Construyeron encima

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Introducción

Una de las mejores cosas de Toledo es la forma en que puedes ver las capas de una civilización construida encima de otra. En ninguna parte es eso más evidente que en la Iglesia del Salvador. En esta iglesia puedes caminar arriba y abajo. Si bien la iglesia en sí tiene algunas obras de arte interesantes, la verdadera razón de su visita es ir abajo y ver los cimientos de los romanos, luego los visigodos y luego los moros con las columnas capiteles y el arco. En la parte trasera puedes subir para ver bien la excavación detrás de la iglesia.

cartel

La Iglesia de El Salvador

La iglesia de El Salvador de Toledo fue en tiempos de la presencia musulmana, una mezquita, cuya fecha está por determinar, aunque algunos investigadores la datan en 1041 o posiblemente anterior. Se han encontrado restos anteriores de ocupación eclesial visigoda e incluso de un periodo tardío romano del siglo II.

Fachada por la calle Santa Úrsula

La pilastra visigoda, para algunos  paleocristiana, de finales del siglo VI o principios del VII, es una de las piezas más antiguas en las que aparecen representadas 4 escenas de la vida de Cristo, quien a pesar del raspado del rostro por los musulmanes, pude distinguirse por su mayor tamaño y actitudes: Curación del Ciego, Resurrección de Lázaro,  Cristo y la Samaritana en el pozo y Curación de la Hemorroísa. Su tosco tratamiento muestra el abandono en que había caído el trabajo en la piedra.

La iglesia del Salvador está situada en la ciudad de Toledo, cerca de las iglesias de Santo Tomé y Santa Úrsula. Es una de las iglesias nombradas en el Lazarillo de Tormes​ y en ella fueron bautizados Juana I de Castilla («la Loca») y el dramaturgo Francisco de Rojas Zorrilla.​

La actual iglesia está construida sobre una antigua mezquita musulmana, por lo que está orientada al sureste, en dirección a La Meca. Para la construcción de esta mezquita, como era habitual, se habían reutilizado diferentes elementos arquitectónicos visigodos, gracias a lo cual se ha conservado una arquería de herradura apoyada sobre pilastras visigodas con decoración esculpida de temas figurativos, nada habituales en este tipo de restos.

No ha podido demostrarse la existencia de un edificio anterior a la mezquita, puesto que el nivel de excavación no ha llegado a profundizar en el sustrato visigodo o romano. Sin embargo, sorprende la gran cantidad de relieves visigodos formando cenefas y cornisas romanas embutidas en los muros.

Capitel

La conversión al culto cristiano en 1159 la hizo sufrir diversas modificaciones, especialmente, la construcción de la capilla gótica de Santa Catalina, de finales del siglo XV. Esta capilla, propiedad del Conde de Cedillo, se halla ubicada junto al presbiterio, en la nave de la epístola. Funciona como capilla privada independiente de la iglesia, con entrada por la calle de Santa Úrsula. Es de planta cuadrada, cubierta con una bóveda estrellada con muros de cantería con cadenas de piedra en la parte inferior y de ladrillo en la superior. Su fachada principal adopta la forma de piñón escalonado con una puerta de acceso, descentrada y rematada en arco conopial, así como una ventana dispuesta en eje y decorada con tracería gótica.

Aunque conserva la figura del alminar, que lleva incrustaciones de cenefas, la conversión al culto cristiano en 1159 la hizo sufrir diversas modificaciones, especialmente, la construcción de la capilla gótica de santa Catalina, de finales del siglo xv. Al alminar, convertido en torre, se le añadiría posteriormente un campanario de ladrillo.

En el tratado séptimo del Lazarillo, Lázaro acepta casarse con la criada -y amancebada- del Arcipreste de San Salvador y así comienza con cinismo a vivir holgadamente, hasta finalizar años después su vida “en la cumbre de toda buena fortuna”. El arcipreste les hizo “alquilar una casilla par de la suya” que aún hoy puede verse-o al menos su sucesora- a un costado de la parroquia (n.º 1 de la calle de El Salvador). La iglesia, según el Memorial de Luis Hurtado de Toledo (1576) tenía “dentro de sí huerto y cementerio y casa para el cura”. Según la profesora Carmen Vaquero, el cargo de “arcipreste de San Salvador” nunca existió en Toledo, si bien hubo un clérigo toledano, Bernardino Alcaraz, que cargaría con tal apodo en base al siguiente suceso: Su padre, el secretario de los Reyes Católicos, Fernán Álvarez de Toledo, quiso obtener para su hijo el arciprestazgo de la Iglesia de San Salvador de Requena (Valencia), para lo cual envió a un criado con el encargo de tomar posesión en nombre de su hijo, don Bernardino. Pero el criado encontró que el Arcipreste valenciano se encontraba vivo, por lo que probablemente la anécdota fue celebrada en Toledo con gran sarcasmo y no es extraña su trascendencia al acervo popular y a la literatura

«Ruta del Lazarillo de Tormes», en Rutas literarias de Toledo. Toledo: Cuarto Centenario, pp. 92-93. ISBN 978-84-940811-2-5.
Lazarillo de Tormes

Está dedicada a San Salvador. La iglesia sufrió un incendio en el siglo XV, lo que obligó a su total renovación. Será Álvarez de Toledo quien se encargue de su reconstrucción, aunque de nuevo en 1822 la destruye un nuevo incendio y sólo se salvó la capilla de Santa Catalina.

