La peana de la Custodia

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Introducción

Antes de pensar en irnos con la curiosidad a otra parte, dado que uno de los atractivos de la catedral es la Custodia procesional, nos acercamos a verla de nuevo para fijar nuestra atención en la peana. Aprovecharemos que aún faltan algunos meses hasta la próxima procesión del Corpus Christi. Regresamos a la Sala del Tesoro.

Por si a alguien se le ha olvidado, se encuentra a los pies de la catedral, bajo la torre.

Puerta de la Sala del Tesoro

La Custodia procesional

En la capilla de la torre, o del tesoro, bajo la torre de la Catedral de Toledo y tras acceder por una puerta plateresca con las esculturas del “Domine, quo vadis?”, accedemos al recinto que contiene la Custodia catedralicia.

En realidad son dos. En la parte central hay un ostensorio o custodia de mano, de pequeño tamaño y de estilo gótico, mandada labrar por la Reina Católica a finales del XV a un joyero catalán, Almerique, quien utilizó 17 kilos del primer oro traído de América por Cristóbal Colón, además de pedrería y diversas figuras esmaltadas. El canónigo toledano Alvez Pérez de Montemayor, por orden del Cardenal Cisneros, compró esta pequeña custodia en la testamentaría de Isabel la Católica en «ciento treinta y cuatro mil ochocientos dieciséis maravedises», regalándosela a la Catedral en 1505.

Como corto se le quedaba esta custodia a Cisneros, éste encargó al platero Enrique de Arfe (Heinrich von Harff) otra custodia para realzar y alojar a la anterior. Este maestro alemán realizó entre 1514 y 1524 la gran custodia de plata de estilo gótico-flamígero, a cambio de 2767 reales y durante siete años de trabajo, y que hoy observamos transitar por las calles durante las dos jornadas del Corpus Christi. Tan satisfecho quedó el cabildo con la joya que en la Navidad de 1523 entregó un aguinaldo de 2.500 maravedíes a Enrique de Arfe para que “se comprase treinta pares de gallinas”.

En total, hasta quince millones de maravedíes hubo de pagar la Catedral por la custodia (para realizar una equivalencia, decir que con 2000 maravedíes se compraba una vaca, lo que nos da una idea de las cantidades invertidas)

A finales del XVI esta gran custodia fue dorada para igualar en color a la de menor tamaño, insertada en su interior: El contraste entre el blanco de la custodia de Arfe y el oro del ostensorio de Almerique era tan grande que el cardenal Quiroga ordenó a los orfebres Merino y Valdivieso, auxiliados por veinte plateros más, que dorasen toda la obra del maestro de Harff. Como nota curiosa cabe señalar que toda la obra es de oro, plata, perlas y gemas, excepto una esculturita de plomo policromado, colocada por don Julio Pascual en la restauración y montaje de 1939. 

Hoy esta custodia es considerada la más eminente pieza de orfebrería de toda la cristiandad.

El resultado final de esta nueva custodia fue un complicado conjunto de pilastras caladas unidas mediante arquillos con filigranas y agujas para formar un templete con la forma de una torre gótica (que algunos comparan con la torre de la Catedral de Toledo), de dos metros y medio de altura y con más de 200 kilos de peso (exactamente 183 kilos de plata y 18 de oro), conteniendo 260 estatuillas, situadas bajo doseletes o pequeñas bóvedas repujadas. Existe en la catedral de Toledo una réplica de la custodia, en el centro del retablo de la Capilla Mayor, y tallada en madera.

Mide más de tres metros, pesa 370 kilogramos y está considerada como una de las obras maestras del platero alemán Juan de Arfe. Paradigma de la transición de las artes hispanas del Gótico al Renacimiento, acaba de ser restaurada según las instrucciones establecidas en el siglo XVI.

Mide más de tres metros,  pesa 370 kilos, data del siglo XVI y está declarada Bien de Interés Cultural desde el año 1909.

