Period 3 09:51 AM-10:47 AM Spanish
09:50 AM. MHS Classroom Spanish
Entro en el aula de Spanish con aún el susto en el cuerpo por lo de trabajo que he de hacer para la clase de World History I, sin que sea una clase de español lo que me apetezca en esos momentos. Ya que ahora mismo no estoy muy segura cómo plantearlo, me siento del todo superada y necesitada de ayuda, aunque se supone que ha de ser un trabajo individual, de esos en los que cada uno ha de poner de manifiesto sus capacidades y dejar impresionado al profesor, pero yo no tengo tan claro que tenga acceso a esa información porque los medios en el St Clare’s son limitados, a pesar de que con la llegada de Ana pueda parecer que se nos ha abierto la puerta a que se cumplan nuestros sueños más locos, pero lo que está claro es que con este asunto se va a empezar a poner de manifiesto que yo ya no tengo edad para estar allí, aun así tendré que apañarme con lo que pueda.
Yuly: Hola. – Me saluda en español con su alegría habitual. – ¿Cómo te ha ido la mañana? – Me pregunta con curiosidad.
Jess: ¿Qué? – Le pregunto contrariada y sin entenderla.
Yuly: Te he preguntado cómo va esta mañana.- Me aclara en inglés.
Jess: En clase de Historia nos han pedido una redacción sobre los primeros pobladores del continente americano. – Le comento.
Yuly: He escuchado teorías de que fueron los vikingos. – Me dice. – Pero que, cuando éstos llegaron, ya había indios, por lo cual supongo que eso no vale para la redacción.
Jess: Habrá que investigar. – Le contesto sin parecer muy desanimada. – Como la redacción es individual, supongo que cada uno presentará la suya. – Le indico.
Yuly: Si quieres, investigamos juntas, compartimos información. – Me propone. – Tú, investiga algo aquí en Medford y yo lo haré en West Roxbury.
Jess: Como quieras. – Le contesto un tanto sorprendida y contrariada por su sugerencia.
¡Qué compartamos información! ¡Qué hagamos el trabajo juntas! La iniciativa ha partido de ella y me he visto tan sorprendida que no he sabido decirle que no. Entiendo que le he dado la respuesta que esperaba porque sigue empeñada en que seamos amigas y cualquier excusa le sirve para que se fomente esa complicidad entre nosotras. Hasta cierto punto entiendo sus motivaciones, ella es una chica de West Roxbury, no conoce a nadie de aquí y yo soy la primera con quien ha hablado, de manera que tengo todas las papeletas para que me considere su mejor amiga, aunque mantengo mi teoría de que, en realidad, no tenemos tanto en común, que en cuanto me conozca de verdad y encuentre a alguien que le haga más caso que yo, se olvidará que alguna vez hemos llegado a cruzar más de tres palabras seguidas en un mismo día. En cuanto entreguemos el trabajo de la asignatura de Spanish, como espera que nos toquemos las narices con esa asignatura porque quiere centrarse en las demás, mi compañía la considerará una distracción, un estorbo. Ya habrá cumplido conmigo como compañeras de clase y cada una se irá por su lado. Supongo que ese distanciamiento no será muy repentino, pero sí cuestión de tiempo, en cuanto se tenga que centrar en los exámenes y se dé cuenta que cada una se lo toma con un planteamiento diferente. Ella aspira a las máximas calificaciones y yo me conformaré con que no me suspendan.
Mr. Bacon: (Entra y cierra la puerta) Buenos días. Reparto A+ entre los que estén sentados y en silencio. – Nos dice para que le escuchemos y reaccionemos a su presencia. – Espero que todos llevéis la redacción avanzado porque lo quiero para el día 18 de este mes. Tenéis más de una semana para acabar y tampoco se trata de que escribáis sobre toda la vida y milagros de nadie. Tan solo de sus motivaciones para esta asignatura y no considero que ello requiera tanto tiempo, pero así os lo pensáis con calma.
Todos: (Nos sentados en nuestro respectivo pupitre) Buenos días, Mr. Bacon.
Yuly: (Susurra en español) Buenos días, Mr. ‘Panceta’.
Mr. Bacon: Para hoy tengo pensado que hagamos las presentaciones que no hicimos el otro día. – Nos dice. – Como supongo que ya se habrán pasado los nervios del primer día, estaremos todos más tranquilos. – Comenta. – Necesito aclarar mejor el nivel de conocimiento que tenéis del español, para ver si ya os concedo la licenciatura universitaria en filología en letras españolas y nos vamos a casa, o partimos de cero. – Nos indica con buen humor. – El pequeño ejercicio de ayer le fue bastante bien a la mayoría.
