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Introducción
Si en la entrada anterior estábamos en el callejón de San Gines visitando las Cuevas de Hércules (La tradición del candado) en busca de la Mesa de Salomón y de esa puerta que Don Rodrigo quiso abrir, en vez de añadirle un candado, esta vez no nos iremos muy lejos.
Como ya hemos estado por la calle de la Sal, atajáremos por la calle de los Bécquer, para llegar hasta la calle de Santa Justa, aunque, como solemos hacer los toledanos, siempre se puede ir por el camino más largo, llegar hasta la calle de Hombre de Palo, cruzar la plaza de las Cuatro Calles (Que sí, ¡qué son cinco!) e ir por la calle de las Cordonerías. El caso es que de un modo u otro todos acabemos en el mismo sitio y nadie se pierda porque se encuentre con la plaza de Zocodover o la catedral antes que con esta iglesia.
No, no nos hemos perdido, ya sabemos que los hermanos Bécquer tenían su casa en la calle San Ildefonso, (Leyenda de Pasión) cerca de la iglesia de Santa Leocadia, pero, por lo que nos cuentan, esta calle también les gustaba.
El caso es que a la iglesia de Santa Justa y Rufina, si no se viene a misa los días de precepto ni a diario, al menos, que por disfrutar de las procesiones, habría que acudir del domingo de Ramos al domingo de Pascua
Calle de los BÉCQUER

Calle de los Bécquer. Como dijo el poeta, estrecha, torcida y oscura. Conocida tradicionalmente como calle de La Lechuga. Le da nombre la estancia, corta y en una pensión según Julio Porres Martín-Cleto, de los hermanos Bécquer, Gustavo Adolfo y Valeriano, cuando llegaron por primera vez a la ciudad de Toledo en torno a 1857. El cambio de nombre fue impulsado por el amante de la obra de Bécquer y director del Instituto y catedrático de Física y Química, Ventura Reyes y Prósper y con el beneplácito de los vecinos de la calle.

Calle de las CORDONERÍAS

Calle de las Cordonerías, a la espalda de la Iglesia mozárabe de Santa Justa y Rufina, el nombre da pistas sobre el gremio que ocupaba la misma dentro de la Alcaná de #Toledo. Une la pequeña plaza de la Ropería con la casi más pequeña de Las Cuatro Calles, que en realidad son cinco y que se convirtió en tal al derribar dos pequeñas casas en el siglo XVIII, una situada entre las calles Hombre de Palo y Chapinería y otra situada entre la calle Comercio y la que nos ocupa.
Este nombre de origen gremial, es citado al menos desde 1778 y mencionados desde el siglo XIII como Correeros o Correionarios. También fue conocida simultáneamente durante mucho tiempo de forma oficial como calle Alcaná. Desde la elaboración del callejero municipal de 1864 ya siempre ha sido oficialmente calle de las Cordonerías. Fuente: Historia de las calles de Toledo de Julio Porres Martín-Cleto.
Calle de SANTA JUSTA

En esta calle estaba ubicado el Mesón-Fonda-Hotel del Lino del siglo XII al siglo XX, lugar de hospedaje habitual de D. Benito Pérez Galdós en sus estancias en Toledo. En la misma calle está la Iglesia de las Santas Justa y Rufina, una de las llamadas parroquias mozárabes, documentada desde el año 1156. Probablemente hubo una mezquita anteriormente en el mismo lugar.
Iglesia de las Santas Justa y Rufina

Está flanqueada por dos columnas de fuste liso con basamentos altos, rematados por capiteles jónicos y cerrada por un arco trilobulado decorado con ova y dardo. En la parte superior aparecen dos hornacinas con la escultura de las Santas titulares. Toda la composición se cubre con el típico tejaroz toledano.