La fachada exterior está realizada con piedra de sillería y lleva incrustaciones de cenefas de origen visigodo como elemento decorativo.

La última década de su historia se ha sometido a distintos procesos de investigación arqueológica, con la excavación del patio parroquial, la recuperación del paramento primitivo de la torre, tapado por las reformas medievales y barrocas, el estudio de los muros del interior y finalmente la excavación arqueológica de las naves del evangelio y central descubriéndose la primitiva planta de la mezquita original del siglo IX, con su recinto alrededor conteniendo un patio con aljibe y sus puertas diferenciadas, así como la constatación en cimientos y muros de la ampliación documentada en el siglo XI y consistente en adición de toda una nave cuya base está en la arquería actual de arcos de herradura.

Patio Interior

Restos arqueológicos de distintas épocas encontrados en el patio interior. 

Leyenda

Alrededor de 1145 una tremenda tormenta pilló por sorpresa a la reina Doña Berenguela de Barcelona, esposa del rey Alfonso VII de Castilla, por las calles de Toledo. La tempestad arreciaba tanto que hubo de guarecerse en la que entonces era la principal mezquita de Toledo (tras la conversión de la mezquita mayor en catedral tras la conquista de Alfonso VI), y, presa del pánico, allí se encomendó a Dios, cesando rápidamente la tormenta. Por esta razón propuso al rey convertir la mezquita en iglesia bajo la advocación de El Salvador.
Esto es al menos lo que la tradición oral y escrita ha transmitido de generación en generación, y parece que puede tener muchos visos de verosimilitud tras el hallazgo que en 1893 hiciera Don Francisco de Codera y Zaidín al traducir una inscripción aparecida al restaurar la Capilla de Santa Catalina de esta iglesia, propiedad del Conde de Cedillo, y que según él decía:

«En el nombre de Alá, el clemente, el misericordioso, se levantó este palacio (ó galería) con la alabanza y protección de Alá? bajo la dirección? de los dos empleados de la obra pía (de los legados piadosos), los dos directores, Abderrahmán ben Mohamad ben Alberola y Káçim ben Cahlán en el mes de racheb del año 432 (11 de Septiembre de 1040 á 30 de Agosto de 1041); compadézcase Alá del legatario (del que destina esto á usos piadosos), del que cuide ó tome parte en su obra, del que en él haga la oración y del que lea en él: amen, oh señor del universo: y bendiga Alá á Mahoma, el último de los profetas, y concéda(le la paz).»

Este hallazgo confirmaba que el edificio fue mezquita antes que iglesia según decía esa tradición, y si a ello se le suma el dato documental de 1159 (10 años después de la muerte de Berenguela) que dice que «prisieron christianos la Eglesia de San Salvador de moros el día de San Juan Baptista», pues parece posible que esa tradición sea verdadera, máxime teniendo en cuenta la poca pasión que Berenguela sentía por los musulmanes tras el ataque almorávide a Toledo en 1139 que la obligó a situarse con sus damas en la muralla, desde donde reprochó a los musulmanes atacar una ciudad defendida por mujeres cuando los hombres habían marchado a la batalla que almorávides y cristianos libraban en el Castillo de Oreja. Desde entonces, esta parte de la muralla, situada junto a la Puerta de Bisagra es conocida como Torres de la Reina en honor a este valeroso gesto de la joven reina (23 años).

Toledo Olvidado

Campanario

La torre se corresponde, en parte, con un anterior alminar, cuyo coronamiento fue sustituido por un remate barroco de ladrillo. Su planta es cuadrada, con un machón central de base casi cuadrada, en torno al cual se desarrolla la escalera.

Pero esta iglesia sigue en pleno siglo XXI deparándonos agradables sorpresas: las obras de rehabilitación que está efectuando el Consorcio han permitido liberar un flanco del antiguo alminar tapado por las reformas medievales y barrocas, y tal como era previsible han aparecido bellísimos restos visigóticos que completan la cenefa del flanco que da a la plaza. Tras cientos de años ocultos, hoy tenemos el privilegio de volver a verlos:

Toledo Olvidado 2009
Decoración de la época visigoda

Como veis, en la torre figuraba una lápida de homenaje a Francisco de Rojas Zorrilla, bautizado allí:

Plaza homenaje a Francisco de Rojas (Foto antigua)
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