Yuly: El otro día dijimos que yo era la única que hablaba en español. – Le comenta.
Mr. Bacon: Sí, me acuerdo. – Le responde. – Tú eres Julia Stephanie MacWindsor. – Le dice para que vea que se acuerda de ella. – Una ‘speaker Spanish’ en un grupo de ‘speaker English’. – Comenta algo contrariado.
Yuly: Mis padres no han querido que tuviera privilegios. – Justifica de manera que todos la oigamos y entendamos. – Tan solo hablo español cuando estoy en Vigo de vacaciones. Soy de West Roxbury. – Aclara por si alguien hubiera supuesto que es una inmigrante.
Mr. Bacon: Gracias por la aclaración. – Le contesta. – ¿Alguien más tiene alguna noción de español? – Pregunta al resto de la clase en un perfecto inglés. – ¿Alguien que haya estado en España o países de habla hispana? ¿Alguien que tenga algún familiar, amigo o conocido que hable español, aunque sea como segunda lengua? ¿Alguno a quien le guste la música en español? – Pregunta. – Por poco que sepáis o conozcáis, os aseguro que en esta clase es un buen punto de partida el detalle que consideréis más insignificante. – Alega. – Me sirve con que hayáis asistido a clase de Spanish en cursos anteriores.
A todos nos ha comido la lengua el gato porque nadie contesta. Frente a la actitud participativa del primer día, esta mañana se impone el silencio. Nadie quiere destacar por encima del resto y ello pone en evidencia la actitud de Yuly, quien ha demostrado su favoritismo por el profesor, pero ya me comentó que va sobrada en esta asignatura y que cuanto antes Mr. Bacon lo sepa, antes se asegurará el aprobado y dedicará a otras asignaturas, porque no le exigirá más que al resto, dado que no sería justo. En todo caso, ella es consciente de que no se puede saltar las clases, aunque tengo la impresión de que Mr. Bacon se ha dado cuenta de que su presencia en este grupo desentona un poco y no se debe a que sea una chica de West Roxbury mientras que los demás somos de Medford. Da la impresión de que la han metido en este grupo porque en la de los hispanohablantes ya no había sitio ni tampoco ha sido posible que la mandasen a otro high school más próximo a su casa. Sea como fuera lo lógico es que las preguntas que nos ha hecho Mr. Bacon tengan más de una respuesta y Yuly no sea la única excepción.
Tal vez yo debiera ser más decidida y levantar la mano, aunque le contestase en inglés, porque, en contra de mi postura reacia hacia lo español, la realidad es que, gracias a la influencia que Ana tiene sobre mí, me he pasado muchas horas con la lectura y Ana asegura que mi pronunciación es bastante aceptable, aunque mi comprensión sea nula, aparte que, como de vez en cuando se acuerda, me habla en español y su intención de que mis oídos se habitúen, va haciendo efecto. Sin embargo, después de cómo me salió el ejercicio de ayer, todo el mundo se puede tomar mi confesión como una burla. En el tiempo en que yo tardé en contestar mal tres preguntas, los demás respondieron todo el cuestionario con una proporción de aciertos bastante alta, aunque fuese de chiripa y por marcar las respuestas al azar. Es más, como Mr. Bacon me pregunté qué libros me he leído, tampoco sabría nombrarle ninguno, salvo ese del caballero de la Mancha, libro del que no sé apenas nada, Tan solo que es muy gordo y su lectura ha permitido que tuviera la atención de Ana.
Si lo de la lectura no resulta muy creíble, entiendo que con igual incredulidad se tomarán lo de mi viaje de finales del curso pasado, sobre todo porque aún no sé dónde estuve y lo único que tengo claro es que hablaban en español y que era un lugar referente a algo de ‘manchego’, que ni siquiera he tenido curiosidad por buscar en el mapa. Quizá sea un país que desconozco o alguna de esas provincias a las que Yuly aludió cuando me preguntó si sabía a cuál pertenece Toledo. Las provincias deben ser algo así como condados o estados, aunque no me suena eso de los Estados Unidos de España, sino que se trata de un único país. Ni tan siquiera creo que existan los Estados Unidos de Europa, aunque sí he escuchado algún comentario sobre que están en proceso de unificación, a pesar de que tampoco lo puedo asegurar. El caso es que como a todos mis compañeros, a excepción de Yuly, me causa apuro decir nada no sea que me tomen por lista o piensen que intento sumar puntos ante el profesor.
