lección acelerada sobre el comportamiento humano en el instituto. La actitud de los chicos, especialmente la de George, fue una decepción total, pero no una sorpresa. De hecho, en la siguiente clase, Educación Física, el profesor Mr. Ford tuvo que llamarle la atención de nuevo, e incluso le oí canturrear por lo bajo la misma estúpida canción sobre Jessica. La misma vieja tontería, en un aula diferente.
A pesar de todo, el día terminó con una nota de esperanza. Espero que las cosas mejoren para Jessica y que tener a Yuly de su lado le sirva de apoyo. Este primer día de instituto me ha dejado algo muy claro: no necesitas entender un idioma nuevo para saber exactamente cómo son algunas personas.

Origen
- Esperando a mi Daddy. 6 de septiembre, 1995 página 2
- NotebookLM- Analisis 6 de septiembre, 1995

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