Saturday, June 24, 1995 11:30 AM- 08:30 PM
Reflexiones de Jessica
Ana: Jessica, despierta. Ya puedes abrir los ojos, mirar por la ventana o hacer lo que te apetezca porque hemos llegado. – Me dice. – Te has perdido la oportunidad de averiguar dónde estamos, pero, si no quieres dormir en el garaje, será mejor que te bajes.
Jess: ¿En serio que ya hemos llegado? – Le pregunto contrariada.
Resulta que los amigos de Ana no viven en una gran ciudad ni siquiera en una zona más o menos urbanizada del extrarradio, ¡Viven en medio de ninguna parte! y no es broma. En un chalé con vistas a campo, a un descampado.
Yo he viajado en el coche con los ojos cerrados y cuando éste se detiene y los abro el paisaje que tengo mi alrededor no puede ser menos desolador. ¡Estamos en medio de ninguna parte!
¿Así como pretende Ana que averigue dónde estamos? ¿En qué lugar del planeta se habla español y se construyen casas en mitad de la nada?

No es «<<Alguna parte>>, lugar de vacaciones» porque, además, me toca a mí cargar con mi maleta del coche a mi habitación por todo el chalé, escaleras incluidas, aunque vaya medio dormida y cansada después de un vuelo, que, en realidad, no sé cuánto tiempo ha durado. Salimos del aeropuerto de Philadelphia el viernes a las 06:27 PM y hemos aterrizado esta mañana a las 08:06 AM en ese otro aeropuerto. Además, por lo que parece, yo llevaba el reloj atrasado unas seis horas, aunque no soy consciente de que se me haya parado. Por lo cual, si está roto, habría que llevarlo a arreglar.