Mr. Bacon: Si nadie responde, entenderé que esto del español os suena a chino a casi todos. – Nos dice. – No pasa nada, así tendremos una excusa para aprovechar la clase y aplazamos la ceremonia de graduación para una mejor ocasión. – Argumenta con buen humor. – El objetivo de esta clase es que aprendáis el idioma y por empezar desde lo más básico nadie se ha muerto todavía. – Nos dice con buen ánimo.
Yuly: (Susurra) ¡Vaya rollo de curso me espera! – Se lamenta ante la expectativa.
Ella se queja, seguro que tiene sus motivos, pero mis expectativas no son mucho más alentadoras, aunque no sé si el hecho de que el nivel de la clase sea tan bajo me favorece o por el contrario supone un serio inconveniente. No pienso esforzarme más que lo justo o menos. Sin embargo, si el nivel y la exigencia del profesor se reduce a lo mínimo, casi será mejor que no entre por clase, dado que por poco o mucho que haga parecerá demasiado. En dos días dirán que soy la empollona de la clase, aunque la verdad es que, por lo que conozco a mis compañeros hasta ahora, este silencio me ha sonado más a cobardía, dado que es imposible que no hay alguno que tengas unas nociones mínimas de español, si en el St. Francis School era un asignatura obligatoria desde 5th Grade y no me parece que el plan de estudios de los demás colegios de la zona sea muy diferente, aparte que es un poco absurdo que se hayan matriculado en un idioma sobre el que no tienen ningún conocimiento. Mi excusa está en las presiones que Ana me ha hecho, me siento condicionada por mi estancia en el St. Clare y mi ignorancia es por convicción, más una actitud que un hecho. Sin embargo, si no he abierto la boca ni respondido al profesor es porque prefiero pasar inadvertida, le dejo la iniciativa a los demás.
Mr. Bacon: Veamos. La primera de la lista es Jessica Marie Bond. – Nos dice a todos, aunque soy yo quien me doy por aludida. – Como hay que empezar por el principio, ella será quien nos diga una frase o palabra en español.
Jess: No, ¡yo no! – Le respondo. – I don’t speak Spanish. – Argumento convencida.
Mr. Bacon: No seas tímida. – Me ruega. – Estoy seguro de que alguna palabra conocerás, algo habrás estudiado sobre España en el colegio; te gustará algún cantante; habrás visto alguna película; leído algún anuncio o escuchado algo por televisión o la radio. Lo que sea. Salvo que hayas pasado la vida metida en una burbuja y aislada del mundo, algo te ha debido llegar. – Me indica. – Como os expliqué el primer día, en Massachusetts al menos el 3% de la población es hispanohablante.
Jess: ¡No, yo no! – Le respondo. – I don’t speak Spanish. – Me reafirmo con algo de nerviosismo.
Mr. Bacon: Vale, no te insistiré, si no te apetece. – Me responde en vista de mi poca colaboración. – Seguro que alguno de tus compañeros tiene algo que aportar. Pero en mi clase se puntúa la participación y la disposición a aprender. – Me indica y con ello les hace una advertencia a todos. – Un examen perfecto o aprobado por la mínima no vale de nada, si no participáis en clase. Lo contrario tampoco me vale, que seáis muy activos en clase y hagáis unos exámenes de pena. – Nos indica. – Si no hay voluntarios, supongo que la señorita MacWindsor nos deleitará con sus conocimientos.
Yuly: ¿Sobré qué tengo que hablar? – Pregunta con cierta indecisión, pero dispuesta a ser muy participativa.
Mr. Bacon: Déjalo. Pasaremos a otra cosa. – Le responde en vista del poco entusiasmo de la clase. – Ahora haremos algo divertido. – Nos dice. – Os repartiré dos tarjetas a cada uno y deberéis encontrar la pareja de cada una de ellas. – Explica. – Confío en que a nadie le toque las dos tarjetas de la misma pareja y que tampoco haréis trampa.
Yuly: ¿Tenemos que hablar en español? – Le pregunta.