La iglesia de las Santas Justa y Rufina es una de las denominadas parroquias mozárabes de la ciudad española. Iglesia católica en Rito Hispano-Mozárabe, cuya existencia está acreditada documentalmente desde 1156. No obstante, determinados vestigios materiales revelan la existencia en este lugar de una construcción islámica, que sin duda habría que identificar con una mezquita. Hasta fecha muy reciente, el único testimonio de la existencia de una construcción islámica consistía en un fragmento de arco que, sobre una pilastra visigoda, se hallaba empotrado en la fachada noroeste del templo. La reutilización de una pieza de época anterior, unida a las características del despiece del arco, permiten pensar en una obra islámica fechable en torno al siglo x.
Una vez consagrado el templo al culto cristiano, debió levantarse su ábside, cuyas características formales llevarían a relacionarlo con el de la iglesia del Cristo de la Luz y, por lo tanto, a datarlo con una cronología similar: finales del siglo xii o comienzos del siglo xiii. De esta forma, se insertaría en la primera fase del mudéjar toledano, definida por Gómez-Moreno.
El ábside desarrolla en planta un amplio semicírculo que adopta al exterior una forma poligonal. Consta de dos cuerpos superpuestos, compuestos por arcos de medio punto doblados y por arcos polilobulados que cobijan arcos de herradura apuntados, rematados por un friso de ladrillos dispuestos en esquinilla. El interior es semicircular, con paramentos lisos, realizados en mampostería encintada, y restos de pintura mural.

Su diseño obedece al más puro estilo del mudéjar toledano, constando de un alto zócalo de mampuesto encintado en su parte baja, sobre el que descansan dos hiladas de dobles arquillos ciegos superpuestos, realizados en ladrillo y separados por una fina imposta
Este primer templo cristiano estaba orientado al sureste, desconociéndose su organización. No obstante, debió aprovechar parte de la estructura preexistente y tal vez responda a ello la existencia de un claustro (claustra o cementerio parroquial), adosado a uno de sus laterales, identificable con un posible «sahn» o patio de abluciones.

En ella se puede apreciar los tirantes pareados (en primer término), las alfardas o vigas situadas a ambos lados de la estructura, que convergen en una viga o hilera en la parte superior del tejado. También se aprecia el almizate (al fondo de la imagen), superficie plana formada por los nudillos o vigas horizontales menores, decorado con lacería del ocho. Los paños o lienzos se unen entre sí con limas bordón o vigas únicas.
Las grandes transformaciones del edificio llegaron a partir de 1530, de la mano de Alonso de Covarrubias. Las reformas, acometidas, muy posiblemente a consecuencia de un incendio, modificaron la fisonomía anterior, cambiando la orientación del templo en sentido noreste-suroeste, tal y como se halla en la actualidad, al mismo tiempo que se triplicó el espacio que ocupaba la antigua nave. Las obras continuaron durante esa centuria y la siguiente; entre los trabajos realizados está documentada la ejecución de la techumbre de madera en 1536.
Durante el siglo xvii se realizaron nuevas reformas; entre ellas cabe citar la construcción de dos arcos torales en el crucero de la capilla mayor, las de la portada principal realizadas tras el incendio de 1659 y las llevadas a cabo en la puerta que daba al claustro datadas en el año 1672. En las postrimerías del siglo (1699) se proyecta y lleva a cabo la realización de un nuevo retablo mayor cuyas trazas y diseño fueron realizados por el maestro arquitecto y ensamblador José Ignacio Machín, que fue desmantelado a finales del siglo xviii.
La portada principal se abre en arco rebajado de tres lóbulos, enmarcado por columnas sobre pódium y breve ático. Sobre ella se encuentran sendas hornacinas con las imágenes de las santas, bajo un tejadillo.
El espacio interior se articula en una amplia nave con ábside poligonal al interior y al exterior y tribuna a los pies, cubierta por armadura de madera. A ella se abren capillas de diferentes tamaños y sistema de cubierta fruto de las sucesivas remodelaciones. Tal es el caso de las situadas junto a la cabecera, dispuestas al objeto de configurar un amplio espacio a modo de transepto, si bien, la que merece especial interés es la que corresponde al antiguo ábside mudéjar, anteriormente citado.
En el siglo xviii el templo fue redecorado según el gusto neoclásico; en la actualidad parte de esta decoración ha sido retirada, dejándose ver elementos de las fases constructivas anteriores: la islámica y la cristiana.

La mesa de altar y el retablo son de madera imitando mármol verde con molduras doradas; lo preside un gran cuadro representando a las santas titulares, pintado por Antonio Esteve, sobre 1800, de estilo neoclásico

Es una obra de autor desconocido de la Escuela Toledana del siglo X

Está rematado por dos palmas cruzadas,con un lienzo de la Virgen del Carmen, realizado por Antonio Esteve. Delante sobre la mesa una talla de madera policromada y estofada de una de las santas titulares, posiblemente del siglo XVII, que formaron parte del antiguo altar mayor, incendiado en el último tercio del siglo XVIII.

