«TYPICAL PRODUCT MANCHEGO«
Tras la lectura de estas palabras en el cartel de una tienda, Jessica pone de manifiesto su desorientación, su ignorancia por convicción. Aunque tiene la evidencia delante de sus narices, prefiere no verlo. Consecuencia de ello es que el relato de los acontecimientos de ese día terminan con una frase cervantina y quijotesca, que entiendo encaja a la perfección con la intención y el sentido del relato. En vez de ser un lugar de la Mancha, es un lugar «Manchego», que pone de manifiesto la desorientación, la intención de no querer saberlo porque teme que la verdad sea peor que el desconocimiento. No quiere llevarse ningún desengaño. Su anhelo es ir a Toledo en busca de su Daddy. Tiene sus sospechas, pero prefiere pasarlas por alto, ya que estar en Toledo y no haber tenido ocasión de conocerle, de cruzarse con él, implica una frustración de la que siente jamás se recuperará.
Para ser la primera vez que se aleja del internado más de dos pasos, que va más allá de donde alcanza su vista y no ver cumplidos sus sueños, prefiere el refugio de su ignorancia. Lo que ha visto de la ciudad, se asemeja poco a la imagen idealizada y utópica que tiene de ésta. La ciudad de Toledo ha de ser la mejor del mundo y en ese aspecto el único referente, el más cercano para ella en esas fechas, es la ciudad de Boston, con el añadido de que la ciudad de Toledo se encuentra en Europa y, por lo tanto, ha de tener una mayor historia. Sin embargo, la intención de este capítulo dentro de la novela, al centrarlo en Toledo, en ese primer acercamiento a su amado Daddy, no es tanto que los dos personajes se encuentren o empiece entre ellos un cruce de caminos en sus vidas hasta el momento en que confluyan. Se trata de descubrir Toledo, del contraste entre la vida de uno y otro, las consecuencias directas de que el uno no quiera saber nada del otro porque no se siente preparado para asumir ese compromiso.
La ciudad de Toledo no tiene playa, aeropuerto, líneas de metro ni grandes avenidas. Valorado con cierta objetividad tan solo es una pequeña ciudad. Para alguien con las ilusiones que se ha creado Jessica con respecto a su padre, es un lugar poco relevante. Sin embargo, para conocer la ciudad, hay que indagar en su pasado, en su Historia y descubrir que todo aquello con lo que Jessica sueña fue realidad en algún momento. Recordad que Toledo fue capital de Hispania en época de los romanos, que tuvo su relevancia en la epoca de los Visigodos, aquí se celebraron algunos Concilios de la Iglesia, que llegó a ser capital de un gran imperio en época de los Austrias. Jessica se encuentra y descubre la ciudad en la que vive su amado Daddy, quién tal vez no sea el padre más maravilloso del mundo, pero ya tiene un punto de partida sobre el que iniciar esa búsqueda para encontrarle, tan solo tiene que fijarse en los detalles, en las pistas que tiene ante sí.
Sunday, July 02, 1995
06:30 PM Old Street

(…)
Supongo que Ana ya se ha percatado que no le pongo atención a los carteles que es quizá lo que mejor me ayudaría a descubrir dónde estamos. Supongo que mi actitud es un poco absurda y sin demasiado sentido, pero me aterra el hecho de descubrir que tal vez hayamos venido a Toledo, que el viernes a primera hora regresamos al internado y en estas dos semanas no nos hemos encontrado con Daddy, que tal vez Ana se haya encontrado con la evidencia de que se trata de alguien que no existe o, por el contrario, que no quiere nada conmigo, que casi sería lo mismo. Por el momento me conformo con observar los edificios, comprender que estamos en una ciudad llena de historia y con mucho interés para los turistas, aunque quizá no sea una de las ciudades más conocidas ni visitadas del mundo, porque no dispone de aeropuerto ni líneas de metro y los autobuses tienen dificultades para moverse por esta parte de la ciudad. El haber sido testigo de las dificultades para salir de la muralla es la mejor evidencia, aparte que con tanta calle tortuosa, empinada y estrecha, dudo bastante que los autobuses circulen por aquí. Además, si es cierto lo que Ana me ha dicho, el mar se encuentra lejos y ello le quita mucho aliciente, aunque como ciudad histórica lo tenga para quien le guste visitar edificios antiguos, que se mantienen en pie después de tantos siglos.
Para regresar a la puerta de la muralla lo lógico es que volvamos sobre nuestros pasos y no intentemos buscar una ruta más corta, si es que la hubiera, dado que tampoco llevamos un plano de la ciudad que nos sirva de guía y ahora que estamos delante de una tienda quizá sería la ocasión para que nos hiciéramos con uno, pero estoy segura de que Ana esperará que después me lo guarde, que lo tenga como pista para que sepa dónde estamos, y prefiero mantener mi ignorancia intacta para no llevarme una desilusión. En cualquier caso, si me dejase aquí sola y sugiriera que fuese yo quien llegase hasta la puerta de la muralla por mis propios medios, lo más probable es que me perdiera, me dedicase a callejear sin rumbo fijo por esta parte de la ciudad, sin atreverme a preguntarle a nadie porque no hablo su idioma y no estoy demasiado segura de que me sepan entender en inglés, aunque ésta sea una ciudad turística. Es más, si le preguntara a alguien, seguro que lo primero que me dirán es que estoy en “…” y es justo lo primero que no quiero que me aclaren, porque, si me dijesen que estoy en Toledo, me sentiría mucho más perdida, querría ir en busca de Daddy y no sé por dónde empezar a buscarle. Estoy segura de que no hemos pasado por delante de la puerta de su casa ni nos hemos cruzado con él. Estamos en un lugar de “Manchego” cuyo nombre no quiero conocer.
21 de febrero 2014
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