Yuly: Más que un Pupitre

Etiqueta: Esperando a mi Daddy

Thursday, September 7th, 1995. 08:51 AM

Más que un Pupitre: Mi Estrategia para el Segundo Día de Clase

Por Julia Stephani MacWindsor (Yuly)

1. Ser la Nueva No Es Fácil

Tomar la decisión de estudiar en High School de Medford fue algo muy meditado, pero eso no lo hace más fácil. Cada mañana, el coche de mi padre recorre la distancia desde West Roxbury, y al llegar, siento como si hubiera cruzado a otro planeta en lugar de solo unos cuantos barrios. El primer día, el 6 de septiembre, fue un torbellino de pasillos idénticos y caras que ya se conocían entre sí. Yo era la extraña, la chica de fuera.

En medio de ese caos, me fijé en una chica que se sentó a mi lado en la clase de español. Parecía tan perdida como yo. Cuando nos presentamos, algo hizo clic: le resultó curioso que de toda la clase, ella y yo fuéramos las únicas con padres de origen español. Para mí, fue una señal. En un mar de desconocidos, había encontrado una posible conexión, un punto de partida. Vi que, como yo, estaba sola entre los grupos ya formados. Para el segundo día, el 7 de septiembre, ya tenía un plan. No era complicado, pero para mí era absolutamente crucial.

2. El Plan: Llegar Pronto a la Clase de Español

Mi misión para la mañana del jueves 7 de septiembre era sencilla: llegar pronto a la clase de español del Sr. Bacon. Mis padres ya piensan que madrugo demasiado para este trayecto, pero ese día tenía una razón de peso. No era para impresionar al profesor —al que ya apodo mentalmente «Mr. Panceta»— ni para repasar la lección. Mi objetivo era mucho más estratégico: tenía que reservar un sitio. O, mejor dicho, dos.

3. ¿Por Qué un Simple Pupitre Era Tan Importante?

Puede sonar tonto que un pupitre signifique tanto, pero para mí era una jugada calculada. Era mi forma de construir algo en un territorio desconocido. Mi decisión no era solo por sentirme menos sola; tenía motivaciones muy claras.

  • Enviar una señal clara: El día anterior, el Sr. Bacon nos asignó una redacción importante por parejas. Era mi oportunidad. Me giré hacia Jessica y le propuse: «¿Hacemos juntas la redacción?». Pero las palabras se las lleva el viento. Guardar su pupitre al día siguiente era la forma de demostrar que no era una propuesta pasajera; era una invitación real a ser aliadas.
  • Forjar una alianza estratégica: No voy a negarlo, aspiro a las máximas calificaciones. Mi camino a la universidad está planificado, y necesito sacar buenas notas. Al proponerle hacer la redacción juntas, no solo buscaba una amiga, sino también una compañera competente. Guardarle el sitio era el primer paso para construir una alianza en la que ambas pudiéramos confiar para conseguir ese A+.
  • Crear un espacio seguro: Un instituto nuevo puede ser abrumador. No tener un sitio fijo o alguien con quien sentarte te hace sentir aún más a la deriva. Al asegurarnos nuestros pupitres, los mismos del día anterior, estaba intentando crear una pequeña zona de confort para las dos, un ancla en mitad de la incertidumbre.

4. Misión Cumplida

El jueves por la mañana, cuando entré al aula de español, sentí una oleada de alivio. Estaba casi vacía. El sol de la mañana entraba por las ventanas, iluminando las filas de pupitres silenciosos. Elegí nuestros sitios, los mismos de ayer. Misión cumplida. Dejé mi mochila en mi silla y la suya en la de al lado. Entonces esperé, con el corazón latiéndome un poco más rápido de lo normal.

Unos minutos después, vi a Jessica entrar por la puerta. Sus ojos recorrieron el aula, me vieron y se fijaron en el pupitre libre a mi lado. Se acercó con una pequeña sonrisa. El momento de la verdad.

Jess: Good morning.

Yo: Buenos días.

Fue un saludo breve, pero su respuesta en inglés y su tono afable me lo confirmaron todo. El alivio fue instantáneo. Mi plan, mi pequeña estrategia, había funcionado. Ese simple «Good morning» fue la señal de que el puente que había intentado construir el día anterior seguía en pie.

5. Un Pequeño Gesto con Grandes Esperanzas

A veces, las cosas más pequeñas son las que más importan. Guardar un sitio en clase parece insignificante, pero para mí fue el primer ladrillo. Ahora tenemos un trabajo importante que hacer juntas, y mi objetivo es claro: «¡Sacaremos un A+ por la redacción!».

Sé que esta clase puede ser un rollo si el nivel es demasiado básico, pero tener una aliada lo cambia todo. No sé qué pasará en los próximos meses, pero tengo la esperanza de que, con este pequeño gesto, no solo he encontrado una compañera para la clase de español, sino también una verdadera amiga para afrontar todo lo que venga en este nuevo curso.

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