Introducción
Lista de lo visitado hasta ahora: (ver lista en pagina aparte)
Si no os importa, como acordamos al inicio de la vuelta a Toledo por la ronda del Valle, lo justo es que hagamos una parada, que nos tomemos un merecido descanso antes de retomar esta visita Toledana, mientras decidimos si volvemos a subir al casco, intentamos dar otra vuelta a la ciudad o nos aventuramos a descubrir que hay más allá de las murallas, porque ya hemos visto algunos monumentos y lugares de interés, pero tal vez haya más o no nos hayamos detenido lo suficiente en aquellos que hasta ahora hemos visitado.
No encontramos en la Puerta de Bisagra (La puerta a la Sagra) y en vez de cruzar la muralla, lo que ahora apetece es buscar la sombra, el frescor, porque nos hemos dado un buen paseo y andamos algo cansados, acalorados y como nos hartemos del guía, le mandamos rondando por la calle Carrera, que ya sabemos lo que cuenta subir, aunque es posible que esta vez si volviera en autobús por evitarse el esfuerzo. En cualquier caso, se despiste o no, para tomarse un descanso y un refrigerio tenemos el parque de la Vega, en el paseo de Merchán (Jornada de puertas abiertas).

Intentaré no repetirme demasiado en las explicaciones y darle un toque menos novelesco, aportando información un poco más objetiva y rigurosa
Paseo de la Vega
Situado en el espacio que separa la Puerta de Bisagra del Hospital de Tavera, se trata de un terreno cuya cota original era muy inferior a la actual. Utilizado históricamente como escombrera, era un espacio convertido en un descuidado e insalubre muladar hasta que en 1538 el Mariscal Pedro de Navarra y de la Cueva —corregidor de la ciudad— ordenase la explanación de la zona situada enfrente de la Puerta de Bisagra. La intención del mariscal era
Descripción del bien
que ese espacio sirviera para la celebración de torneos, juegos, desfiles y actos de la realeza y la nobleza. De este modo están documentados grandes actos de este tipo con la presencia incluso del emperador Carlos V.
Este espacio, entre el Hospital de Tavera y la Puerta de Bisagra, no siempre estuvo así de llano. Antes del primer tercio del siglo XVI estaba ocupado por una serie de vaguadas donde los toledanos iban acumulando escombros y basuras, formándose verdaderos muladares – estercoleros
Su visión, así como los olores que se producirían, no debía ser muy agradable, por lo que en 1538 el corregidor de Toledo, el Mariscal don Pedro de Navarra, marqués de Cortés, allanó el terreno tapando los muladares bajo carretadas de tierra, logrando formar una amplia explanada que llega hasta el hospital de San Lázaro. Tardó dos años en completar su empeño. Ahora serviría para poder celebrar actividades castrenses.
No será hasta el siglo XIX cuando se urbanizará, ajardinará y plantarán una serie de árboles – cedros, olmos, plátanos, tilos y setos de boj – que le darán su configuración actual, aunque se siguió ampliando y ajardinando a lo largo del pasado siglo XX.
Se halla decorado con estatuas de reyes hispanos, procedentes, al parecer, del Palacio de Oriente de Madrid, donadas por Carlos III al cardenal Lorenzana, quien mandó colocarlas por diversos puntos de la ciudad. Wamba, Sisenando y Sisebuto – monarquía visigoda – La de Alfonso VI se encuentra situada junto al vano de la derecha de la Puerta de Bisagra. Alfonso VII y Alfonso VIII lo son del reino de Castilla.
