Un espacio para los dos

A partir de ahora la novela se aleja poco a poco de Toledo. Curiosidad o no, la cuestión es que se va distanciando de lo que es mi realidad y adentrando en la fantasía, se adentra en lo que es el mundo de Ana de modo que esta convivencia de la Pascua es el punto de partida. Ya no habrá más encuentros los sábados, aunque en algún momento se llegue a aludir a estos, pero sin darles la relevancia que han tenido hasta ahora. Se supone que es la consecuencia lógica de que se intuye como un proceso normal en la formalización de la relación de pareja, que ambos busquen lugares en común donde se vaya produciendo ese acercamiento, ese ganarse la confianza del uno en el otro.

Ese primer acercamiento, esa primer alejamiento de Toledo, se produce con la convivencia de la Pascua, pero no es como tal un sitio que esté localizado, identificado, tan solo que se trata de un pueblo que se encuentra cerca de donde Ana reside, sin que hasta ahora en la novela se haya aclarado esa cuestión, salvo que Ana vive lo bastante lejos de Toledo como para tener que pensárselo dos veces antes de venir, pero no tanto como para que no pueda hacerlo con una cierta facilidad siempre que le apetezca ya sea en su coche o en autobús, y sin tener que quedarse, salvo que tenga planes con las amigas, lo cual no es decir mucho.

Omitir este dato, sobre la procedencia de Ana, en en cierto modo es intencionado, por evitar que este personaje sea identificado con alguien en concreto. Pero también es una manera de dar a entender que al no ser alguien de Toledo tiene la ventaja de la distancia para disfrutar de una cierta tranquilidad con respecto a Manuel, aunque ahora que la relación se empieza a afianzar ello pueda suponer una desventaja porque no será tan fácil que hagan planes, que se pongan de acuerdo, porque cuando se quieran ver, siempre será uno de los dos quien tenga que moverse, lo que provocará alguna que otra discrepancia y a la vez propiciará que se busquen soluciones prácticas, porque, si quieren estar juntos, habrán de encontrar la manera de acortar todo aquello que les distancia.

En esta convivencia, los dos van a estar fuera de casa, de su ambiente, aunque Ana tendrá la suerte de contar con el apoyo y la complicidad de las amigas, por lo cual no se sentirá muy fuera de lugar.

Lo que destaca de esta convivencia es que chicos y chicas ocupan alojamientos separados, que no están todos en la misma casa, lo que favorece tanta la tranquilidad de ellas como de ellos, pero en sí es quizá lo único que no compartan, cuestión que tendrá su relevancia en la historia porque Ana va a necesitar un sitio donde esconderse, donde sentirse a salvo, aunque esa deseada tranquilidad también se verá alterada y generará una situación un tanto comprometida, a la que como escritor le que querido dar un toque cómico, porque ya nada será cómo todos suponen, pero tampoco habrá un cambio tan significativo como para que ese recelo o inquietud no dejen de estar justificados.

Y si el alojamiento no es compartido, la logística y la actividades de estos días, sí tienen que serlo. Sin embargo, como Ana comenta en su diario, por prudencia, ya se ocupa ella de que haya una cierto distanciamiento entre ambos, porque eso de que estén juntos se ha de entender con matices. Tienen que comer, tiene que acudir a los Oficios en la iglesia, Y al principio, con más o menos fortuna, Ana consigue que ese distanciamiento sea una constante, pero se entiende que al tratarse de una novela, de una historia de amor, en algún momento todo ello se tiene que descuadrar, porque ese silencio, esa presunta frialdad entre ambos no puede durar mucho más y en algún momento o ella cede o será Manuel quien consiga superar esos bloqueos. Ya averiguaréis qué ocurre antes de que hayan de regresar a casa, porque antes del comienzo de la convivencia ni Ana ni Manuel están demasiado seguros de nada.

La cuestión es que a lo largo de las próximas publicaciones de la novela seremos testigos callados de cómo se produce ese acercamiento de las torpezas de uno y de la firmeza de la otra quizás en el entorno menos adecuado para que surja una historia de amor y menos con los precedentes que trae ésta, pero debido a las distancias que de por sí haya entre los protagonistas, no parece que vaya a poder ser de otra manera. Más adelante, ya se podrán de acuerdo o surgirán desacuerdos por ese motivo, dado que ambos habrán de renunciar a su individualidad y permitir la entrada del otro en su mundo y en sus planes. puede decirse que con esta convivencia Ana ya ha dado el primer paso, ya que ante la posibilidad de haber puesto impedimentos para que Manuel acudiera, le deja el camino libre. Ya será ella quien se ocupe de ponerle los límites, sin que ello se convierta en la comidilla de todo el mundo. Porque ella es así de sería como discreta, como ha demostrado en ocasiones anteriores.

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