Sí, puedo amar y escribir sobre el amor

Hoy me apetece escribir sobre el amor, demostrarle al mundo que sí, que puedo amar, escribir sobre el amor. Me apetece decirle al mundo que soy capaz de escribir escenas llenas de romanticismo y sí, esas escenas están en mi novela más personal: «Silencio en tus labios».

¿Y qué es amor? ¡ Y yo que sé! De verdad, no lo sé.

El amor se murió en el silencio de tus labios. Se acabó, porque dicen que el amor se acaba. Por eso, como se cuenta en la novela, un día Ana recogió sus cosas y se marchó a comienzos de octubre de 2009. Desapareció de mi vida, se llevó el amor y me dejó sin nada. Se acabó, así, sin más. Sentía que la muerte llamaba a la puerta y en vez de dejarla entrar, se marchó con ella. Se fue para que no la encontrase. Se marchó porque la convivencia se le hacía cuesta arriba para su enfermedad. Ella mejor que nadie sabía que nuestra historia de amor estaba herida desde el primer momento, que esa herida era difícil de curar. Se marchó para no volver la vista atrás, cuando tal vez debería haberlo hecho, porque, si el amor estaba herido, con su marcha no lo estaba menos, sin pretenderlo la obligaba a pensar que algún día tendríamos que volver a encontrarnos.

Y después de estos años escribiendo varios posts sobre la novela, publicando los primeros capítulos, de la treintena que son; de escribir por h y por b que para mí, en lo personal y no sólo en un plano poético y literario, esto del amor es una meta un tanto complicada, al menos eso dicen, hoy quiero compartir con vosotros uno de los momentos más románticos y apasionados de toda la novela. Algo que escribí hace algunos años, y que tampoco he modificado demasiado porque me parece que en sí es un pasaje de la novela que expresa toda esa explosión de sentimientos y complicidad. Que si en los primeros capítulos y a lo largo de la novela se dan motivos para dudar de que esa sea una auténtica historia de amor, con estas tres o cuatro páginas, toda la historia da un vuelco de 180º, porque sí, hay amor. No es que como novelista o escritor me considere un experto a la hora de relatar ese momento, entiendo que en muchos aspectos la redacción es mejorable, pero sí, creo que es un momento de la novela en la que se expresa y manifiesta el amor como entiendo que ha de ser, sincero, cómplice, de verdad.

Han transcurrido algo más de diez años entre la separación de la pareja y el momento del reencuentro. Diez años y nueve meses que dan para mucho, tanto bueno como malo, pero llega el momento de dar la cara, de decir: «Me precipité» «Esta vez quédate para siempre».

Como persona, reconozco que sí algo bueno he sacado de la novela es justo eso, la capacidad de entender el amor. Sé que es una historia inventada, que al principio tiene un carácter más autobiográfico y al final poco o nada se parece a la realidad. Y, aun así, cuando alguien me pregunte «¿qué es el amor?» Mi respuesta será la misma de estos últimos años: «el amor está en el silencio de tus labios». A lo que Ana, si fuera alguien real, me respondería: «¡Te quiero, tonto, luego hablamos!«

23. octubre 2015

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