Se vende apartamento reformado

Estos días del puente de mayo he tenido ocasión de pasarlos en la playa y, como en ocasiones anteriores, además, he disfrutado del sol, la arena y el agua del mar; me he quedado con ganas de más porque me ha sabido a poco, por definirlo de una manera metafórica, con el añadido de que no por ello ha sido menos literal. Me he acercado por el que un día fue el apartamento de mis padres y me he encontrado con que de nuevo han colocado el cartel de «SE VENDE» y ello me ha hecho reflexionar, recapacitar sobre lo que conllevan los cambios, el paso del tiempo, incluso sobre mis razones para acudir a esa playa en concreto cada cierto tiempo desde mi más tierna infancia.

Por mi parte, y sin que esto pretenda ser un anuncio de compra venta, diré que:  «Se vende apartamento reformado en primera línea de playa, con vistas al mar, primera planta con tres dormitorios, comedor, cocina, dos cuartos de baño, terraza y plaza de garaje, situado junto a la piscina comunitaria.»

Antes tan solo había un cuarto de baño y un cuarto trastero en la terraza de atrás a la que se accedía a través de la cocina; la ducha de la piscina se encontraba a un metro de la terraza, la piscina estaba rodeada por una alambrada, en uno de los laterales había un jardín y en el otro una zona de columpios algo oxidados por el efecto de la humedad. En la actualidad éstos se han retirado.

Como he escuchado comentar estos días, de todos los apartamentos de la urbanización, aquel era el mejor de todos. Quizá no tuviera una buena panorámica de la playa, pero se veía el mar y resultaba muy accesible, en siete escalones, con un par de saltos, pasabas de la calle al apartamento sin tener que subir más escaleras ni escalones, a poco que la puerta o la ventana que daban de la terraza estuviera abiertas, incluso se entraba por allí, una vez superado el obstáculo de la barandilla. 

Se vende el apartamento en el que se desarrolla parte de una de mis novelas «Silencio en tus labios». No sé si a todo el mundo le resultará igual de romántico, pero allí centro lo que según el relato es la Luna de Miel. Un fragmento de la novela en donde de manera más o menos consciente, cuando se lee con la suficiente objetividad, te das cuenta de que es una parte fundamental de la historia. (Este capítulo está en proceso de corrección)

A nivel personal me he dado cuenta de que a lo largo de estos últimos casi veinte años, las reformas, los cambios, no se han producido tan solo en el apartamento, que ha sido como aquel que un día quiso cambiar una bombilla fundida por otra nueva y ya que estaba… quitó el papel de las paredes, cambió los muebles, arregló el jardín, reforzó la estructura del edificio, del paseo marítimo; hizo la calle peatonal y reforzó el muro; añadió nuevos edificios por los alrededores; mejoró el pavimento de las calles, modificó el trazado de la vía de acceso a la playa… etc., etc., etc.

¿Me gustan los cambios de la playa, del apartamento reformado? Desde un punto de vista metafórico, asumo que esos cambios son inevitables. Ya los considero parte de ese «apartamento en primera línea de playa». Desde un punto de vista estructural, el edificio se ha convertido en otro más a los que no tengo llaves para entrar y me he de limitar a observarlos como parte del paisaje.

En cualquier caso, me he dado cuenta que, el hecho de que el apartamento como tal esté de nuevo en venta, lleva a pensar que aquella ha dejado de ser mi playa, que ya no es como era ante de las reformas, que tal vez sea momento de buscar otras playas donde pasar estos días de vacaciones. He de confesar que las ha habido, que como diría aquel, «me fui en busca de otros mares». Sin embargo, como dice el poema Un monumento a mi abuelo: «Pero hasta aquel lugar llega el mar….»

6 de mayo de 2013

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