Todavía cuando atravesamos por este tranquilo paraje nos vienen a la memoria el olor de los churros y del pescado en escabeche de las bargueñas…; el ruido de los carruseles y circos, las voces de los vendedores, las músicas de los espectáculos, los altavoces de las tómbolas ofreciendo y dando todo tipo de regalos, las llamadas de las mamás a sus chiquillos diciéndoles adiós o que tuvieran mucho cuidado, cada vez que la vuelta del tiovivo los ponía ante sus ojos, las bocinas de los coches, los chillidos de las chicas al caer la barca o la noria, las detonaciones del tiro al blanco, las voces de los jóvenes llamando a los amigos…; las luces de los arcos del paseo central y las múltiples y distintas de los puestos y atracciones; los empujones; los bailes nocturnos con la ilusión, no siempre conseguida, de mantener entre nuestros brazos al amor incipiente; las caras bonitas y alegres de las toledanas vestidas de fiesta….
Todo este ambiente componía una estampa abigarrada y entrañable que nos produce enorme nostalgia y más ahora desde que trasladó el ferial a otro espacio mucho más amplio y cómodo, pero menos íntimo y acogedor y con un marco menos elegante y bello.
Tanto en el invierno como en el verano tomar un refresco, horchata, chocolate con churros o patatas fritas en sus emblemáticos establecimientos (Katalino, El Parque, Mariano…) es un verdadero placer que se disfruta de generación en generación.
Ángel Martínez. Mi Toletum
En el siglo XIX la explanada tenía un uso castrense como lugar donde los alumnos del Colegio General Militar realizaban ejercicios de formación. Es en esta época cuando son tomadas las primeras fotografías. En concreto, la primera de la que se tiene constancia es esta joya de Alfonso Begue obtenida hacia 1864. En ella se ve que la denominación de Tavera como «Hospital de Afuera» tenía todo el sentido del mundo, y también constatamos que la explanación de 1538 había sido incompleta pues la mayor parte del paseo que hoy conocemos aún se encontraba sin rellenar. En el centro de esa vaguada se puede ver una fuente de uso ganadero, denominada «fuente del corregidor».
Fue en 1868 cuando el parque que hoy conocemos fue ejecutado finalizándose hacia 1871 siendo alcalde Juan Antonio Gallardo, siguiendo las trazas del proyecto del arquitecto municipal Mariano López Sánchez. La idea había surgido en 1866 del entonces alcalde Gaspar Díaz de Labandero.
Competía este parque con el otro gran paseo de Toledo por entonces —el del Miradero— en cuanto a afluencia de público, como demuestra esta coplilla publicada en septiembre de 1898 en el periódico La Campana Gorda de la que se deduce que La Vega era el paseo predilecto en invierno por ser más soleado que el Miradero, situado en orientación norte en zona de umbría:
En el mes de enero de 1826, empezó a allanar al plazuela de Merchán en la puerta de Bisagra, para formar en ella un paseo, cuya empresa ofrecía muchas dificultades económicas, por no haber de donde sacar 80.000 reales en el que se ha valuado su coste, y por la poca esperanza que ofrecía su terreno, de que prendiesen en él los árboles por falta de agua, hallándose el Tajo a más de 30 varas de profundidad, y no pudiendo traerlas de otra parte. Todo logró vencerlo su genio activo y emprendedor, solicitando y obteniendo de S.M. la concesión de un presidio correccional, y varias limosnas del eminentísimo señor arzobispo actual de esta diócesis. Con estos recursos allanó la plazuela y formó en ella un hermoso paseo de 300 pasos de largo y 240 de ancho, con 5 calles en todas sus direcciones, y en su centro un salón con una hermosa glorieta.
Después de la Guerra Civil, con los materiales de derribo del Alcázar, se amplía hasta las dimensiones actuales.







