Introducción
Supongo que aún alguien se habrá quedado con hambre, porque, después de las entradas publicadas estos últimos días, puede parecer que he montado un restaurante literario con barra libre o que pretendo escribir un libro de cocina, pero más que dar las recetas o indicaciones del cocinado de los diferentes platos del menú, son las pautas para su degustación, de tal manera queda constancia de que los personajes de la novela, lo que se dice «hambre» no pasan. Cuestión aparte es el coste económico que ello tenga para cada cual y que tal vez por eso les falte un poco de generosidad a la hora de ofrecernos un poquito de estos manjares gastronómicos.
Como ya he reiterado, la comida es un momento de encuentro, de reunir en torno a la mesa a los personajes principales con los secundarios, de crear un ambiente un poco más social y borrar un poco la idea de que tal vez andan solos por el mundo. En esta novela hay gente, hay vida y hay hambre, más a unas horas del día que otras.
En este caso, si se me permite la licencia, sigo con la gastronomía española como ya avisé en su momento. Porque el planteamiento quizá no sea tanto decir que tal día comieron tal cosa y después siguieron con lo que fuera. Se trata de mostrar la contrariedad, la sorpresa de Jessica, hasta cierto punto, su imaginación al dar nombre a esos platos. Pero también la de Daddy cuando ésta le comenta que ese plato que quizá éste considera tan «español», tiene su procedencia en la gastronomía británica, lo que provoca que Jessica se sienta un poco más en su ambiente, aunque ese plato tenga una preparación un tanto diferente, lo que deja a Daddy con cara de tonto cuando pretendía dárselas de listo.

Se trata de sentarse a la mesa y comer, coger la cuchara, el tenedor o un trozo de pan y meterlo en el plato ya sea para empezar a comer o para rebañar y que quede más limpio que después de salir del friegaplatos, porque la comida está para chuparse los dedos y, si se tercia, repetir o pedir un poco más.
Las comidas están presentadas de manera cronológica y cada una de ellas tiene su toque literario en la novela, ese ingrediente de más que hace que encajen en ese día concreto, que, si no hago mención a otros platos, es porque no he sabido encontrarle su relevancia o porque en el momento en el que me senté a escribir esas secuencias de la novela le di más importancia a otras cuestiones y no tanto a lo que hubiera en el plato. En cualquier caso, he aquí los que considero los ejemplos más destacados en cuanto a gastronomía española o a lo que en su momento, ignorante de mí, pensé que lo era.
- Cocido madrileño
- Tortilla francesa con tomate frito
- Paella
- Arroz al horno
- Pastel de carne
- Arroz a la cubana
- Croquetas
Otras posibles comidas
Postre:
Lo que está claro es que todo sabe mejor alrededor de una buena comida, incluso personas que a veces en otros momentos se te pueden atragantar. Siempre que comento pongo mi punto de ironía, a veces mal entendida, espero que esta vez no sea así.
Saludos.
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