Lista de lo visitado hasta ahora: (ver lista en página aparte)
Introducción
Cuando uno viene a la catedral ha de mirar en todas direcciones porque en cualquier rincón te puedes encontrar una sorpresa. Por lo cual, antes de seguir visitando las capillas conviene que nos dediquemos sencillamente a dar vueltas por las naves de la catedral, a perdernos por este bosque de columnas y que ello nos sirva para ubicarnos, que no confundamos la nave del Evangelio, con la nave de la Epístola, ni la nave del crucero con la doble girola.
Si no nos apetece ver columnas siempre podemos dedicarnos a buscar y contar capelos o buscar otras curiosidades por encima de nuestros ojos
Los capelos cardenalicios de la Catedral…
Suspendidos de las bóvedas de la catedral de Toledo, sujetos del techo con un cordón rojo, podemos observar unos sombreros también rojos.
Estos sombreros se llaman “Capelos Cardenalicios”. Bajo ellos se encuentran las tumbas o fosas de los cardenales a los que pertenecieron. El nombre procede del italiano “cappello” y fueron impuestos por el Papa Inocencio IV en el año 1425. Aunque los hay en muchas catedrales, se dice que los que hay en la de Toledo son los originales.

Tumba del cardenal Gil Carrillo de Albornoz,
A modo de leyenda, la tradición cuenta que el capelo permanece suspendido hasta que el cardenal entra definitivamente en el cielo. De esta forma se quería simbolizar, que por mucho reconocimiento y dogma que dejes en la tierra, ésta siempre es pasajera.
Cuentan las malas lenguas toledanas que sólo cuando estos peculiares sombreros caigan al suelo sobre la tumba, las almas de estos cardenales pasarán del purgatorio al cielo. No parece que los habitantes de Toledo tuvieran muy claro el comportamiento ejemplar de estos poderosos eclesiásticos.
Como curiosidad comentar que aquí también se encuentra el sombrero de Gil Albornoz, que fue el cardenal que fundó en Bolonia el colegio español. El apodo de “bolos”, con el que se conoce actualmente a los toledanos, procede de esta circunstancia, pues cuando los estudiantes toledanos volvían de vacaciones, los propios habitantes de Toledo se referían a estos estudiantes como “los bolos”.
Acceso por la puerta Llana
Lo primero que sorprende al acceder a la Catedral de Toledo es la enormidad del espacio. “La Giganta” la denominó Blasco Ibáñez.
Acabamos de atravesar la Puerta Llana. Es la única puerta de la Catedral que se encuentra a nivel de la calle. El resto tienen diversos escalones, debido al desnivel del terreno en el que se encuentra edificada. Incluso para salir al claustro hay que subir escalones. Esta puerta sustituyó en 1800 (estilo neoclásico) a un postigo llamado de los Carretones, pues servía para el paso de estos vehículos cuando se hacían obras en el interior.
Por esta puerta salen (o entran) las principales procesiones de la ciudad, incluyendo la procesión del Corpus Christi, con la Custodia catedralicia como pieza esencial de la misma.
“Arriba, las vidrieras de colores de los centenares de ventanas que, escalonándose, dan luz a las cinco naves, brillaban con la luz del amanecer. Eran como flores mágicas que se abrían a los primeros resplandores del día. Abajo, entre las enormes pilastras que formaban un bosque de piedra, reinaba la obscuridad, rasgada a trechos por las manchas rojas y vacilantes de las lámparas que ardían en las capillas haciendo temblar las sombras.”
Blasco Ibáñez, Vicente. La Catedral.
Naves de la catedral
La estructura del edificio tiene gran influencia del mejor gótico francés del siglo xiii aunque adaptado al gusto español. Mide 120 m de longitud por 59 m de ancho. Consta de cinco naves más crucero y doble girola. Las naves externas presentan una anomalía extraña al ser algo más anchas que las otras dos. La parte más antigua del templo es la cabecera que mantiene en su arquitectura los triforios originales que se extendían a lo largo de las naves de donde fueron suprimidos en una de tantas reformas y evoluciones que sufrió la catedral. Todavía en época del gótico, estos triforios fueron sustituidos por los grandes ventanales-vidrieras. Los que se conservan de la cabecera son de influencia mudéjar. El más bajo está compuesto de arcos apuntados y el alto presenta una bóveda de crucería. No se sabe si estos temas mudéjares existían en la anterior mezquita y fueron copiados como recuerdo o bien se añadieron en una de las mejoras y enriquecimiento de la fábrica, como algo original y de buen gusto.
En la cabecera se encuentra la girola que es doble como corresponde a una planta de cinco naves. Esta doble girola es de proporciones grandiosas y está enriquecida por elementos arquitectónicos y por un original abovedamiento.