Estudio gemológico

El conjunto de la gran custodia procesional de la Catedral Primada de Toledo presenta singularidades que le otorgan un valor excepcional.  El desmontaje necesario de la pieza ha sido una ocasión extraordinaria para la catalogación y toma de datos de la custodia, lo que permite datarlos y conocer un poco más el patrimonio español. Dos historiadoras han trabajado en ello estudiando todas las piezas, anotando marcas, símbolos, materiales, técnicas constructivas, medidas y peso.

Igualmente se ha realizado una caracterización de todos los materiales que componen las custodias, incluyendo un estudio gemológico de las piedras preciosas que ha permitido  determinar su autenticidad y procedencia. También se han llevado a cabo estudios físicos de dos imágenes de bulto redondo que ha permitido conocer su estructura interna y la  técnica  de ejecución.

La Custodia Procesional es obra del platero alemán Enrique de Arfe que la realizó entre 1515-1523 a iniciativa del cabildo toledano. Es una custodia de asiento en forma de torre escalonada, realizada en plata, parcialmente dorada, adornada de perlas y piedras preciosas que sirve para cobijar otra custodia interior, de mano, que perteneció a la reina Isabel la Católica.

La más pequeña y portátil, propiedad de la reina, es la más antigua. Realizada en oro parcialmente esmaltado, está guarnecida con piedras preciosas y perlas. Fue realizada hacia 1495-99 por un platero de Barcelona llamado Jaume Aimeric,  mide 98cm de altura y pesa 16,9kg.

Se asientan ambas en la Peana de los Ángeles. Estas custodias del conjunto toledano son un ejemplo paradigmático del momento de transición de las artes en el ámbito hispano desde el Gótico al Renacimiento. Responde a las características del gótico flamígero. El modelo arquitectónico del último estilo medieval está presente en la estructura de ambas piezas pero la ornamentación manifiesta el lapso temporal que las separa.

Al igual que las reformas, también sufrió algunos ataques o intentos. Fue salvada de la rapiña de la invasión francesa de 1808, por lo que fue trasladada a Cádiz hasta  la finalización de La Guerra de La Independencia. Las autoridades republicanas de Toledo, en 1936, la desmontaron con el objeto de trasladarla a Madrid, e incluso dejaron constancia en un acta de los nombres de quienes debían llevar a cabo un traslado que nunca se produjo. La Custodia de Arfe fue encontrada despedazada en varios lugares de Toledo, pero desaparecieron más de un centenar de perlas y piedras preciosas con las que había sido adornada a lo largo de los siglos. Las acciones contra obras artísticas son una constante a lo largo de la historia universal. El arte, igual que se crea, es objeto de intentos de destrucción.

Descripción de La Custodia de Toledo

Sobre una base hexagonal se levantan los tres cuerpos, el primero de los cuales tiene una vara de alto. De un plinto calado arranca el zócalo del primer cuerpo. En él resaltan seis pedestales cuadrados y entre ellos, otros tantos magníficos bajorrelieves. . Se asientan en éstos seis pilares integrados por columnillas góticas con multitud de estatuas apoyadas sobre bellísimas repisas cubiertas de doseletes. y de ellas arrancan seis arcos de esbeltos contornos bordados de trenzas y calados..

El cerramiento, caprichoso, bellísimo, remata en una cruz de diamantes de unos quince centímetros, labrada en el año 1600 por el platero Alonso García. La peana fue mandada construir por Luis de Borbón, hijo mayor de Felipe V. Cuatro forzudos angelotes, en corro, sostienen la plataforma en la que descansa la custodia. La hizo el toledano Manuel Bargas, acomodada su obra al dibujo de Narciso Tomé (autor del transparente).

        Se emplearon en ella 18 kilos de oro y 180 de plata. Su altura total es de 2,5 metros y su peso de 17 arrobas, o sea, casi 200 kilos.

  Nota: La Custodia de Toledo, Luis Moreno Nieto. Año 1952

La peana

La exposición de la custodia en la sala del tesoro de la Catedral se realiza sobre una peana de plata y bronce, con cuatro ángeles en las esquinas, realizada por el platero toledano Manuel Bargas a mediados del XVIII, según diseño de Narciso Tomé.

Web de referencia

La Gran Custodia Procesional de Toledo, restaurada

La Custodia de la Catedral de Toledo. Leyendas de Toledo

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