Esta tarde de primavera, en un día como éste, me apetece hablar de promesas, de palabras. Como escribía en aquel poema, he de admitir que nunca he sabido comenzar un verso, iniciar con palabras un poema…… Sin embargo, así, como sin darme cuenta, con esa sencillez, surgía la poesía, con la sensación de que escribía con todo el sentimiento, la pasión.
Comenzar 29/03/1995 No sé comenzar un verso, iniciar con palabras un poema, pero escribo y quizá sin pena olvidando palabras del pasado, promesas que no supe cumplir, ahora todo queda en mentira, en un eterno deseo de escribir. Te escribo a ti, mi desconocida, a ti que aún no has creado vida, para ti, que todo verso en mentira. Te escribo y quizás me muera, quizás mi mano se quede blanca porque escribo mirando al cielo, buscando algo que no tiene el suelo.
El primer verso siempre es el más difícil, la primera palabra, la manera de iniciar una conversación con esa persona a quien va dirigido el poema y que a la par se convierte en inspiración, en duda y amenaza ante por las consecuencias de lo escrito, por lo correcto o no de la razón de ese poema, porque uno ha de mirar por dónde pisa y por dónde pasa. Se anticipa a un desenlace intrigante.
No sé. En marzo de 1995 no sabía. Después de nueve años de haber escrito mi primer poema, me sentía igual de perdido que en aquel el primer verso. Hoy 19 años de aquel «Comenzar», me sigo encontrando con la misma ignorancia, olvidando palabras del pasado, aunque en realidad ahora me refugio en lo ya escrito para esta reflexión.
Todo quisiera comenzar de nuevo, que aquel «me rindo a lo evidente» se quede como una promesa incumplida, porque siempre queda ese eterno deseo de escribir, que da igual lo que pase. Le escribo a lo desconocido, como semilla que se siembra en la tierra y ha de dar fruto, dar vida y quizá se quede como tierra reseca, sin agua.
Cada poema es una búsqueda, un anhelo, no de la realidad, sino de un sueño por cumplir. Escribo mirando al cielo, con el deseo de encontrar algo que aún no tengo, que no soy capaz de encontrar, que tal vez lo he tenido enfrente y no me he dado cuenta de ello. No he sabido verlo.
¿Comenzar? No, no sé iniciar con palabras un poema. El poema comienza mucho antes. En la poesía hay mucho más que palabras y sentimientos, hay promesas incumplidas y la vana ilusión de que los sueños se hacen realidad, lo que alguno denominaría como mentiras. La poesía es la expresión escrita de un pensamiento que no tiene comienzo y se espera que no tenga fin, que una vez plasmado sobre el papel, cuando sea leída, sea del agrado de los demás.
21 de marzo 2014