Es de piedra con decoración de dentículos y una inscripción alrededor en letras capitales; es del siglo XVI y en su interior se encuentra otra mas pequeña, de cerámica de Talavera, de finales del siglo XVIII, con la decoración característica, azul, amarillo y verde sobre fondo blanco.
La Piedad
La espléndida escultura, que representa uno de los momentos más humanos de las solemnidades de la Semana Santa, impresiona profundamente a las personas que la contemplan en su recorrido procesional. Esta impresión, no es solo por la belleza de la talla, ni por lo atractivo de su adorno, radiante de flores y de luces, ni por el momento de la noche primaveral de la mística Imperial Ciudad; es por el dolor, por la angustia que muestra su rostro en el instante de la santa tragedia, de una madre que llora por el hijo muerto, en sus brazos.

Está cubierta por una cúpula barroca sobre pechinas, decoración de óculos y rocalla y linterna con tambor. Posee un retablo barroco del S. XVIII.
Entre octubre del 2008 y marzo del 2009,unos arreglos en la talla de la Virgen que se realizara en el año 1992, nos obligaron a trasladarla al taller del escultor Antonio José Martínez Rodríguez, el autor de Cristo Rey en su entrada triunfal en Jerusalén («la Borriquita»). Tras un estudio de la misma se nos informó que debido a su estado, se hacía muy complicada la satisfactoria recuperación de la misma, por lo que se optó por sustituir esta última por otra nueva, obra del citado imaginero.
Tras seis meses de trabajo, llegó uno de los momentos más esperados por esta Junta Directiva, después de casi dieciséis años, la apuesta de esta Hermandad y la confianza depositada en Antonio, teñía nuevo rostro.

En septiembre del año 2011, y siguiendo con la finalidad de cumplir con una obligación, la de cuidar el patrimonio que hemos heredado de nuestros mayores,le tocaba al Stmo. Cristo de las ánimas, yacente que junto a la Stma. Virgen de las Angustias forma el grupo de la Piedad, el traslado al taller del escultor Antonio José Martínez Rodríguez.

La borriquita. Cristo Rey
La procesión de La Borriquita saldrá este domingo a las 18 horas de Santa Justa y Rufina
El sexto domingo de Cuaresma se llama Domingo de Ramos por la bendición de palmas y ramos que precede a la solemne eucaristía del día, y que abren los cultos de la Semana Santa para conmemorar la pasión muerte y resurrección del Hijo de Dios.
(….)
A las 18.00 horas, de la iglesia mozárabe de santas Justa y Rufina, abriendo las procesiones de la Semana Santa toledana, declarada de Interés Turístico Internacional, saldrá en procesión Cristo Rey en su entrada triunfal en Jerusalén, popularmente conocida como «La Borriquita» , que será portada en preciosa carroza por los cofrades de la hermandad de Nuestra Señora de la Angustias, a quien la junta de cofradías y hermandades de la Semana Santa encargo de su veneración y culto.
ABC Toledo 08/04/2017

Tiene cubierta con bóveda gótica del siglo XVI, y en la actualidad acoge la imagen del Cristo Rey entrando triunfante en Jerusalén sobre un asno.
Desde que en 2002 Agustín Granados, ex presidente de la Junta de Presidentes y Hermandades de Toledo, tuviera la idea de añadir a las procesiones de la Semana Santa toledana la efigie de la borriquita, la Hermandad de Nuestra Señora de las Angustias se brindó a hacerse cargo de la imagen y sacarla en procesión el Domingo de Ramos. La imagen saldrá el próximo Domingo de Ramos por la tarde.
ABC Toledo 24/11/2007