Sin duda un lugar significativo de la ciudad, aparte de porque haya sido el lugar de las ferias y de paso obligado para entrar en el casco antiguo, porque en los años 90, el mercadillo se traslado aquí desde Paseo del Carmen. Se sacó del casco histórico de la ciudad. En cualquier caso, desde hace siglos, cuando montaba en la plaza de Zocodover, «El martes» es un día de las semana y un actividad que los toledanos tenemos muy señalado. Con el añadido de que, según el calendario, «el martes» en ocasiones es el lunes y no el martes, pero siempre «El martes».
La Vega es, sin duda, el gran parque de Toledo. Son muchos años de historia a sus espaladas, desde el siglo XVI cuando comenzó a acoger especiales fastos, como los otorgados a Felipe II e Isabel de Valois en 1560, tablados para palenques, juegos taurinos y, desde finales del XVIII, alardes militares, revistas o la instrucción de los alumnos del Colegio General Militar llegado a Toledo en 1846,
El ajardinamiento de este paseo se se efectuó entre noviembre de 1868 y febrero de 1871, siendo alcalde Juan Antonio Gallardo. Así, según publicada del Cerro, «el nuevo paseo ofrecía un alargado y amplio salón central flanqueado por setos y, en el costado oeste, una ajardinada zona con bancos, fuentes y sinuosos caminos bajo la sombra de castaños, tilos, cedros y otras especies arbóreas. Abrazando todo el conjunto quedaba el llamado Paseo de coches, un espacio por el que los pudientes propietarios de coches de caballos podían recorrerlo, pausadamente, en tranquilos carruseles, ’para ver y ser vistos’, según los usos burgueses de la época».
ABC Toledo 17/08/2021
Escultura de Reyes en la Vega




Ferias y fiestas
Durante décadas, el Paseo de Merchán o de la Vega fue el lugar donde miles de personas disfrutaban de las Ferias de Toledo, multitudinarias por entonces, y hoy irreconocibles tras la nefasta decisión de su traslado a La Peraleda, un lugar alejado, frío, inhóspito, descuidado por todas las corporaciones y convertido en una de las mayores vergüenzas que los toledanos a día de hoy sufrimos.
Toledo olvidado
Son muchas las generaciones de toledanos que han disfrutado de los caballitos de La Vega que, hoy en día, siguen despertando nostalgia entre una gran parte de la población. Se trata de uno de los lugares preferidos por los pequeños de la casa y también por los mayores, ya que mientras los niños se divierten montando en los columpios, el tobogán y los caballitos, los padres y/o abuelos pueden tomar una refrescante horchata o un limón granizado en el mítico kiosco Catalino, mientras recuerdan aquellos años de niñez.
ABC 01/07/2015
El 1 de octubre de 2021, después de cincuenta años de actividad, la atracción de «los caballitos de la Vega» sufrió un incendio y, debido al estado de ésta, tuvo que ser retirada. a fecha de 31 de marzo de 2022 ya ha vuelto a ser instalado el tiovivo en su lugar original.

Jardines
Todo el parque de la Vega se tiñe de violeta, huele a caramelo malva, te embriaga y los ojos no saben en que lugar posarse; van, como una abeja, de flor en flor, leyendo historias de amor bajo los arcos abarrotados de color.






Casa del Corcho, tradicional vivienda del guarda del parque construida a finales del siglo XIX por el arquitecto Ramiro Amador de los Ríos en un estilo relacionado con romanticismo de la época.


Hay quien se busca la excusa de ir a visitar la Puerta Nueva de Bisagra desde el Paseo de la Vega, pero, en realidad, tan solo pretende tomarse un chocolate con churros o con porras. Montan guardia no vaya a ser que, en un despiste, alguien le robe a la ciudad una de sus puertas más emblemáticas.
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Por supuesto en el Paseo de la Vega hay otros quioscos, pero cada uno tiene su preferencia y éste, además, cuenta con las mejores vistas, porque, aparte de otras consumiciones, también es muy típico que en los meses de calor la gente se acerque al parque de la Vega a tomarse un granizado de limón o una horchata fresquita


A mediados del siglo XX, frente a la Puerta de Bisagra, fue instalada la oficina de información turística:
Ángel Martínez. Mi Toletum
Un comentario en “Camarero, una horchata.”
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