Mr. Bacon: Quien sepa, que lo haga. – Le responde. – La exigencia mínima es que intentéis leer, traducir y entender el mensaje de las tarjetas. – Aclara para que no haya confusiones. – Están escritas en español y después del ejercicio de ayer supongo que os resultarán fáciles.
Yuly: ¿Qué hacemos cuando hayamos conseguido las dos parejas? – Le pregunta.
Mr. Bacon: Os esperáis porque no faltará tanto para que termine la clase. – Le responde. – Se permite que habléis entre vosotros en español sobre lo que sea, así os servirá para de práctica y para perder el miedo.
Me llegan las tarjetas y, aunque la práctica no me interesa, porque ya he tenido bastante ‘Spanish’ por hoy con no faltar a clase, la curiosidad me lleva a echarles un vistazo para ver lo que hay escrito en estás, dado que lo quiera o no supongo que alguno de mis compañeros tendrá la pareja y la querrá conseguir. Por mi parte no pienso demostrar demasiado entusiasmo. Sigo con idea de que estoy en esta clase por imposición más que por interés. No creo que una participación más o menos activa cambie mi calificación a final de curso, cuando me conformo con el aprobado y el profesor no ha dicho que esta práctica puntúe, tan solo que servirá para evaluar el nivel de la clase y el mío pretendo que sea nulo o en cualquier caso el suficiente para que justifique ese aprobado y el próximo curso me pueda matricular en otro idioma como asignatura de lengua extranjera, dado que considero poco probable que por una asignatura me obliguen a repetir curso y no entra en mis planes que me suspendan, aparte que Ana no consentirá que me relaje. Se asegurará que hago los ejercicios todos los días y ahora que tengo una amiga, que además tiene el español como idioma materno, es como si me hubiera escondido una ‘cheat-sheet’ bajo el dobladillo de la falda o en la manga.
No es mi costumbre hacer trampas en los exámenes porque se me ha inculcado que debo ser honesta conmigo misma y con los demás, porque lo de las trampas implica remordimiento de conciencia y que al final se entere el sacerdote de St. Francis, quien estoy segura ya debe pensar que soy la chica más mala de todo Medford, aunque, por lo que me han explicado al respecto, no lleva la cuenta y tampoco es algo de lo que hable con nadie, por lo cual casi todo el mundo piensa que de lo buena que soy valgo mi peso en oro. Ana es quien mejor me conoce y supongo que, sin necesidad de que le confiese mis travesuras, ya está bastante escandalizada con mis ocurrencias y aliviada porque desde hace algún tiempo se supone que sigo sus consejos y soy un poco más sensata, aunque lo de más sentido común sea una cuestión que aún quede por demostrar. Lo importante, en todo caso, es que ya no tengo tanto trato con los chicos del barrio y que quizá me haya ganado una amiga, porque de esas he tenido pocas a lo largo de mi vida.
¿Qué día es hoy?
El cuatro de julio
Yuly: (Echa un vistazo a mis tarjetas) Me parece que tienes la pareja de una de mis tarjetas. – Me dice. Jess: Se supone que tenemos que hablar en español. – Le recuerdo. – Has sido tú quien se lo ha preguntado a Mr. Bacon. – Le indico.
Yuly: ¡Por lo que sé de ti hasta ahora me temo que no hablarás español ni aunque de ello dependa de que apruebes! – Replica. – Además, eres tan descuidada que ya he leído tus tarjetas. – Me confiesa. – ¿Sabes lo que pone? – Me pregunta intrigada. – Ya me contaste que tu tutora te obliga a leer, pero no tengo claro que lo entiendas o seas capaz de traducirlo. – Constata. – Mr. ‘Panceta’ no ha dicho nada de que no nos ayudemos entre nosotras.
Jess: Ana tan solo me obliga a leer en verano. – Le aclaro. – Quiere que mis oídos se acostumbren. Que lo entienda o no ya es asunto mío. – Le explico.
Yuly: Entonces ¿Lo entiendes? – Me pregunta intrigada.
Jess: Debería decirte que no, pero ha cogido la costumbre de hablarme en español y desde hace algún tiempo entiendo lo que me dice por el contexto. – Le confieso, aunque entiendo que ello me pone en un compromiso. – ¿Cuál de tus tarjetas se empareja con la mía? – Le pregunto antes de que Mr. Bacon nos llame la atención por estar hablando de nuestras cosas.
¿Cuándo es tu cumpleaños?
¡Silencio!
