
Mi nombre es Khan y no soy un terrorista
Rizwan Khan es un niño musulmán que se crió con su madre en Borivali, cerca de Bombay, y que sufre de síndrome de Asperger. Años más tarde, Rizwan se enamora de Mandira, una madre soltera india que vive en San Francisco.
Después de los atentados del 11-S, Rizwan es detenido como sospechoso a causa del extraño comportamiento que muestra a consecuencia de su enfermedad.
El trasfondo de la película entiendo que es la literalidad con la que los Aspies entendemos lo que nos dicen. No nos detenemos a valorarlo con un poco más de subjetividad.
La frase que motiva al protagonista a emprender ese viaje es muy sencilla. Madira le dice a Rizwan Khan cuando éste le pregunta cuándo puede volver a casa, después de que le haya pedido que se marche, que no quiere volver a verle.: << Ves y dile al Presidente «Mi nombre es Khan y no soy un terrorista»>>
Como consecuencia de ello, impulsado por el amor y el deseo de recuperar su matrimonio, Rizwan Khan emprende un viaje con intención de hablar con el Presidente de los Estados Unidos y transmitirle ese mismo mensaje. Lo que en el momento histórico en se centra la película se plantea como un objetivo un tanto complicado. Hasta el punto que le llegan a confundir y tratar como si fuera un terrorista y ha de demostrar su inocencia.
Mi nombre es Manuel y no soy un terrorista
En referencia a mí ¿Cuál es mi frase? ¿Qué me han llegado a decir que yo no haya sabido interpretar de la manera correcta? ¿Acaso la tengo?
Lo cierto es que sí, la tengo y he tardado muchos años en comprender que la malinterprete. Ahora sé que el momento y el contexto en que me dijeron aquellas palabras fueron dichas más por impulso, por desesperación, que con lógica. La causa de aquello fue una de mis muchas torpezas, por no dar la suficiente importancia a lo que sucedía.
Por respeto y consideración a quienes pudiera afectar aquel momento, me evito escribir la frase en este blog y hacer alusiones personales, salvo que sucedió en 1992, pero sí he de admitir que durante años, en mis muchas visita al psicólogo, aludí a ello en más de una ocasión y como tal ninguno me supo dar una respuesta que me convenciera. De todos modos, entiendo y supongo que mi diagnóstico de Asperger es la única respuesta posible.
La cuestión es que entonces yo me equivoqué. No entendí la situación con la suficiente objetividad y pretendí seguir con mis planes como si aquello no tuviera ninguna relevancia. Sin embargo, me di de bruces con la cruda realidad y durante años me he lamentado por ello, porque no he terminado de comprender ni entender la actitud de la gente, el porqué no fueron más claros conmigo desde el primer momento. Pero, como digo, con el paso del tiempo he aprendido a aceptar y reconocer mis propios errores, a ser un poco más juicioso con los demás, asumir el hecho de que muchas veces la gente reacciona por impulso más que por lógica, al menos no con la lógica con la que yo me planteo resolver determinadas situaciones, de ahí que no sea fácil el entendimiento.
El error fue mío, la intención tan solo ser como los demás, con una evidente torpeza social.
En mi caso, al menos, no me he sentido impulsado a hacer ningún viaje en sentido estricto, salvo personal. Tampoco he sentido la necesidad de recuperar algo que ya de por sí daba por perdido y como tal no tenía demasiado sentido. De ahí que no tenga razones para compartir aquella desafortunada frase con nadie.
Incluso me atrevo a decir que mi propio silencio al respecto me bloquea, que, como sucede en la película, el final no llega hasta que se produce el encuentro con el Presidente. Yo no tengo «Presidente», pero supongo que en alguna ocasión he sentido la necesidad que lo hubiera para sentirme en paz conmigo mismo y que he cumplido con lo que entonces se me pedía.
En conclusión me limitaré a decir lo mismo que el personaje de la película:
«Mi nombre es Manuel y no soy un terrorista»
30. marzo 2014
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