¿Planes para esta tarde de sábado?
Sonia: ¿Puedo proponeros un plan para esta tarde? – Pregunta e interviene de manera que yo también me entere. – No sé si estaréis muy cansadas, pero, si os apetece, os acercamos a la ciudad. – Añade y de sus palabras deduzco que son muy medias.
Ana: Gracias, pero me parece que estamos algo cansadas. – Le responde con intención. – Mejor que dediquemos la tarde a relajarnos y dejemos las emociones fuertes para otro día. – Argumenta.
Sonia: Lo decía porque os habéis perdido la fiesta grande por no venir la semana pasada. – Nos dice. – Aún quedarán adornos por las calles. – Le dice. – Los toldos y todo eso. – Añade por si ello nos motivase. – Es mejor verlo en persona que por televisión.
Ana: En otra ocasión. – Le responde. – A mí me hubiera encantado venir a verlo, pero es mala fecha, porque nos pilla a final de curso y hay demasiado nerviosismo en el St. Clare’s. – Le explica. – Hemos tenido que esperar a que se fueran todas para sentirnos libres. – Argumenta. – De todos modos, disponemos de televisión por satélite y acceso a los canales internacionales. – Le aclara con sutileza y sin entrar en más detalles
¿Planes para esta tarde? Pues, dormir que no es poco. Aunque la amiga de Ana haga alusión a que no hace mucho han sido las fiestas grandes de la ciudad. sin especificar qué fiesta ni que ciudad, no sea que hablen de más y a mí se me termine el castigo demasiado pronto, ya que parece que todo el mundo está al corriente de mí castigo, por no haber querido saberlo desde un primer momento. Así tengo las próximas semanas con qué entretenerme, podré hacer el intento de descubrirlo por mi cuenta
Es decir, que «la civilización» no se encuentra demasiado lejos de donde estamos, pero hemos llegado tarde a «nuestra fiesta de bienvenida».
Lo más extraño del domingo pasado fue que Ana se esforzase porque nadie olvidará que el jueves anterior había sido la celebración del Corpus Christi’s Day, que, por no ser día festivo, en la parroquia se celebró el domingo.
(…)
La cuestión es que el domingo, después de misa, Ana y Monica nos dieron permiso para ver la televisión, grabaciones en video de un programa del Canal Internacional, sin sonido porque no se trataba de que escuchásemos, sino que viéramos cómo se celebra el Corpus Christi en otros lugares del mundo
June 23, 1995. 09:AM
Lo más seguro es que la fiesta no fuera para nosotras. No somos tan importantes, aunque impresiona eso de que hayan querido engalanar la ciudad por nosotras. La fiesta ha de ser muy importante, si puede verse por televisión, porque es el argumento que Ana ha dado para rehusar la sugerencia de que vayamos de turismo. Como alternativa podemos hacer turismo por la casa para saber cuál será mi dormitorio durante las próximas dos semanas.
Ana no quiere que lo compartamos. Demasiado tentador eso de poner sus papeles y archivos a mi alcance, aparte que como ella ha venido por trabajo, el hecho de que yo disponga de un dormitorio para mí sola evitará que nos molestemos. a parte que así tengo una excusa para no irme a la cama demasiado pronto.
Porque, además, los amigos de Ana no tienen hijos, de manera que el chalé es lo bastante amplio para los cuatro
Los primos de Ana
Durante nuestra primera comida aquí el tema de conversación no es Daddy, de quién no me parece que los amigos de Ana sepan nada. De quién si saben es de la vida privada de ésta de eso que Ana tiene a bien no comentar en el internado porque se supone que no es asunto nuestro
¿Quién sabía que Ana tiene un par de primos un poco traviesos y alocados?
Al parecer, su amiga sí, Ana no tiene reparo en compartir este tipo de confidencias con ella, en español para que yo no me entere demasiado de lo que hablan, pero con un poco de esfuerzo algo soy capaz de captar de toda la conversación. que no sabré hablar en este idioma, me sobrará vergüenza y vocabulario, pero tengo orejas.
Sonia: ¡Ann, no te he preguntado por tus primos! – Le dice. – ¿Qué tal les va? – Le pregunta intrigada.
¿Yo conozco a los primos de Ana? ¿Han pasado alguna vez por el internado? Ana suele ser muy reservada con todo lo que se refiere a su vida privada. Sabemos que es de Somerville, que ha estudiado en la universidad que se encuentra al otro lado del Mystic River y, que está soltera, sin compromiso y que sus padres aún viven. Pero ¿Y de sus primos?
(Jack, en el parque)
Ayer hubo un chico nuevo en el parque. Me dio la sensación de que no es del barrio porque no recuerdo haberle visto antes. Aun así, tardó, más bien, poco en convencer a los demás para que le permitieran ser capitán de uno de los equipos.
Wednesday, April 21, 1993
(David, puerta del internado)
Se trataba de un matrimonio mayor y de un chico un poco más joven que Ana, pero dudo bastante que se tratase de Daddy. Aunque, si lo que sé de éste es cierto, supongo que debe tener ese aspecto.
Wednesday, April 21, 1993
Ana: Asuntos de mayores. – Me responde. – Confidencias entre amigas.
Poco más puedo decir de sus primos, por el momento. A ese chico nuevo de parque tan solo le vi ese día y no me siguió al internado. Como ya creo que he comentado en alguna parte del blog, a ese matrimonio con ese chico joven, o no tanto, a penas me entretuve a saludarles. Eran una visita para Ana. Como Ana es tan discreta tampoco se molestó en hacer las presentaciones y, en todo caso, a ese matrimonio y a estos dos chicos los olvidé tan pronto como seguí con mi vida de siempre. No está claro que ellos se acuerden de mí cuando volvamos a vernos, aunque claro, a David, al Rev, David Catcher, le resulta mucho más fácil atar cabos.
La piscina
Pero antes que preocuparme por quienes en junio de 1995 son dos completos extraños, prefiero centrarme en mi situacion del momento, por si tengo intención de aburrirme o para que me sienta un poco más motivada a disfrutar de aquellos días, al final de la tarde, cuando empieza anochecer y no hace tanto calor, me convencen para que que vayamos a recorrer la zona y mejore esa primera impresión no muy optimista del lugar. Porque hemos venido desde Medford por asuntos y gestiones de Ana, de esas que se niega a compartir conmigo. De manera que, mientras ella anda por ahí, – ¡Vete tú a saber por donde porque por ahí no hay nada! Yo tendré que hacer algo. Es verano y, dado que por causa del viaje no me pueden llevar a Carson Beach, a la playa, la alternativa es la piscina, donde se espera me encuentre y sociabilice con gente de mi edad, con gente que habla español y a quienes no volveré a ver, una vez que regresemos a Medford.
Es importante que conozca el lugar por si algún día me apetece salir a montar en bicicleta. Los amigos de Ana tienen y parece que no les importará, si tomo alguna prestada. Pero, como siempre, con cuidado de saber dónde me meto y siempre con la certeza de saber encontrar el camino de regreso, porque me encuentro en un lugar completamente desconocido y eso de estar rodeados de campo, la verdad, no invita demasiado a aventurarse

¿Quién vivirá por aquí? ¿Alguien interesante? ¿Peligroso? ¿Cuán lejos está la ciudad, la civilización? Ya intuyo que la ciudad no se encuentra lejos, pero no sé si me llevarán alguna vez. Para ser sincera, a mí lo que me apetece es que regresemos al internado cuando antes. en su defecto, que aprovechemos para buscar pistas que nos ayuden a localizar a Daddy. aunque desde aquí me parece un poco complicado, porque, aunque no estemos solos, haya más chalés, lo que se ve desde la ventana del dormitorio es un campo de olivos y parece que tendré que afinar la vista para intuir si hay algún rastro de civilización más allá de donde me alcanza la vista.
Lo que es seguro es que la playa se encuentra muy lejos. Puede que incluso más que el aeropuerto donde hemos aterrizado, incluso más que Daddy o cualquier posibilidad de que nos crucemos con él por la calle
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