La borriquita por primera vez a hombros.
Poco antes de las 18:00 horas de la plaza de Zocodover arrancó el pasacalles de la agrupación musical Villa de Ocaña (Toledo) hacia la iglesia de las Santas Justa y Rufina. Este año había una novedad, por primera vez se dejaban las ruedas y se sacaba el paso a dos hombros.
Mucha expectación había entre los toledanos por ver la nueva forma de procesionar esta imagen. El recorrido se acortó respecto a años anteriores, quizás por la falta de relevos de los cargadores. En lugar de continuar por la calle Alfonso XII este año se giró hacia el callejón de Jesús y María desembocando en la capilla de la Inmaculada (adoración perpetua).
El cortejo transcurrió con total normalidad, gran cantidad de público por todo el recorrido, ya que con el día primaveral que hizo invitaba a estar en la calle.
«La Humildad» y «la Borriquita» protagonistas del Domingo de Ramos toledano 15/4/2019
La imagen vista por su autor.
Así el Cristo aparece con una actitud reflejada en su rostro que puede ser recibida por el fiel como una mirada amorosa, pero en el fondo reflexiva sobre los acontecimientos que están por llegar. Es un Cristo melancólico, intimista, de presagio.
El contacto con el público se mantiene sobre todo a través de esa mano tendida que no bendice si no que se abre hacia el fiel, buscando un contacto, un diálogo. Su postura, algo hierática, para mi es sobre todo donde se refleja la advocación de esta imagen, la majestad del Cristo Rey. El rostro, juvenil, suave anatómicamente, limpio, despejado y nítido, lo humanizan
En cuanto a la talla del burrito, creo que habla por sí sola. Su expresión alegre nos hace pensar que nunca llevó mejor carga. He intentado recrear el tipo de burro zamorano, con su abundante y característico pelaje. La idea de esta escultura fue siempre hacer un animal lo más tierno posible, que contrastase con la melancolía y majestad del Cristo. Era por lo tanto imprescindible tratarlo con seriedad, profundidad y rigor, porque casi siempre se ha tratado como una imagen demasiado secundaria a la que no se le ha prestado la atención suficiente.
Cristo de Misericordia y de la soledad de lo Pobres.

Posee paredes lisas y bóveda de nervaduras del S. XVI. En el frente de la capilla tiene un altar en madera policromada, con pilastras estriadas y capiteles jónicos, presidida por una pintura del Santo. Sobre una peana se encuentra una talla de madera policromada y estofada de San Sebastián. En el centro de la capilla se sitúa el paso procesional con el Cristo de la Caridad del siglo XVI.

Cristo del Descendimiento. – Santa Justa y Rufina

Posee una cúpula sobre pechinas.Tiene decoración de veneras, renacentista y decorada con casetones de flores.
El grupo está formado por imágenes de diversos autores y realizados en diferentes siglos. La imagen del Cristo, así como los santos varones, podrían haber formado parte del conjunto original tallado en el s.XVII, realizado por algún escultor de la escuela castellana. El resto de las imágenes son posteriores, aunque se desconoce también el autor y la fecha de su origen. Poco se conoce sobre este grupo, pero existen diversos testimonios que nos hablan de este paso en la procesión del Viernes Santo en el siglo XIX, desde una crónica del poeta Gustavo Adolfo Bécquer en 1869, a una fotografía en 1897. El grupo se venera en una de las capillas laterales de la parroquia mozárabe de santa Justa y Rufina.

Nuestra Señora de la Soledad
Esta iglesia alberga la imagen de Nuestra Señora de la Soledad que sale a las 23 h del Viernes de Dolores de la Semana de Toledo. Declarada Fiesta de Interés Turístico Internacional.
Imagen titular de una antigua cofradía que recibía el título de Esclavitud de Nuestra Señora de la Soledad, cuyas primeras constituciones datan de 1644, fundándose en el antiguo convento de la Merced. En 1660 la hermandad se traslada a la parroquia mozárabe de Santa Justa y Rufina por diferencias con los religiosos mercedarios. Una de las características más identificativas de esta hermandad es la escuadra de Armados que acompañan al Santo Sepulcro y a la Virgen en su procesión del Viernes Santo, armaduras que datan de 1686. La actual imagen sustituye a una anterior perdida en un incendio ocurrido en la iglesia de Santa Justa y Rufina en 1873. Actualmente, la imagen recibe culto en esta iglesia, en un altar lateral. La imagen desfila en dos ocasiones: el Viernes de Dolores y el Viernes Santo en la procesión del Santo Entierro donde se integran varias cofradías. Sus cofrades visten túnica y capa de marfil con fajín negro, vistiendo las damas traje y mantilla negra.

Web de referencia
- LAS CALLES DEL CASCO HISTÓRICO DE TOLEDO. MICROHISTORIAS
- Wikipedia Iglesia de las Santas Justa y Rufina
- Cultura Castilla La Mancha Iglesia de Santa Justa y Rufina
- La imagen vista por su autor. borriquita
- jesusario.blogspot.com/2014/08/nuestra-senora-de-la-soledad
- angustiastoledo.org/imagenes_Angustias
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