Me enseña sus dos tarjetas. Por lo que leo, traduzco y deduzco, no encuentro que sus tarjetas tengas relación con las mías. Hoy no es 4 de julio y eso de ‘¡Silencio!’ seguro que no significa nada. Me da la sensación de que Yuly se siente tan desmotivada como yo con esta asignatura, aparte de que no tenga ganas de hacer amistades con otros compañeros, dado que todo el mundo parece que nos ha dado la espalda. Por lo que a mí respecta, me da lo mismo cómo me traten los compañeros, siempre y cuando no me insulten ni insistan con el tema de la cancioncita del ‘sex boom’. Sin embargo, me temo que Yuly es una chica bastante más sociable, que, si cada día hace el esfuerzo de venir desde tan lejos, no es para quedarse sentada en un rincón donde nadie la moleste. Si se ha acercado a mí es porque era la única que estaba sola y no la ignoraba. La idea de que seamos amigas, además de compañeras de clase, a mí no me desagrada del todo, pero supongo que sucederá lo mismo de siempre, en cuanto haga amistad con otra chica se olvidará de mí. Yo no tengo nada interesante que aportar, no soy más que la chica del St. Clare que tan solo ha salido del barrio en una ocasión y por las malas. Mientras que Yuly es una chica de mundo, ella es de West Roxbury y su madre es de España. Para mí decir que viene de muy lejos es ir más allá de la I93 o del parque, aunque en verano no me importe que me lleven a Carson Beach, lo cual hay quien considera casi un logro, como si hubiéramos cruzado la frontera con México o Canadá, que se encuentran a varios miles de millas de aquí y Carson Beach a no más de quince.
Yuly: ¡El cuatro de julio es mi cumpleaños! – Me dice como si fuese algo relevante.
Jess: ¿Qué? – Pregunto extrañada porque no entiendo nada.
Yuly: ¡Tu tarjeta y la mía son pareja! – Exclama. – No hace falta que preguntemos a nadie.
¡No hay fecha más americana que el 4 de julio! Me sorprende que Mr. Bacon haya puesto de manera premeditada este emparejamiento entre las dos tarjetas. Estoy más por pensar que lo de las tarjetas no es más que una excusa para que intentemos conversar entre nosotros, que sea nuestro primer contacto con el español y nos demos cuenta de que no es tan complicado como alguno piensa. Es algo así como cuando Ana me intentaba enseñar algo de vocabulario, lo que en su caso reconozco que no ha tenido mucho éxito porque cuando me decía ‘pan’, yo le indicaba el zapato; al principio por desconocimiento y después por rebeldía. Así es cómo me he ganado la fama de que tengo el oído muy fino. Esto es, que casi es un milagro que la entienda cuando habla conmigo. Tal y como me explicó en una ocasión en lo referente al español ‘estoy sorda como una tapia’, aunque no le encontrado aún el sentido ni la gracia a la frase, porque está claro que las tapias no tienen oído, que por mucho que les grites no te contestan. Sin embargo, Ana me lo dijo a modo de burla porque sabía que no me sería fácil encontrar la traducción en inglés.
Yuly: ¡Eres más sorda que una tapia! – Me dice ante mi cara de sorpresa.
Jess: A mí me parece que esto de que las tarjetas estén emparejadas no es verdad. – Le digo. – No es más que una excusa para que hablemos en español.
Yuly: Lo hablo de manera casi natural. – Me contesta. – El mérito es de mi tío Luis, con la condescendencia de mis padres, porque me obliga cuando estoy en Vigo. – Me aclara. – Mi madre también me habla en español algunas veces, pero, como mi padre es de habla inglesa, lo habitual es que en mi casa se hable en inglés.
Jess: ¿No te armas un lío? – Le pregunto intrigada. – La única que me habla en español es Ana, pero hay ocasiones en que no tengo muy claro en qué idioma lo hace.
Yuly: ¿Tu tutora es hispana? – Me pregunta extrañada.
Jess: Creo que no. – Le respondo sin mucha seguridad. – Dice que es de Somerville. Supongo que tendrá amigos hispanos y por eso conoce el idioma. – Le comento. – Este verano me ha llevado de viaje a un sitio donde se hablaba en español. – Le indico. – No sé dónde porque no me lo aclaró.
Yuly: Supongo que, como en el colegio la asignatura de Spanish es obligatoria desde 5th Grade, hará falta alguien que lo entienda para que os ayude a estudiar. – Presupone. – Yo he tenido la suerte de tener a mi madre.