Los tramos de la girola correspondientes a las distintas capillas se solucionaron con plantas alternativas de rectángulos y triángulos, lo que hizo que cada capilla fuera de distinto tamaño, más grandes las rectangulares y más pequeñas las triangulares. Esta manera de distribuir la cabecera puede verse en las catedrales francesas de Notre Dame en París, Bourges y Le Mans, siendo esta última la más parecida aunque las tres son más esbeltas en conjunto que la española. Las distintas reformas que se hicieron a través del tiempo alteraron la disposición de algunas de las capillas; en algún caso se reconstruyó una sola capilla en un espacio de tres.

Las bóvedas de las naves son cuatripartitas excepto en el crucero y capilla mayor en que se refuerzan con tercelete.
Las cinco naves (en lugar de las tres que son más habituales) que dispone la catedral de Toledo son de altura escalonada, permitiendo la apertura de ventanales en la parte alta de la central y las colaterales más próximas. Los pilares de separación de naves son cilíndricos con ocho semicolumnas adosadas con el fin de recoger los arcos fajones, perpiaños y cruceros. Las bóvedas de dichas naves y del transepto son de crucería cuatripartita, y las del presbiterio y del crucero de terceletes. Aunque en la girola y el transepto se respetaron los tres pisos de alzado del gótico clásico francés -arcos, triforio y claristorio- a partir del cuerpo principal de las naves, se suprimió el triforio, probablemente para agrandar los enormes ventanales del claristorio.
El edificio consta de una planta de salón, con cinco naves, sostenida por 88 columnas y 72 bóvedas, crucero que no sobresale en planta, girola, capillas laterales y claustro. Mide 120 metros de longitud x 56 de ancho y una altura de 44,50 metros en la nave central, como altura máxima interior. Tiene 88 pilares fasciculados (40 de ellos adosados al muro) y 72 bóvedas. Dispone de más de 750 ventanales con vidrieras de los S. XIV, XV y XVI. Las naves son de distinta amplitud y altura.
Las naves laterales se prolongan por detrás de la Capilla Mayor rodeando el presbiterio y creando una girola con un doble pasillo semicircular. Su primer arquitecto fue el maestro Martín, de origen francés, a quien se deben las trazas de la planta y los comienzos de la obra en la cabecera del templo. En el siglo XIV se cerraron las naves laterales, y se construyó el claustro bajo con sus dependencias. En 1493 se cerró la última bóveda, dándose por concluida esta magna construcción. En el siglo XVI se construyó el retablo, la parte alta del coro y las rejas, se cerraron todas las vidrieras y se realizaron diversas modificaciones de planta.


Están colocadas en niveles superpuestos y las más antiguas datan del S. XIV, mientras que las últimas reposiciones son del S. XVIII. En ellas intervinieron, entre otros, los maestros vidrieros: Jacobo Dolfín, Pedro Bonifacio, Cristóbal el Maestre, Pedro el alemán, Vasco de Troya y Juan de la Cuesta. La más antiguas están ubicadas en el rosetón del crucero norte (Puerta del Reloj), en la girola y en la Capilla Mayor








Es de proporciones monumentales destacando su original abovedamiento. Combina bóvedas triangulares con rectangulares. Tiene dos triforios, el inferior compuesto por arcos lobulados y el superior por arcos mudéjares entrecruzados.
El triforio es un elemento arquitectónico también característico de las iglesias de peregrinación y hace referencia a una serie de ventanas ornamentales, divididas por medio de maineles o parteluz, que están ubicadas en el grueso de los muros de la nave central, sobre las naves laterales.
Si miramos hacia arriba, en uno de los pilares cercanos a la puerta del reloj observaremos un enorme cuerno o colmillo de elefante sujeto por una cadena. Según la tradición, también podría pertenecer a uno de los bueyes que transportó las primeras piedras para levantar el templo y que cayó muerto a causa del esfuerzo realizado. No muy lejos de aquí, en otras columnas, se encuentran sepultados varios restos humanos, no al pie como otras muchas tumbas que observamos, sino en el cuerpo mismo de las pilastras, a media altura.



Capelos Cardenalicios
La Reina Isabel la Católica tuvo un pequeño palacio en el interior de la Catedral de Toledo

Web de referencia
Catedral de Toledo | Portal de Cultura de Castilla-La Mancha (castillalamancha.es)
Catedral de Toledo – Wikipedia, la enciclopedia libre
Catedral de Toledo, nave central | Las cinco naves (en lugar… | Flickr
De la Basílica a la Catedral Gótica. ✏️ Diarios de Viajes de Francia ✈️ Los Viajeros
La girola de la Catedral de Toledo – CamaltecPress
DESCUBRE TOLEDO: UN CUERNO, UN BALCÓN Y SOMBREROS EN LA CATEDRAL DE TOLEDO.
ARTICULOS RELIGIOSOS.: CATEDRAL DE TOLEDO. (nuevotestamentojohnpmeier.blogspot.com)
Debe estar conectado para enviar un comentario.