Introducción
Esta comida del jueves merece que le hagamos un análisis desde la versión de Manuel, aunque tampoco haya demasiado que añadir con respecto a la de Ana. sin embargo, siempre se puede añadir algún dato más, algo que como tal se haya obviado en la novela y se me pasara por alto a la hora de escribir la versión de Ana e incluso de las correción escritas con posterioridad para mejorar la escena.
La cuestión es que fue con esta secuencia cuando me pareció me pareció una buena idea eso de que fuera durante las comidas cuando el personaje de Manuel se cohibiera un poco menos a la hora de buscar ese acercamiento con Ana y que ésta por su parte se muestre menos dispuesta, resaltando de ese modo la complicidad que tiene con sus amigas al respecto.
Podría decir que es un comportamiento original de la novela, pero partiendo del hecho de que muchas de estas secuencias están basadas en mis propias vivencias, acertado sería decir que hay mucho de verdad en todo ello, al menos en el planteamiento que me llegué a hacer ante tesituras similares.

Responsable de mesa
Por lo que Ana cuenta de cómo su grupo se organizó para atender el desayuno, ella se ocupó de no atender la mesa de Manuel, de no acercarse a éste, aunque la expectativa de éste pudiera ir en ese sentido. Es decir, éste fue un grupo bien organizado que pretendía sentar las bases de los demás, aunque entonces el desayuno fuera para todos a la vez, con dos encargados en cada mesa.
La organización del grupo de Manuel parece un poco más caótica, porque los de este grupo han de comer una vez que los demás hayan terminado, se supone que para evitarles la incomodidad de tener que levantarse cada dos por tres, que la comida requiere un poco más de atención por su parte.
Es decir que en medio de este pequeño caos, de esa libertad, Manuel se encuentra sin impedimentos para decidir de qué mesa ocuparse, donde fijar su atención y disposición de servicio. De las palabras de Ana se deduce que le pone en ello todo el empeño e interés, que cualquier excusa y justificación de sirve para acercarse en busca de esa sonrisa, ese cruce de miradas que nunca se llega a encontrar.
Si tú me miras

Si en la iglesia me había dado la espalda, durante la comida no me perdió de vista. Dejó claro que mantenía las distancias conmigo. Sin embargo, no evitó que fuera yo quien sirviera en su mesa, pero en ningún momento me prestó atención; sus compañeros de mesa la distraían con la conversación, cuando no era ella quien sacaba el tema y conseguía que sus miradas no fueran hacia mí
Manuel. Silencio en tus labios 17 de abril 2003
Por lo que cuenta en la versión de Ana, lo que puede dar a entender que ambas novelas se llegan a contradecir. Manuel no llega a ser consciente de que Ana le observa por el rabillo del ojo cuando éste no se da cuenta. Sin embargo, por lo que éste da a entender, es consciente de esas miradas, de ese juego desde el primer momento, aunque también se percata de que Ana disimula, se hace la distraída.
Manuel no parece tomarse a mal esta aparente frialdad o indiferencia por parte de Ana, atribuible al hecho de estar estar viviendo la Pascua, con esa mentalidad de estar centrada en lo importante y habiendo dejado las distracciones a un lado, que como ésta había tenido ocasión de comentarle el día anterior, iba a disponer de poco tiempo para distracciones y querría centrarse.
Por lo que parece dar a entender Manuel no parece sentir ninguna frustración ni impotencia al no ver cumplidos sus anhelos, parece, mas bien, que se conforma con la oportunidad de estar en la convivencia y adoptar esta actitud de servicio de la que Ana sea la principal testigo y beneficiada. Es más, incluso podría argumentar que pretende sumar puntos a esa impresión y opinión no muy favorable que ésta se puede haber formado de él y tanto le ha recalcado.
La sobremesa
Manuel no hace ninguna alusión a que sea el grupo de Ana el que se encargue de recoger el comedor ni al hecho de que se hayan de esperar a que su grupo haya acabado. Se entiende que. como hay tres mesas, se pueden dedicar a las otras dos mientras tanto.
No parece darle la misma importancia que Ana a este momento. Él, más bien, se muestra indiferente, resignado al desarrollo de los acontecimientos, aunque no vaya a desistir ni a reprimirse, pero tampoco se pondrá en evidencia delante de los demás. Ahora prefiere no molestar.

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